lunes, 1 de abril de 2019

ESPIRITU DE POBREZA Y SOBRIEDAD, PAPA FRANCISCO Y DON ORIONE (tercera parte)




ESPÍRITU DE LA POBREZA Y LA SOBRIEDAD DE LA VIDA
Papa Francisco
"Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos" "Las riquezas no te aseguran nada...
De hecho, cuando el corazón se siente rico, está tan satisfecho consigo mismo que no tiene espacio para que la Palabra de Dios, para amar a los hermanos ni para gozar de las cosas más grandes de la vida "(68).
¿Qué nos pedirá el Señor?
"Cuando me encuentro con una persona durmiendo a la intemperie, en una noche fría, puedo sentir que este bulto es un imprevisto que me interrumpe, un delincuente ocioso... un problema que los políticos deben resolver ... O puedo reaccionar desde la fe y de la caridad y reconocer en él a un ser humano con mi misma dignidad, a una creatura infinitamente amada por el Padre,a una imagen de Dios, Un hermano redimido por Cristo. ¡Esto es ser cristiano! "(98).
LUS ORIONE
-La Gracia de nacer pobre.
Entre las gracias que el Señor me dio, tuve la de nacer pobre. Mis padres siempre han trabajado para comer. Nunca nos faltó el pan: pero la polenta se hacía una vez al día; y, en invierno, había polenta en la leche (discurso de 21-I 1938)
- Tiempos heroicos Esos tiempos fueron verdaderamente heroicos, tiempos de hambre y pobreza extrema; tanto así que los muchachos del oratorio trajeron unos trozos de pan para alimentar al pobre clérigo. Entonces la vida del corazón fue llama, y ​​fueron días grandiosos, días de hambre, días de fe, y fe fue la llama de la caridad y el amor de Dios (del discurso 14 - X - 1939).
- Esa pobre vieja campesina de mi madre se levantaba a las tres de la mañana y se iba a trabajar, y siempre parecía un huso de ir y venir, y siempre lo hacía y trabajaba: era una mujer y, con sus hijos, sabía cómo hacerlo también como hombre. , porque nuestro padre estaba fuera, trabajando en  Monferrato: golpeaba la hoz para cortar leña, y la afilaba, sin llevarla al afilador de cuchillos; Hacía el lienzo con cáñamo hilado de; ¡Y mis hermanos compartieron tantas sábanas, tanta ropa hermosa, mi pobre madre!
 Tenía contado hasta los cuchillos rotos…. No corría a comprar, si realmente no podía evitarlo; y, cuando ella murió, todavía le pusimos su vestido de novia, después de cincuenta y un años de matrimonio: lo había pintado en negro, y aún se veía bien, ¡y aún era su vestido más hermoso!