miércoles, 11 de septiembre de 2024

DULCE NOMBRE DE MARIA

El hecho de que la Santísima Virgen lleve el nombre de María es el motivo de esta festividad, instituida con el objeto de que los fieles encomienden a Dios, a través de la intercesión de la Santa Madre, las necesidades de la iglesia, le den gracias por su omnipotente protección y sus innumerables beneficios, en especial los que reciben por las gracias y la mediación de la Virgen María. Por primera vez, se autorizó la celebración de esta fiesta en 1513, en la ciudad española de Cuenca; desde ahí se extendió por toda España y en 1683, el Papa Inocencio XI la admitió en la iglesia de occidente como una acción de gracias por el levantamiento del sitio a Viena y la derrota de los turcos por las fuerzas de Juan Sobieski, rey de Polonia.
Esta conmemoración es probablemente algo más antigua que el año 1513, aunque no se tienen pruebas concretas sobre ello. Todo lo que podemos decir es que la gran devoción al Santo Nombre de Jesús, que se debe en parte a las predicaciones de San Bernardino de Siena, abrió naturalmente el camino para una conmemoración similar del Santo Nombre de María.

El nombre María proviene del hebreo “Miriam”. Es muy probable que el nombre fuera popular en el judaísmo contemporáneo a Jesús, ya que es el nombre de una de las mujeres más destacadas en la historia de Israel: Miriam, la profetisa, hermana de Moisés. Miriam y su madre salvaron al pequeño Moisés de morir en manos del Faraón (cf. Éx 2, 1-10). En el Éxodo, al cruzar el mar, es ella la que dirige los coros y las danzas con las cuales el pueblo festeja la salida de la esclavitud. Ella, con su palabra profética, anima al pueblo a alabar a Dios (cf Éx 15, 21). Este es el bonito nombre de una mujer que se jugó por la vida y que cantó las maravillas de Dios, es el nombre que lleva la madre del Salvador.

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