domingo, 16 de febrero de 2025

LA NATURALEZA, RAZÓN Y FE SON FUNDAMENTOS DE LA COHESIÓN SOCIAL.


"Más fe, más fe es ella", dijo Don Orione. "La fe debe llenar todas las arterias humanas, todos los caminos del mundo. Sin fe tendremos heladas, decadencia, muerte: sin fe todo es estéril, no es nada, la ciencia y la vida están vacías". La fe es "no sólo una fuerza religiosa, una fuerza de caridad, sino también una fuerza doctrinal, una fuerza de sana y pura y fuerte doctrina filosófica y teológica".

La crisis de la civilización moderna es una crisis de verdad, y por tanto de realismo, implementada en nombre de una excesiva emancipación del subjetivismo que vacía el bien y la vida de contenido.

Nosotros los cristianos, con nuestros principios y valores, con nuestros dogmas y tradiciones, no somos los "dolores del juego" de la paz dominante. Más bien, somos antibióticos y benefactores de la salud humana y social amenazados por la ignorancia y la depresión del mal. Para ser así basta con vivir la buena vida y las semillas del futuro de la comunión en Cristo. No hay necesidad de contradecir; la vida es el signo de la contradicción, la levadura, la sal.

Don Giuseppe De Luca, dibujando un perfil del Papa Pío X y Don Orione, dijo que "no eran enemigos de su tiempo, pero ni siquiera entusiastas, muy inteligentes de la naturaleza". Así que también debemos ser hoy, "amables" con nuestro tiempo, es decir, compartir en problemas y portadores de esperanza con lo que somos y vivimos. La simpatía por ser auténtica y eficaz debe basarse en la verdad, custodiada por la humildad e implementada en la caridad. De lo contrario, y yo diría que inevitablemente, la simpatía es engañada y abrumada por las pasiones humanas o inducidas por el medio ambiente y aún más, hoy en día, por la influencia de la comunicación.

Como sacerdote, en la parroquia, a menudo se me pide que lleve a cabo un simple servicio de confirmación de hermanos y hermanas de fe que se encuentran perdidos en este mundo donde todo se reduce a la opinión, donde se excluye todo juicio de valor, donde "en la noche negra todas las vacas son negras" (Hegel), donde todo es indistinto. Estar fundado en verdades de la naturaleza, la razón o la fe, no es un defecto que dañe las relaciones humanas, no perturba la convivencia en la familia y en la sociedad. La naturaleza, la razón y la fe son "de todos", son ecuménicos, son el fundamento más profundo de la comunión personal y la cohesión social.