MEMORIA OBLIGATORIA LITÚRGICA DE SAN LUIS ORIONE PARA LA IGLESIA EN EL PAÍS La 109ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) en la casa de ejercicios
El Cenáculo-La Montonera, situada en la ciudad de Pilar, enmarcada y
como Símbolo de la relación especial entre Don Orione y Argentina, con
un decreto hizo obligatoria la memoria litúrgica de San Luis Orione para
la Iglesia en el país.
Roma,
(Zenit.org)
H. Sergio Mora
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La 109ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) inició este martes en la casa de ejercicios El Cenáculo-La Montonera,
situada en la ciudad de Pilar, con una misa presidida por el arzobispo
de Santa Fe y presidente de la CEA, monseñor José María Arancedo. Allí pidió orientar la justicia a la reconciliación para abrir el
camino hacia "la concordia, la fraternidad y la amistad social, tan
necesarias en la vida y el futuro de toda comunidad", y propuso que el
Año Santo de la Misericordia convocado por el papa Francisco, sea un
tiempo propicio para "despertar la conciencia a veces aletargada ante el
drama de la pobreza, del pobre, del que sufre". "Es un desafío -añadió- para entrar más de lleno en el corazón social
del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la
misericordia divina, los preferidos del Señor. Tenemos que vivir esta
verdad del evangelio con la libertad y la exigencia de una palabra, que
nace en el amor de Dios y busca el bien integral del hombre". En el segundo día, algunos miembros de la Comisión Episcopal de
Ministerios han presentado el tema de la Formación en los Seminarios. Y
también las nuevas Líneas Pastorales que llevará a cabo el episcopado
argentino, durante el presente período. Así como en el bicentenario del
2016 la invitación a los fieles para pasar a ser simples ciudadanos a
ciudadanos responsables. En el marco de las actividades que la CEA desarrollará hasta el
sábado, cuando concluye la plenaria, los participantes visitarán en la
localidad de Claypole, el Pequeño Cottolengo de Don Orione,
iniciativa que el santo ideó personalmente durante su estadía en
Argentina, entre 1934 y 1937, y que este año coincide con la colocación
de la primera piedra. Además, con motivo de los 75 años de la muerte del santo italiano,
los obispos argentinos celebrarán una misa en el santuario donde se
conserva la reliquia de su corazón. Símbolo de la relación especial entre Don Orione y Argentina, es la
imagen puesta en su honor en la basílica de Luján, el principal
santuario mariano del país, con la inscripción “Padre de los pobres y
benefactor de la humanidad adolorada y abandonada”, indicó la oficina de
prensa de la Obra de Don Orione en un comunicado enviado a ZENIT. La
Conferencia Episcopal Argentina con un decreto hizo obligatoria la
memoria litúrgica de San Luis Orione para la Iglesia en el país. (RLG)
Homilía del Papa Francisco sobre el trabajo “Quien trabaja es digno, tiene una dignidad especial, una dignidad de persona”, el Papa Francisco en su homilía
En las sociedades actuales se ven más los balances de las empresas y el
beneficio que la dignidad del trabajo. Es la reflexión que el Papa
Francisco ofreció la mañana del 1 de mayo en el curso de la santa misa
que celebró en la capilla de la Casa de Santa Marta. En el día en que la
Iglesia celebraba a San José Obrero, el Pontífice precisó que el
recuerdo de esta dimensión del padre adoptivo de Cristo nos remite a
“Dios trabajador” y a “Jesús trabajador”, que ha trabajado en el taller
de San José, pero también “hasta la Cruz”. “Quien trabaja es digno,
tiene una dignidad especial, una dignidad de persona”: insistió el Papa,
pensando en cuantos hoy, frecuentemente, no “tienen la posibilidad de
trabajar, de estar unidos por la dignidad del trabajo”. Por tanto, no se
puede definir “justa”, una sociedad en la que tantos no logran
encontrar una ocupación y tantos están obligados a trabajar como
esclavos. En el pensamiento de Francisco encontró inmediatamente
lugar la tragedia de Bangladesh, donde la semana pasada más de
cuatrocientas personas perdieron la vida en el derrumbe de una fábrica:
hombres y mujeres que percibían 38 euros por un mes de trabajo. “Las
personas son menos importantes que las cosas que producen ganancia a
los que tienen el poder político, social, económico. ¿A qué punto hemos
llegado? Al punto de que no somos conscientes de esta dignidad de la
persona; esta dignidad del trabajo. Pero hoy la figura de San José, de
Jesús, de Dios que trabajan – es éste nuestro modelo – nos enseñan el
camino para ir hacia la dignidad”.Al celebrar por la mañana del
miércoles 1° de mayo la santa misa en la capilla de la Casa de Santa el
Papa recordó en su homilía, en el día en que se celebraba la memoria de
San José Obrero y la fiesta de los trabajadores, que la sociedad no es
justa si no ofrece a todos un trabajo o explota a los trabajadores
Asistieron a esta celebración algunos menores y muchachas madres,
huéspedes del Centro de solidaridad “El Puente”, nacido en la ciudad
italiana de Civitavecchia en 1979, acompañados por el presidente de la
Asociación, el Padre Egidio Smacchia. El Papa comenzó recordando que
en la liturgia del día el Evangelio se refiere a Jesús como al “hijo
del carpintero”. José era un trabajador y Jesús aprendió a trabajar con
él. De hecho, en la primera lectura se lee que Dios trabaja para crear
el mundo, y este “icono de Dios trabajador”, afirmó el Obispo de Roma,
nos dice que el trabajo es algo más que ganarse el pan”: “¡El
trabajo nos da la dignidad! Quien trabaja es digno, tiene una dignidad
especial, una dignidad de persona: el hombre y la mujer que trabajan son
dignos. En cambio, los que no trabajan no tienen esta dignidad. Pero
tantos son aquellos que quieren trabajar y no pueden. Esto es un peso
para nuestra conciencia, porque cuando la sociedad está organizada de
tal modo, que no todos tienen la posibilidad de trabajar, de estar
unidos por la dignidad del trabajo, esa sociedad no va bien: ¡no es
justa! Va contra el mismo Dios, que ha querido que nuestra dignidad
comience desde aquí”. “La dignidad – prosiguió diciendo el Papa –
no nos la da el poder, el dinero, la cultura, ¡no! ¡La dignidad nos la
da el trabajo!”. Y un trabajo digno, porque hoy “tantos sistemas
sociales, políticos y económicos han hecho una elección que significa
explotar a la persona”: “No pagar lo justo, no dar trabajo, porque
sólo se ven los balances, los balances de la empresa; sólo se ve cuánto
puedo provecho puedo sacar. ¡Esto va contra Dios! Cuántas veces – tantas
veces – hemos leído en ‘L’Osservatore Romano’… Un título que me ha
llamado tanto la atención el día de la tragedia en Bangladesh, ‘Vivir
con 38 euros al mes’: era el sueldo de estas personas que murieron… ¡Y
esto se llama ‘trabajo de esclavo!’. Y hoy en el mundo está esta
esclavitud que se hace con lo más bello que Dios ha dado al hombre: la
capacidad de crear, de trabajar, de hacer su propia dignidad. Cuántos
hermanos y hermanas en el mundo están en esta situación por culpa de
actitudes económicas, sociales, políticas, etc.…”. Asimismo en su
homilía el Papa citó a un rabino del Medio Evo que relataba a su
comunidad judía la vicisitud de la Torre de Babel: entonces los
ladrillos eran sumamente preciosos: “Cuando un ladrillo, por error,
caía, era un problema tremendo, un escándalo: ‘¡Pero mira lo que
hiciste!’. Pero si uno de aquellos que construían la torre caía:
‘Requiescat in pace!’ y o dejaban tranquilo… Era más importante el
ladrillo que la persona. Esto contaba aquel rabino medieval ¡y esto
sucede ahora! Las personas son menos importantes que las cosas que
producen beneficio a los que tienen el poder político, social,
económico. ¿A este punto hemos llegado? Al punto de que no somos
conscientes de esta dignidad de la persona; esta dignidad del trabajo.
Pero hoy la figura de San José, de Jesús, de Dios que trabajan – es este
nuestro modelo – nos enseñan el camino para ir hacia la dignidad”.
Hoy – observó el Papa Francisco – no podemos decir más lo que decía San
Pablo: “Quien no quiere trabajar, que no coma”, sino que debemos decir:
“Quien no trabaja, ¡ha perdido la dignidad!”, porque “no encuentra la
posibilidad de trabajar”. Es más: “¡La sociedad ha despojado a esta
persona de su dignidad!”. Hoy – añadió el Pontífice – nos hace bien
volver a escuchar “la voz de Dios, cuando se dirigía a Caín diciéndole:
“Caín, ¿dónde está tu hermano?”. Hoy, en cambio, oímos esta voz: “¿Dónde
está tu hermano que no tiene trabajo? ¿Dónde está tu hermano que está
bajo un trabajo de esclavo?”. El Papa concluyó invitando: “Oremos,
oremos por todos estos hermanos y hermanas que están en esta situación.
Así sea”. (María Fernanda Bernasconi – Radio Vaticana)