sábado, 29 de enero de 2022

1936, POR MENDOZA HACIA CHILE





Don Orione procedente de Buenos Aires, llega a Mendoza el 28 de enero de 1936 luego de un viaje en tren de casi 24 hs.,y aquí fue alojado en los Salesianos,el  Padre Bonetti lo recibió cariñosamente, con quien luego vuela a Chile. 2 días más tarde,  el 30 emprende viaje hacia Chile, desde la base aérea " Los Tamarindos"    aeropuerto de Santiago de Chile, Los Cerrillos 1936, Aerolineas Panagra.

Don Orione en Chile permaneció ocho días, incluyendo la llegada y salida: a partir del jueves 30 de enero hasta el jueves, 6 de febrero.

Revivimos el evento con las palabras emocionadas de Don Orione en un escrito a Don Sterpi la  tarde en que llego a Santiago.

 Don Orione vuela sobre la Cordillera de los Andes en un avión Panagra y llega a Santiago, Chile. Es el primer santo en usar el avión. Así le escribía desde Chile a su vicario, el P. Carlos Sterpi.

¡Almas y Almas!

Desde Santiago (Chile)

30  enero. 1936

Querido don Sterpi

 

¡La gracia de Jesucristo! ¡Nuestro Señor y Su paz estén siempre con nosotros!

 

Heme aquí, en Santiago de Chile, donde he llegado sobrevolando, en avión de  Panagra, la Cordillera de los Andes a más de 5.000 mil metros de altura.  El viaje duró poco más de una hora y cuarto y fue muy excelente: ¡Deo gratias! En muchas ocasiones he aspirado oxígeno por precaución más que por verdadera necesidad.

El aéreo pasó entre el monumento al Cristo Redentor, ubicado en plena Cordillera, en el límite Argentino-Chileno, y la cumbre del Aconcagua  la única más alta de los Andes, que supera los 7000 mts. He podido observarlo todo y muy bien. He sobrevolado también el lago de los Incas de un azul intenso impresionante…

Pero el viaje, también tuve un toque de humor, como Don Orione, le escribe a una benefactora de Cottolengo de Génova, la Sra. Queirolo:

“Desde Mendoza a Santiago de Chile fui por vía aérea sobrevolando los Andes a 5.000 metros de altura, sin sufrir nada, y eso que era la primera vez que viajaba en avión; en algún momento usé un poco de oxígeno, pero más por precaución que por necesidad. Volveré a la Argentina en avión por la misma línea. Aquí todos están asombrados por mi coraje, pero yo viajo para el Señor, trabajo para el Señor, trato de ganar tiempo para trabajar más por las almas y la gloria de Dios. ¡Estoy en las manos del Señor! Hay muchas almas que rezan por mí.

 Pienso que dentro de no muchos años, cuando viajar en avión no sea tan caro, será bueno que los Hijos de la Divina Providencia viajen siempre en avión, para ganar tiempo y trabajar más. Y también nuestras hermanas, ¡y Sor María Eustella también!

 Y Ud. Qué opina, Sra. Queirolo? Y cuando la Divina Providencia nos done un avión, vamos a sacar a pasear en avión a nuestros viejitos y viejitas; ¡qué le parece! Un lujo que hasta ahora no se lo dan ni los príncipes, eso de ir a pasear en avión a 4 ó 5 mil metros de altura. Y nosotros dos, Sra. Queirolo, cuando estemos en el cielo, abriremos una ventanilla y les diremos: ¡cuidado, no se asomen demasiado, sean prudentes y si no están bien seguros, no suban muy alto! Que el refrán dice que ‘a los vuelos muy altos y repentinos, suelen los precipicios estar vecinos’.”

Fuente: “Don Orione y Chile: sueño e historia” del P. Angelo Cantarutti y el P. Gustavo Valencia

 



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