El padre Juan Bautista Lucarini (1915-2004) fue un sacerdote de gran
corazón que confiaba en la Divina Providencia. Fue él quiene estuvo en
los inicios del Pequeño Cottolengo de Rancagua y trabajó arduamente
también en el de Santiago. Llegó a Chile en 1948, y aunque fue enviado a
otros países, regresó en 1973 para servir aquí a los más pobres hasta
su muerte.
Se caracterizó por llevar una vida humilde y a la vez por ser muy
generoso con los demás. Se preocupaba por todos, para que no les faltara
nada, especialmente a quienes atendía el Pequeño Cottolengo. El Padre
Lucarini era muy afable con las personas, las acogía y las invitaba a
conocer el hogar, de esta manera las iba acercando a la realidad de los
asistidos, logrando despertar en ellas la bondad hacia sus hermanos
necesitados. Fue así como en el Pequeño Cottolengo los amigos y
bienhechores nunca faltaron.
Todo lo que conseguía reunir lo destinaba a mejorar la calidad de vida
de los residentes y a mejorar la infraestructura del hogar. A pesar de
todos los recursos que recibía, él continúo llevando una vida austera.
El padre Lucarini nos demostró que con humildad, cercanía y esfuerzo
podemos lograr nuestros sueños, el suyo fue siempre servir a sus
hermanos del Pequeño Cottolengo
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