Los Evangelios como itinerario formativo
Don Orione propone a su religioso en formación un
itinerario para leer y memorizar los Evangelios:
"En el tercer gimnasio, el de San Marcos - que es
entonces el de San Pedro, jefe de los Apóstoles - ; en el cuarto gimnasio,
hacer todo San Mateo, de memoria; en quinto lugar, todo San Lucas. En
noviciado, memoriza todo el Evangelio de San Juan y repite los otros tres. Así,
en el tercer gimnasio, en el cuarto y quinto, los cuatro Evangeli son revisados
de nuevo"
Y propone otro itinerario que tiene lugar durante la
comida:
"Antes del almuerzo y la cena, estando todos de
pie, puedes leer algunos versículos del Santo Evangelio, no más de diez, en
latín siempre. Sobre las solemnidades más grandes, lea el pasaje evangélico que
hace referencia al misterio que se celebra sobre la solemnidad. Después de leer
el Evangelio, lea siempre un artículo de las Constituciones, como ya se ha
hecho. Que la lectura del Evangelio esté en este orden: San Mateo, San Marcos,
San Lucas, San Juan; y, este año, empiezas con San Mateo. Después de los cuatro
Evangeli, empecemos de nuevo, no leamos ni epístolas, ni Actas de apóstoles, ni
Apocalipsis de San Juan, sino sólo y siempre los Evangelios."
Hoy en día puedes seguir muchas rutas para leer y
profundizar las Escrituras. Las propuestas son abundantes. Creo que don Orione,
hijo fiel de la Iglesia, elegiría como prioridad el propuesto en el
leccionario, teniendo en cuenta los tiempos y ciclos litúrgicos y que permite
la lectura de las Escrituras en tres años.