Navidad es el misterio de un Niño débil que
nos hace fuertes. En el silencio de sus ojos, el infinito se acerca y nos
envuelve. En torno a él, todo refleja al Emmanuel, el Dios con nosotros. Este
regalo de Dios es un regalo que Dios hace de sí mismo; y se regala de modo tan
inesperado y desconcertante. Es el triunfo del amor y de la paz. Con Dios, como
regalo, ¿qué nos puede faltar?
Nuestra
invitación sonaría así:

“Regálate Dios, a vos mismo,
recibiéndolo.
Regálate Dios, comunicándolo”
Augurémonos
todos tener “ojos de Navidad”, ojos que logren ver.
Hay que lograr ver el ser humano hasta ver
Dios en él.
Hay que ver a Dios hasta ver en él al ser
humano.
Lograr ver nuestro yo hasta el tú que me está
delante.
Que en el espíritu de las
bienaventuranzas, esta Navidad nos haga alcanzar el Don de Dios, con alma de
pobres.
+ Mons. Ramón
Alfredo Dus
Arzobispo de Resistencia
Resistencia
- Navidad 2013