15 MAYO DE 1891.
El primer Papa que don Luis Orione conoce
personalmente es León XIII. El impulso y las ideas del papa Peci en favor de una presencia menos
defensiva y más emprendedora de los católicos en la vida social inflamaron de
altos ideales y de santos proyectos al joven Orione, durante su época de
formación en el seminario y del comienzo de su nueva Congregación. No cabe duda
de que la huella en don Orione de la espiritualidad y de la acción pastoral
marcadamente encarnadas en lo social procede del magisterio y de las directivas
de León XIII, con quien estaba en gran sintonía. Rastro indeleble de esto quedó
en las primeras constituciones de su Congregación, elaboradas durante el
pontificado de León XIII y al cual
se le presentaron en la memorable audiencia personal del 11 de enero de
1902. «Le presenté la Regla –cuenta don Orione de aquella audiencia–; la
bendijo, la tocó, me puso más de una vez su mano sobre mi cabeza, dando
golpecitos, animándome; me dijo muchas cosas; también que pusiera en las Reglas
lo de trabajar por la unión de las Iglesias de Oriente: “Este, me dijo, es un
altísimo consejo mío”» (G. Papasogli, Vita di don Orione, pág 138).
Este compromiso ecuménico insólito y profético a principios del siglo XX, es un fruto típico del hecho de que don Orione estuvo efectivamente “al lado” del Papa, es decir, en sintonía, devoto, listo para realizar las indicaciones pontificias. Sabemos que León XIII fue muy sensible y activo por lo que concierne a las relaciones con las Iglesias orientales. Es a partir de León XIII cuando podemos hablar de “ecumenismo católico”. Pues bien don Orione, ya inflamado por la unidad de la Iglesia, no había dudado en asumir también esta indicación ecuménica de León XIII en sus constituciones y, después de la famosa audiencia, se declaró «feliz y contento de no haber errado en los criterios constitutivos de la Regla» (ibídem).http://www.30giorni.it/articoli_id_3680_l2.htm
Este compromiso ecuménico insólito y profético a principios del siglo XX, es un fruto típico del hecho de que don Orione estuvo efectivamente “al lado” del Papa, es decir, en sintonía, devoto, listo para realizar las indicaciones pontificias. Sabemos que León XIII fue muy sensible y activo por lo que concierne a las relaciones con las Iglesias orientales. Es a partir de León XIII cuando podemos hablar de “ecumenismo católico”. Pues bien don Orione, ya inflamado por la unidad de la Iglesia, no había dudado en asumir también esta indicación ecuménica de León XIII en sus constituciones y, después de la famosa audiencia, se declaró «feliz y contento de no haber errado en los criterios constitutivos de la Regla» (ibídem).http://www.30giorni.it/articoli_id_3680_l2.htm
Su Santidad León XIII ha llegado a ser conocido como el primer Papa de
las encíclicas. Muy prolífico en su labor magisterial —publicó alrededor
de cincuenta documentos—, hizo conocer al mundo entero la enseñanza de
la Iglesia iluminando con la luz del Evangelio los más diversos
problemas que se iban presentando en su tiempo.
La
más importante de sus encíclicas, sin duda, es la conocida con el
nombre de Rerum novarum, y fue promulgada el 15 de mayo de 1891. Con
esta encíclica se iniciaba una nueva etapa conocida como Magisterio
Social Pontificio, etapa que de ninguna manera desconoce sino que, todo
lo contrario, hunde sus raíces en el Evangelio mismo, así como en el
pensamiento y la acción social que, inspirándose en las enseñanzas
evangélicas del Maestro, han acompañado a la Iglesia desde el inicio de
su caminar.
Por
medio de esta encíclica el Papa de los obreros, con tono firme, hacía
resonar en el mundo entero la voz de la Iglesia que, una vez más, se
alzaba en defensa de los débiles, los pobres, los «sin voz». Advertía
claramente de los peligros que traerían para el mismo hombre las nuevas
concepciones políticas, sociales y económicas que no tomaban en cuenta a
la persona humana y que, además, evadían sus responsabilidades sociales
por su marcada tendencia individualista. Ciertamente, la creciente
pobreza y explotación del hombre por el hombre —en el campo del trabajo—
hacía necesario este llamamiento universal que, en nombre de Dios y con
hondo clamor humano defendiese a los obreros.
Al
publicar la Rerum novarum, el Papa León XIII mostraba una vez más la
profunda preocupación que, como Pastor Universal, movía su corazón para
alzar su enérgica voz de protesta al agravarse cada vez más la llamada
"cuestión social". No sin razón su encíclica ha sido llamada la «Carta
Magna del Trabajo».
Es
conocido también el gran empeño que Su Santidad León XIII pusiera en
favorecer la unidad entre la fe y el pensamiento. Con este fin dio un
nuevo impulso a la doctrina de Santo Tomás de Aquino, proponiendo en su
encíclica Aeterni Patris a este santo como modelo para los estudios
filosóficos y teológicos.
En
el terreno ecuménico se dio un verdadero cambio, al menos en lo que se
refiere a las relaciones con la Iglesia Oriental. El objetivo del Papa
León XIII, en este sentido, era lograr la reunificación de quienes se
habían separado de la Iglesia. Fruto de esos esfuerzos fueron, en 1879,
el fin del cisma caldeo y del cisma armenio.
En
este mismo campo, la cosas no fueron tan bien en lo que se refiere a
los anglicanos. Con ellos no sólo no se llegó a ningún acuerdo, sino que
se abrió más aún la brecha cuando en 1896 una comisión pontificia,
nombrada por el mismo Santo Padre con el objeto de estudiar la validez
de las ordenaciones anglicanas, llegó a la conclusión que no se había
dado entre ellos la continuidad de la sucesión apostólica.
La
actitud que el Papa León XIII mostró frente a las diversas ciencias fue
la de un vivo interés y deseo de que se llegase siempre al conocimiento
de la verdad. Entre otras cosas, fue él quien abrió las puertas del
Archivo Vaticano en 1883 —de acceso muy restringido durante siglos—,
dando amplias facilidades para la investigación histórica