En actitud de salida La Iglesia es en salida o no es Iglesia, y está "llamada a ser siempre
la casa abierta del Padre". De modo que, si alguien quiere seguir una
moción del Espíritu y se acerca buscando a Dios, "no se encontrará con
la frialdad de unas puertas cerradas”. Catequesis del Papa
a. Una dinámica vital
“En salida”: esta expresión,
típicamente bergogliana,6 no hace más que ubicarnos en la dinámica con la que
nació la Iglesia. Bien sabemos que Jesús, en los Evangelios sinópticos, mandó a
sus apóstoles
(Lc 9, 1-6; Mt 10, 1 ss.; Mc
6, 7-13) y a sus discípulos (Lc 10, 1-12)
a anunciar el Reino. Luego de
los acontecimientos de la Pascua, les confió la misión universal, que desde
Jerusalén se fue desplegando de una forma llamativa, por la acción del Espíritu
(cf. Hech 6—28). Así, por voluntad del mismo Jesús, la Iglesia surgió como una
convocación (ecclesia) para salir a anunciar el Reino, para abrirse a la
aventura misionera.
El apóstol Pedro, luego de
Pentecostés, comienza su misión proclamando con fuerza el anuncio fundamental
del Evangelio (kerygma) por la región de la Palestina. Pablo, por su parte,
consumió todas sus energías en la propagación del Evangelio, pues esa era su
vocación más honda: “¡Ay de mí si no predicara el Evangelio!” (1 Cor 9, 16). La
sintonía entre el gran misionero del Nuevo Testamento y Don Orione,
sintieron fuertemente la moción del Espíritu para salir a la misión, estando
presente en realidades de avanzada, poniendo así a la Vida Religiosa “en
primera línea”. 9 La misericordia ha sido el motor que llevó a numerosos
fundadores a incursionar con notable audacia (propia de los santos) en los
nuevos ámbitos de la caridad social. Entre ellos, el Papa Benedicto XVI ha destacado
a Don Orione, quien se ha puesto en salida para llevar la luz del amor divino a
nuestra historia. A la luz de toda esa evolución de la Vida Religiosa que de
modo muy sintético hemos mencionado, se comprende que el Papa Francisco destaque
el “profetismo” como el rasgo esencial de los religiosos y consagrados en
nuestros días.
La Pequeña Obra de la Divina
Providencia también nació con ese dinamismo ad extra, por ese intenso deseo de
Don Orione para llegar con su caridad a todas las personas. De aquí que en
muchos de sus escritos (como primera frase o en el desarrollo de los mismos)
aparezcasu otro lema “¡Almas, almas!”. Las fuentes nos demuestran que nuestra familia
religiosa nació en esa sana tensión a salir, pues se sentía llamada a comunicar
la misericordia divina de la que había sido destinatario el santo fundador.
Qué gran ideal es para un Hijo
de la Divina Providencia subir al altar, consagrarse a la Virgen Santísima y a
la Iglesia y a la Congregación y luego visitar la familia para despedirse y
embarcarse
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