Cada
fundador, portador de un carisma, ha tenido una particular experiencia de Dios.
Don Orione contempla a Dios en el Hombre: "ver y servir a Cristo en el
Hombre.
Este es el secreto de Don Orione
Según las constituciones de la congregación, donde se especifica
lo que todo Orionita debe hacer en su vida, que no es más que: "difundir
el conocimiento y el amor de Jesucristo, de la Iglesia y del Papa,
especialmente en el pueblo. Y esto mediante el apostolado de la caridad entre
los pequeños y los pobres (Carta de Comunión MLO n.7)
-
"Quede por tanto bien establecido que la Pequeña Obra es para
los pobres (Const. 15) "Nosotros somos para los pobres, más aun para los
más pobres y más abandonados
-
"El Señor nos juzgará según la caridad de las obras; porque
incluso las obras, sin la caridad que las valorice delante de Él, no tienen
ningún valor (S. Luis Orione Scr.39, 80)
-
“Quisiera que los Orionitas diéramos una mano para crear una cultura
de solidaridad; que aprendiéramos a no quedarnos en las obras de caridad sino a
dar a todas las obras la motivación de la caridad desde las obras de caridad a
la caridad
LA DINAMITA DE LA
CARIDAD
(...) Hay religiosos
benedictinos que tienen su fin; están los franciscanos que tienen su fin; están
los dominicos que tienen su fin; están los jesuitas que tienen su fin peculiar.
También nosotros tenemos un fin absolutamente nuestro (...) una naturaleza, una
nota que nos debe diferenciar de todas las demás congregaciones.
Y si vosotros
preguntáis cuál es esta nota que nos debe diferenciar de todas las demás
congregaciones, os digo que es LA DINAMITA DE LA CARIDAD.
Tenemos que ser
dinámicos, y no marmotas, en la caridad hacia los más humildes y más abandonados
de nuestros hermanos. (...)
La Congregación debe
ser dinamita y no es necesario que seamos muchos. Nunca he soñado con una
congregación numerosa. Nunca, nunca. Nunca he soñado con una congregación
numerosa. San Luis lloró cuando supo que los jesuitas habían llegado a ser
20.000. (...) No es necesario el número. No es necesario, no es necesario.
Durante la Gran Guerra, cuando casi todos estaban movilizados, no cerramos
ninguna casa. Nos multiplicamos por
siete y el Señor nos asistió espiritual
y materialmente. Éramos justo cuatro nueces en un saco...
Donde hay muchos no se
trabaja, donde hay muchos no se trabaja. Donde hay muchos se pierde tiempo, se
critica, se murmura y se hacen cosas que no son según el espíritu religioso.
De la vida de Don Orione
Sus bodas de plata sacerdotales
“Entonces el clérigo
don Camilo Secco (ahora es subdiácono) que hacía de enfermero, y que es muy
fuerte, levantó de la cama a nuestro querido enfermo, y hemos cambiado las
sábanas y al enfermo, y así mientras los demás comían, con agua templada le
lavé y aseé, tratando a nuestro querido Viano como una madre a sus niños, en
los oficios humildes y santos.
Miré en aquel momento
al clérigo Camilo y le vi llorar. Estábamos cerrados en la enfermería para que
nadie entrase, y desde fuera llamaban con insistencia para que bajáramos a
comer. Pero pensé que era mucho mejor realizar con amor de Dios y humildad
aquella santa obra, verdaderamente de Dios y decía para mí: Mucho mejor esto
que todas las predicaciones que he hecho en mi vida; ahora comprendo que Jesús
me ama de verdad, y me brinda la manera de purificar mi vida y santificar así
este XXV aniversario de mi Sacerdocio.
Y sentí que nunca había
servido a Dios tan sublimemente ni tan santamente en mi prójimo como en aquel
momento, mucho más que todo lo hecho en 25 años de trabajo sacerdotal. Y Deo
gratias, Deo gratias. ¿Ves? Así nos amamos.
Carta de 1.6.1920
L I, 192s
de las obras (G. Masiero, mayo de 1991; Atti 91, pag. 6)