sábado, 2 de noviembre de 2024

DON ORIONE Y SU OPCIÓN PREFERENCIAL

 



En Don Orione, para decirlo con el “Documento de Puebla” siempre se dió “Una Opcion Preferencial por los Pobres”. Se siente identificado con los obreros, los campesinos, los más marginados; ellos son los “tesoros de la Iglesia”, los “preferidos de Cristo”

Su acción se desplegó entre el pueblo pobre y no sólo lo motiva la situación de miseria moral y material que éste vivía sino también su profundo convencimiento de que los pobres son los nuevos protagonistas de la historia, son los que harán el mundo que viene, y lo harán con Cristo o sin Cristo, de allí su grito angustioso:  “¿Qué hicimos por el pueblo?, y su consigna: “Es necesario ir al pueblo, sacrificarse, matarse, pero hacerlo cristiano...”

“... ¡Hagámonos apóstoles! El mundo necesita apóstoles. Cuántos se hubieran salvado de haber encontrado un apóstol con el pecho pletórico de la caridad de Dios y de ¡os hombres. ¡Hagámonos apóstoles!. ¡Trabajemos y oremos!... Los buenos podrían trabajar más. Ninguno debe encerrarse en su casa, ninguno debe conformarse con mirar desde la ventana, con la nariz apoyada en los vidrios, al que se precipita de cabeza en la ruina: eso sería crueldad, egoísmo. ¡Dios está con nosotros! Si la casa se Incendia ¿nos quedaremos mirando? El trabajo es la gran ley constitutiva del género humano: ¡Laboremus! ¡Laboremus! Trabajamos para salvar a todos. ¡Hagámonos apóstoles!” (“La Va¡ Staffora”, de Cegni, 15.51.1919).13

Por tanto su Instituto tendrá como destinatario a los más humildes, él lo dejó escrito de puño y letra y así quedó consignado en el artículo más importante de nuestras Constituciones:

“…Quede, por tanto, bien determinado que la Pequeña Obra... “Es para los pobres”, en ¡os cuales ve y sirve a Nuestro Señor Jesucristo…”

“Con cada obra de misericordia”: El medio por excelencia para evangelizar a los pueblos es la Caridad (lo hemos visto en el cap. III), particularmente en su aspecto misericordioso.

Convencido que es el Amor el motor de la historia y no el odio se lanza con todas las fuerzas de su ser y mediante múltiples obras concretas a proclamar este mensaje de Amor. Frente a las ideologías, ya sea la “liberal” (despreocupada de los pobres) o la “marxista” (con su propuesta revolucionaria violenta), Don Orione porta un mensaje -concretizado en sus fundaciones- de amor y fraternidad:

“…En Nombre de la Divina Providencia, he abierto los brazos y el corazón a sanos y enfermos, de cualquier edad, de cualquier religión, de cualquier nacionalidad: a todos he querido dar, el pan del cuerpo, el bálsamo divino de la fe, pero especialmente a nuestros hermanos que más sufren y que están abandonados. Tantas veces he sentido a Jesucristo junto a mí, tantas veces lo he como vislumbrado, a Jesús, en los más rechazados y en los más infelices…”15

Su obra cumbre es el llamado “Pequeño Cottolengo”, destinado a los pobres más pobres, a los abandonados y marginados por la sociedad cada día más materialista y consumista; su único apoyo es la Divina Providencia.

En el Pequeño Cottolengo (obra de madurez) Don Orione ha logrado una síntesis vital, concreta y palpable de la acción de la Providencia en el mundo, testimonio preclaro de la fuerza del Evangelio que es la fuerza del Amor.

“Con la intención de ayudar a consolidar, dentro de la Santa Iglesia, la unidad de los hijos con el Padre, y fuera de dia, reconstruir la unidad desgarrada con el Padre”:

La reconstrucción de la UNIDAD es la meta definitiva de todo su proyecto, puesto que es el último fin de la Divina Providencia (plan de Dios). Esa unidad ha de darse primeramente en el interior de la Iglesia y luego en todo el mundo.

Él lo formula con la frase “Instaurare omnia in Christo”, todas las cosas han de ser unificadas en Cristo, en una sola Cabeza, bajo un solo Pastor.

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