sábado, 12 de junio de 2021

LA CATOLICIDAD HISTÓRICA Y ECLESIAL DEL CARISMA ORIONITA /Padre Flavio Peloso

 


PRIMERA PARTE

 LA PEQUEÑA OBRA DE LA DIVINA PROVIDENCIA

¿Qué es? 
Es una humilde Congregación religiosa, moderna en sus hombres y en sus sistemas, toda y sólo consagrada al bien de pueblo y de los hijos del pueblo, confiada a la Divina Providencia. Nacida para los pobres, para cumplir su meta planta sus tiendas en los centros de trabajo, y preferentemente en las barriadas y suburbios más míseros, en los márgenes de las grandes ciudades industriales, y vive pequeña y pobre, entre los pequeños y los pobres, fraternizando con los humildes trabajadores, confortada por la bendición de la Iglesia, por el válido apoyo de las autoridades y de cuantos sean espíritus abiertos a los nuevos tiempos y de corazón grande y generoso. Va siempre al pueblo, más que con las palabras, con el ejemplo y con el holocausto de una vida día y noche inmolada con Cristo, al amor y a la salvación de los hermanos. Aún viviendo una única fe, aún teniendo una única alma y un único corazón, y unidad de gobierno, desarrolla actividades múltiples, según las diversas necesidades de los hombres a quienes sale al encuentro, adaptándose por la caridad de Cristo, a las variadas exigencias étnicas de las naciones entre las que la mano de Dios la va trasplantando. Ella no es pues nunca unilateral, sino que para sembrar a Cristo, la fe y la civilización en los surcos más humildes y necesitados de la humanidad, asume formas y métodos diferentes, crea y alimenta diversidad de instituciones,valiéndose, en su apostolado, de todas las experiencias y sugerencias que competen a las autoridades locales. Su privilegio es servir a Cristo en los pobres más abandonados y rechazados. Su grito es el «Charitas Christi urget nos» de san Pablo, y su programa el dicho de Dante: Nuestra caridad no cierra puertas. Ella, por tanto, acoge y abraza a todo el que tiene un dolor, pero no tiene quien le dé un pan, un techo, un consuelo: se hace todo a todos para llevar todos a Cristo. Todo a fin de que surja, como de un pálpito vivificante, aquel amor que está siempre despierto y dispuesto a cualquier necesidad de los hermanos dolientes, esta Pequeña Obra de la Divina Providencia
quiere ser como una corriente de agua viva y benéfica que derrama sus canales para regar y fecundar de Cristo los lugares más áridos y olvidados. Ella es una planta nueva, surgida a los pies de la Iglesia y en el jardín de Italia, no por obra humana sino de un soplo divino de la bondad del Señor. Y de año en año va desarrollándose, a la luz y al calor de Dios para el consuelo de millares y millares de cuerpos y de espíritus es como una única planta, pero con diversas ramas, vivificadas todas por una única sabia, todas vueltas al cielo, florecientes de amor a Dios y a los hombres.

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