sábado, 30 de noviembre de 2024

EL APORTE DE MARÍA A LOS PRIMEROS CRISTIANOS

                  

1)    Santo Padre Francisco

 

Con el Espíritu Santo, en medio del pueblo siempre está María. Ella reunía a los discípulos para invocarlo (Hc 1,14), y así hizo posible la explosión misionera que se produjo en Pentecostés. Ella es la Madre de la Iglesia evangelizadora y sin ella no terminamos de comprender el espíritu de la nueva evangelización.Evangelium Gaudium.

 

2)   De los escritos de Don Orione [1]

 

De la revista Obra de la Divina Providencia, de agosto de 1907.

Bienaventurado quien ama a la Virgen. ¡Cuán bella es la Virgen de la Divina Providencia!¡Y cuán dulce es su nombre para las almas devotas! ¿Se puede vivir alegremente la vida y no amar a la Virgen? No, no se puede vivir sin la Virgen…! Sin que ellos vengan a la Virgen, sin que ellos vengan a nosotros, caminemos nosotros hacia ellos y llevemoslos a la Virgen, purísima, inmaculada, que nos conceda no sólo mayor fervor en el bien obrar y devoción más eficaz hacia la Madre de Dios, sino también que convierta a los pecadores y a aquellos que no creen y no aman a la Virgen! ¡Oh, si también éstos tuviesen un poquito de la gracia que la Virgen gratuitamente nos ha concedido! ¡Con cuánto mayor afecto se rezaría a la Virgen!

Virgen piadosa y bella, ¿podrás no escuchar ni sentir la oración que te elevo por mis hermanos que viven alejados de Ti? Si eres madre mía, ¿cómo se puede concebir que Tú no corras a abrazarme, a cobijarme en tu regazo y no correrás también detrás de los otros, por los cuales ves que rezo y lloro a tus pies?

Querida Virgen mía, Virgen de la Divina Providencia, belleza del Espíritu Santo, ¿quién no te amará? ¡Yo te amo… todos te aman!... Venimos todos a Ti… ¡Quédate siempre con nosotros! ¡Qué bella eres María! Madre mía, hazme humilde, pequeño, ardiente hijo de tu amor. Bienaventurado quien ama a la Virgen!

 

3) Oración:

 

Como Tú, María, con los apóstoles reunidos en el cenáculo, así también nosotros en el bautismo y en la confirmación hemos recibido el don del Espíritu Santo: transforma nuestro ser y haznos miembros activos y responsables en la comunidad cristiana, como lo fuiste Tú.

Ruega por nosotros,  María

Haz que a nuestro ser en Cristo, se corresponda con un obrar coherente. Ayúdanos a construir una verdadera comunidad cristiana donde cada uno sea considerado

en su originalidad “un hermano por el cual Cristo murió”

Ruega por nosotros,  María

Haz, María, que hagamos presente y visible la realidad viva del Espíritu Santo que obra en nosotros como Tú lo hiciste visible a los primeros seguidores de tu Hijo Jesús

Ruega por nosotros,  María                                                                 



[1] DOLM Vol. II, pág. 839