… “Prepárense para el apostolado de la caridad, con la
humildad, con la oración incesante y fervorosa, con la devoción a Jesús
Sacramentado, a Jesús Crucificado, al Corazón de Jesús… Si en ustedes
acrecientan el espíritu verdadero de Jesús -que no es tibieza, sino fuego,
fuego de caridad divina-, no dudo que también todas las buenas energías se
despertarán en ustedes en el amor de Dios; vuestra voluntad será valorada por
una mayor gracia de Señor, y el resultado no podrá ser más satisfactorio. ¡Pero
hablaría en vano, si no sintieran a Jesús, si no amaran a Jesús, si no actuaran
por Jesús!
El “Intaurare omnia in Christo”, que fue el grito del
Apóstol San Pablo y es el programa de nuestra Congregación, - debemos aplicarlo
comenzando por nosotros; primero renovarnos nosotros en Cristo, para luego
renovar a los demás. No podremos renovar a los demás en Cristo, si antes en
Cristo no nos hemos renovado nosotros mismos en su santo amor, y con su santa
gracia, que seguramente no faltará. El amor de Jesucristo debe encendernos,
consumirnos, rehacernos, renovarnos a todos nosotros, amados hijos; renovados
en El, todo será posible, con su santa gracia, en El que nos conforta”….
29 de junio de 1917, gran día de la consagración, Don
Orione subrayaba y desarrollaba aún más los conceptos arriba citados.
“Henos aquí en la hermosa fiesta de San Pedro, el apóstol de
la fe ardiente, del amor de Dios. (…) Hoy es día de gran fiesta para nuestras
casas, pero ustedes, además de la fiesta de San Pedro y de la Inmaculada, deben
festejar especialmente ésta del Sagrado Corazón de Jesús, pues ella recordará
el acto solemne de consagración, que hoy hacemos.
Que esta consagración no se cumpla solamente por ustedes que
están presentes, sino que se extienda también a las ausentes, a las que ya
regresaron a su pueblo, a las que estuvieron entre ustedes y han muerto, y a
todas las que vendrán. A este acto asociamos todas las almas que
espiritualmente pertenecen, pertenecieron y pertenecerán a vuestro pequeño
Instituto.
Consagren todo al Sagrado Corazón de Jesús: mente, corazón,
alma, toda vuestra vida, cuanto tienen de más querido, y también vuestros
gustos, dolores y pecados.
Conságrenle esta pequeña casa y cuanto le pertenece y por
fin vuestros "stracci", todo, todo, todo a Jesús… No se asusten...
Todo es nada... Lo único que vale es estar unidos al Señor, ser suyas, todas
suyas... Solamente una cosa debemos temer: separarnos de Él...”
Durante
aquellos primeros años de nuestra Congregación, sucedía que alguna aspirante
ingresaba con la mejor buena voluntad pero quedaba un poco impresionada al ver
la gran pobreza de la casa y en general del Instituto. En tal caso la pregunta
que surgía estaba referida acerca de si tendría asegurado el porvenir; las
Hermanas eran muy pocas, el bien para hacer era cada vez más, había otras
Congregaciones religiosas mejor organizadas y con mayor número de miembros y de
obras mientras que en Don Orione todo era pequeño, pobre, limitado... Como él
advertía estos estados de ánimo, para animarlas a la perseverancia les
comentaba, en tercera persona, algunos de los sueños con los cuales el Señor lo
consolaba...
"¡Almas y almas!