HACE CIEN AÑOS EL PRIMER VIAJE A AMÉRICA LATINA 1921-2021
P. Santiago Solavaggione
Es un centenario importante: 100 años desde la llegada
de Don Orione a las tierras de América Latina. Podemos imaginar lo mucho que
ese acontecimiento ha significado en la vida del Fundador y en el crecimiento
de la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
Es uno de los capítulos más emocionantes de la misión
"padre de los pobres" El 4 de agosto de 1921, en el vapor Príncipe di
Udine, Don Luigi Orione, acompañado por Don Mario Ghiglione y Don Camillo
Secco, sale de Génova para el primer viaje misionero a América del Sur. Llegó a
Río de Janeiro (Brasil) el 19 del mismo mes.
A la edad de 49 años, el 19 de agosto de 1921, Luigi
Orione llegó a Río de Janeiro, Brasil. Finalmente pudo conocer a sus
religiosos, que se fueron a finales de 1913, y dar un nuevo impulso a la
presencia de la Congregación en Brasil. Pero los misteriosos caminos de la
Providencia lo dirigieron hacia nuevos horizontes. Así sucedió que en
septiembre recibió la insistente invitación de Mons. Silvani para ir a
Argentina: "Ven inmediatamente, en noviembre, que en Argentina es el mes
de la Virgen y flores. No hay nada aquí para los pobres.
Dado el contexto europeo (especialmente los efectos de
la posguerra que todavía se estaban sintiendo) y las circunstancias apremiantes
por las que pasaba la Pequeña Opera (en particular, la falta de religiosos), el
sorprendente viaje a Buenos Aires requería un serio discernimiento de la fe.
Esto se revela por el intercambio de cartas de esas semanas entre Don Orione y
Don Sterpi.
Sin embargo, el "sí" del Fundador no esperó
mucho: "Estaré presente en la peregrinación a Luján; allí, a los pies de
la Virgen, comenzará la misión de los Hijos de la Divina Providencia en
Argentina; Predicaré, haré lo que quieras." (5.11.1921).
El 12 de noviembre de 1921, Don Orione desembarcó en
Montevideo (Uruguay), donde sólo quedaban unas horas, pero suficiente para
vislumbrar los inicios de su trabajo en el país.
Y finalmente, al día siguiente, el domingo 13 de
noviembre, pone un pie por primera vez en Argentina, donde permanecerá hasta el
5 de diciembre.
En los días anteriores, los periódicos argentinos ya
habían informado a la empresa: "Anticipamos la noticia de la próxima
llegada a Buenos Aires de R. Padre Don Luigi Orione, fundador de la
congregación de la Obra de la Divina Providencia, dedicada exclusivamente a
huérfanos e hijos abandonados. Viene de Brasil, donde ya ha fundado dos casas,
en Río de Janeiro y Sao Paulo, para gran satisfacción de la sociedad
brasileña... En consecuencia, la llegada de un sacerdote tan digno no podría
ser más propicia" ("El Pueblo", 8.11.1921).
El día antes de la llegada del fundador al puerto de
Buenos Aires, se informó lo siguiente: "Mañana la ciudad de Buenos Aires
tendrá la alegría de recibir una visita que será memorable en los anales de la
caridad cristiana. El sacerdote Luigi Orione, fundador de la Pequeña Obra de la
Divina Providencia, padre de niños huérfanos y abandonados, llega a la
República Argentina, para conocer nuestro país, nuestros pobres hijos, que aún
no tienen un protector, un maestro, un amigo que los educa, los educa, los hace
útiles para sí mismos y para la sociedad. El programa de este apóstol es simple
y maravilloso al mismo tiempo: ¡Almas y almas! Esas almas, tan numerosas como
preciosas, son las que vienen aquí a buscar al sacerdote Orión, uno de esos
sacerdotes de los cuales suelen decir los indiferentes: ¡si todos fueran así!
La Pequeña Obra de la Divina Providencia tiene treinta años y su fundador aún
no tiene cincuenta años. ¿No es una prueba admirable de vocación? La sociedad
argentina ofrecerá al mensajero cristiano su hospitalidad tradicional, ya que
merece la fama de sus virtudes singulares, de su inagotable caridad"
("El Pueblo", 12.11.1921).
Le bastaron 20 días para confirmar la decisión de
fundar su Congregación en Argentina.
Muy significativas y reveladoras son las expresiones
del propio Don Orione, en una carta inédita dirigida a su obispo de Tortona,
Mons. Grassi:"Me estoy preparando para abrir la Casa en San Pablo, y luego
ayudar a nuestro Señor, regresaría a Argentina... en cuatro o como máximo cinco
días en el mar y están allí. Estos son pasos que mi pueblo en Italia no
entiende, y otros allí junto con ellos no los entienden, tampoco entiendo ese
poco de lo que estoy haciendo, y eso está sucediendo aquí. Trato de orar, y
rezo más con el deseo y el afecto del corazón, que como se suele orar. Entonces
de vez en cuando levanto los ojos a nuestro Señor o a alguna imagen de la Santa
Virgen, y trato de hacer actos de desconfianza hacia mí y confianza en el
Señor. Veo y siento toda mi debilidad y la de la pequeña Congregación, pero si
nos lanzamos a Dios y lo buscamos a él y almas, siento que no nos dejará en la
tierra, sino que nos reunirá en su corazón, cuando vea que nosotros, para
amarlo y servirle, se reducirá para que ya no podamos! [...] Pero a su Excelencia
rev.ma, como obispo y padre de mi alma... Parece que puedo decir que a veces,
después de orar y de haberme arrojado más a los brazos de la Divina
Providencia, me siento como una mano que parece llevarme... ¡Me parece que es
la Virgen Santa la que me guía, con amor, con amor, con amor, con amor! que me
desdiché no sé cómo expresar. Y luego tengo una gran paz en mí que me consuela.
(...) Y en estos actos de amor me parece vivir y tener que cometer obras no
mías, y en una luz que calienta mi alma, y guiada a mano por la que no puedo
nombrar sin llanto de ternura, por tanta misericordia de madre hacia mi alma.
(...) Así que voy a decir que no entiendo tantas cosas, pero creo que trabajo
en las chozas de la Divina Providencia y en nombre de ella, y trato de avanzar
en Domino's... y así me tiro hacia adelante sin buscar más...» (Escritos 45,
176-178).
En esta carta, es necesario subrayar la confianza en
la Providencia y en la guía materna de la Virgen, "Madre de la Divina
Providencia", que latía duramente en el corazón de Don Orión en aquellos
días marcados por nuevos pasos y amplios horizontes.
Al mes siguiente, de hecho, Luigi Orione regresa a
Argentina, pero esta vez acompañado por los religiosos que formarán la 1a
Comunidad Religiosa del país. Será el hogar de Victoria, en las afueras de
Buenos Aires, inaugurado el 11 de febrero de 1922.
Para el fundador, los 10 meses pasados en una tierra
"de misión" fueron extraordinariamente fructíferos, encarnando una
vez más el desafío lanzado por Jesús en un contexto misionero: "por libre
que has recibido, fechas libres" (Mt 10, 8b).
Ahora, más allá de la perspectiva histórica y mirando
hacia el futuro, la Familia Orionina se prepara para celebrar el Centenario en
Argentina, Uruguay, Paraguay, Brasil y otras naciones con el lema "100
años: profetas de la caridad frente a nuevos desafíos".
En estos cien años, el carisma ha encontrado en la
gente de América Latina un terreno adecuado para expresar la caridad en
múltiples iniciativas. Y ahora, ¡Ave María y adelante! respondiendo a los
desafíos de los nuevos tiempos.