miércoles, 25 de septiembre de 2024

CONFIANZA EN LA DIVINA PROVIDENCIA



Nuestro Señor Jesucristo y sobre sus huellas también Don Orione, nos recuerdan que Dios es Padre que provee a los pájaros del cielo y a los lirios del campo[1]. La fe en la Divina Providencia es la base de esa serenidad, que se lee en el rostro de todo creyente, y que se debe mantener en las acciones cotidianas y en las obras emprendidas a diario. Nosotros entreguemos a la “santa fatiga” –como la llamaba Don Orione- y la Providencia no nos va a abandonar – especialmente en los momentos difíciles. Que el trabajo de los religiosos, religiosas y laicos, que colaboran en las obras socio-sanitarias orioninas, sea de confiada entrega y serena laboriosidad, sin dejarse tentar por falsos entusiasmos: es siempre necesario actuar con prudencia evangélica, sin tentar a la Providencia.

A la cabeza de los tiempos

Don Orione nos lleva a un amplio discurso: “también esas formas, esas costumbres que a nosotros pueden parecernos un poco laicas, respetémoslas y adoptémoslas si es preciso, sin escrúpulos, sin pequeñez de entendimiento, es necesario salvar la sustancia. Esto es todo. Los tiempos corren velozmente y han cambiado bastante, y nosotros, en todo lo que no toca la doctrina, la vida cristiana y de la Iglesia, debemos ir  y caminar a la cabeza de los tiempos, no en la cola y no hacernos arrastrar”5 estar a la cabeza de los tiempos, quiere decir adoptar el fin de la evangelización como criterio para conservar lo viejo y abrirse a lo nuevo.[2] Una obra es mucho más de vanguardia cuando más evangeliza, eliminando el abismo entre pueblo e Iglesia.7 Este criterio que vuelve siempre casi “obsesivamente” en el fundador, deberá inspirar elecciones inteligentes, con sentido crítico, elecciones decididamente pastorales. Actuando así se puede llegar a ser un modelo de estilo alternativo, propositivo, evangélico. * * *



[1] Cfr. Mt 6,25-34 5 LI 250 ss.

[2] A este respecto cfr. La I y II moción del XI CG FDP que invitan a renovar las obras existentes y a desarrollar intervenciones de frontera, para hacer mayormente transparente la fidelidad al carisma orionino y realizar una siempre renovada teología de la encarnación 7 Cfr. L I, 251

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