Este año quiere mostrarnos que Jesus, efectivamente, nace en las
periferias. Un rancho de naylon y chapas de cartón, como los que crecen a
orillas de nuestras lagunas, es el lugar señalado por la estrella. La
luz de Dios atraviesa la pobreza humana para indicarnos que allí vuelve a
nacer el Niño Jesus. Y gracias a esa presencia descubrimos que toda
vida es de infinito valor. (Mañana a las 20 horas bendición del Pesebre)