El 26 de agosto de 1978, Albino Luciani Patriarca de Venecia, fue elegido Papa. Fue una sorpresa para muchos. No para Don Diego Lorenzi, Orionino, su secretario personal, quien antes del cónclave dijo: "Si escogen el más santo, es mío". Asumió con el nombre de Juan Pablo I. Su pontificado duró 33 días, "el espacio de una sonrisa".
En Italia es recordado con los apelativos de "Il Papa del Sorriso" (El papa de la sonrisa) e "Il Sorriso di Dio" (La sonrisa de Dios). La revista Time y otras publicaciones se refirieron a él como "The September Pope" (El papa de septiembre).
En Canale d'Agordo (Belluno), lugar de nacimiento de Juan Pablo I, el evento se celebra con una celebración solemne, este año presidida por Card. Pietro Parolin, Secretario de Estado, Veneto como Papa Luciani. Para la ocasión, se inaugurará el nuevo Museo "Albino Luciani" (Musal), ubicado en un antiguo palacio junto a la iglesia.
Dame, oh, Señor, una buena digestión
y también algo para digerir.
Dame la salud del cuerpo
y el buen humor para conservarla.
Dame, Señor, un alma santa,
que haga tesoro de lo que es bueno y puro
y no se asuste del pecado.
Dame un alma que no conozca el aburrimiento,
los suspiros y los lamentos
y no permitas que mi yo sofoque en mí
el amor y la amistad.
Dame, Señor, el sentido del ridículo
y el espíritu del humorista
y la capacidad de hacer reír beatamente a la gente.
Concédeme la gracia de saber aceptar la broma
y haz que conozca la alegría
y haga partícipes de ella también a los otros.
Amén
EL 26 DE AGOSTO DE 1978, FUE ELECTO PAPA, ALBINO LUCIANI PATRIARCA DE VENECIA. FUE UNA SORPRESA PARA MUCHOS..... TOMO EL NOMBRE DE JUAN PABLO I. SU PONTIFICADO DURÓ 33 DÍAS. "EL PAPA DE LA SONRISA" SONRISA HUMILDE, SABIA, SERENA, SUFRIDA DE JUAN PABLO I. más o menos con estas palabras cuenta Don Flavio Peloso.
Albino Luciani, en los momentos libres de la cura pastoral, era un humorista nato. Su risa empujaba a la alegría, era liberadora, tranquilizaba los espíritus, abría los ánimos a la confidencia. Revelaba una sobreabundancia de alegría y de esperanza, no obstante las heridas del alma que no le faltaban. Era un hombre rico de sentimiento, de espíritu poético y de humorismo. En ciertas ocasiones, sabía sacar fuera al niño al que le gustaba bromear. Saberse tomar el pelo, decía, hace bien al espíritu; nos hace estar humildes, nos revela lo que somos. El humorismo del cristiano es alegría del corazón; es el sentido de nuestra pequeñez; es un mirarse al espejo y reírse de sí mismo. El teólogo Karl Rahner aconsejaba a sus discípulos que se dejaran llevar por la risa, que es liberación, alegría de vivir. Delante de los doctos intelectuales, clérigos y laicos, no tenía miedo de aparecer ingenuo.
Acostumbraba decir: 'El humorismo hace bien siempre; pone sal a las palabras; una frase graciosa saca el moho a la retórica y pone el corazón en alegría. Luciani recitaba a menudo la oración del buen humor, escrita por Tomás Moro, canciller de Inglaterra y mártir de la fe.fuente Foro JAI
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