lunes, 31 de julio de 2023

CARTA DE DON ORIONE 1 DE AGOSTO DE 1936 AL ABAD EMANUELE CARONTI

 


Una carta personal fechada el 1 de agosto de 1936; Don Orione desde la capital argentina, ignorando los motivos de la intervención pontificia del Abad Emanuel Caronti, relaciona ésta con los acontecimientos por los que había escrito, dos años atrás, a Mons. Simón Pietro Grassi; entonces explicó al Abad las motivaciones profundas que lo llevaron a venir a América Latina:

[...] Y aquí me parece conveniente manifestar en forma reservada a su Excelencia, que, cuando dejé Italia, no vine a América sólo con la intención de visitar las casas que la Pequeña Obra de la Divina Providencia ya poseía aquí, sino que sin confesárselo a nadie, ni siquiera a Don Sterpi, para no causarle un dolor todavía más grave, me he arrojado al mar, como si fuese un Jonás, con la esperanza de que mi alejamiento, calmase las olas furiosas, y salvado la barca de mi pobre Congregación. Y además era necesario que yo me alejara para interponer un acto claro, en salvaguarda de mi buen nombre. Desde hace cuatro años que vengo esperando en vano, en silencio, en oración y confianza, que se dijese una palabra de defensa de una horrible calumnia, divulgada en la Diócesis y fuera de ella, semejante a la del vicioso Sacerdote Florencio. Viendo que, entonces, era inútil esperar, he creído que debía seguir el ejemplo de San Benito, que abandonó Subiaco, y se retiró a Montecassino. Por lo que desaparecí silenciosamente de Tortona, aprovechando la ocasión del Congreso Eucarístico. Y, dejando la Congregación en buenas manos, puse mi causa en las manos de Dios[1].

El horizonte de sentido existencial aparece cuando en mi rostro están los rostros de quienes son los destinatarios de mi existencia, llamado y vocación. Cuando en mi rostro están tallados los rostros de mis hermanos del Pequeño Cottolengo, de los hogares, de las escuelas y misiones en las que vivimos entregando nuestras vidas. Porque no peregrinamos a lugares: peregrinamos a los hermanos y hermanas y en ellos peregrinamos al Otro, que es Dios.

Y así como la novedad del Reino se pone de manifiesto en el amor a los pobres y en su liberación, esta caridad es la confesión de fe más profunda de la presencia salvífica de Cristo en la historia. En esta perspectiva entendemos la intensidad heroica con la que Don Orione vivió su pasión apostólica en favor de los hombres. Su ardor, por hacer que todos sean alcanzados por este amor de Jesús, lo llevó a pedirle la gracia de alcanzar a los más alejados; los excluidos; los que son considerados por el mundo como desperdicios: y Luis Orione peregrinó a los otros, abrazando la condición de Jesús; tallando en su rostro el sufrimiento de sus hermanos en su propio corazón: Orione, L., a E. Caronti, 01.08.1936, Summ., § 563; se conserva también de esta carta una minuta, donde se agrega en este párrafo: «[...] en buenas manos, las de Don Sterpi, me refugié». Idem, a E. Caronti, 01.08.1936, mi., ADO, Scr., 19,91-92; con otra carta al mismo destinatario, fechada el 19 de agosto, explicita la causa de la calumnia: «En cuanto al hecho doloroso que me afecta y que, en un primer momento pensé que hubiera provocado la visita suya, es cosa un poco extensa para contar. No quisiera resultar demasiado prolijo [...] Un día llega el correo, y Don Sterpi no estaba en casa; [...] leo. En un primer momento no entendía de qué se trataba. La cosa me parecía extraña. Después caí en la cuenta. Él [Mons. Bacciarini] enviaba a Don Sterpi el testimonio jurado de un Párroco suyo, el de Melide (no era Don Bornaghi) el cual contaba que supo tener en su casa a dos sacerdotes de la Diócesis de Tortona, de los cuales uno era Arcipreste, y que había escuchado que Don Orione , cuando estuvo en Messina en calidad de Vicario General, después del terremoto habría frecuentado un prostíbulo, y que se encontró su nombre en los registros de la casa [...]» Orione, L, a E. Caronti, 19.08.1936, Summ., § 564. Scritti

69, 320. Don Orione tuvo también algunos problemas por esto de pensar y hablar de modo humilde de    mismo  y  de  la  Congregación.  Había  quienes  miraban  más  el  orden  que  la  sustancia.

Sabemos  que  el Visitador apostólico, el abad Emanuele Caronti, fue enviado en 1934 “para poner orden” en la Congregación.

Don  Orione,  refiere  a  Don  Sterpi:  “Esta  mañana  él [el  Visitador] fue  llamado  por  los  Religiosos [la Congregación de la  Santa Sede] Por un artículo aparecido en el Corriere della Domenica, donde se dice que yo mismo llamo a nuestra Congregación  «un  gran lio». Me ha preguntado si es cierto. Le he respondido que si,  y  que  se  lo  digo  especialmente  a  los  Obispos  de  la  Iglesia  para  que  no  se dejen  embaucar  por  mí,  y  a nuestros sacerdotes y clérigos para que no se llenen de soberbia si la Divina Providencia se sirve de nuestros trapos para hacer un poco el bien, no porque queramos  hacer las cosas mas o menos”;

carta del 12.1.1939,

Scritti  19, 309. 1 Scritti 45, 60.

 

 

 

 

 

 

 

CARTA DE DON ORIONE 1 DE AGOSTO DE 1936 AL ABAD EMANUELE CARONTI


Abate CARONTI Emanuele (Benedettino), da Subiaco (Roma), muerto en Noci (Bari) en 1966, a los 83 años de edad , 68 de  Profesión y  61 de Sacerdocio. Visitador  Apostólico de la Pequeña Obra de la Divina Providencia desde el 10 julio 1936 al 21 octubre de 1946.

10 de julio: la Santa Sede nombra Visitador Apostólico de la Obra al Abad Emanuel Caronti.

Una carta personal fechada el 1 de agosto de 1936; Don Orione desde la capital argentina, ignorando los motivos de la intervención pontificia del Abad Emanuel Caronti, relaciona ésta con los acontecimientos por los que había escrito, dos años atrás, a Mons. Simón Pietro Grassi; entonces explicó al Abad las motivaciones profundas que lo llevaron a venir a América Latina:

[...] Y aquí me parece conveniente manifestar en forma reservada a su Excelencia, que, cuando dejé Italia, no vine a América sólo con la intención de visitar las casas que la Pequeña Obra de la Divina Providencia ya poseía aquí, sino que sin confesárselo a nadie, ni siquiera a Don Sterpi, para no causarle un dolor todavía más grave, me he arrojado al mar, como si fuese un Jonás, con la esperanza de que mi alejamiento, calmase las olas furiosas, y salvado la barca de mi pobre Congregación. Y además era necesario que yo me alejara para interponer un acto claro, en salvaguarda de mi buen nombre. Desde hace cuatro años que vengo esperando en vano, en silencio, en oración y confianza, que se dijese una palabra de defensa de una horrible calumnia, divulgada en la Diócesis y fuera de ella, semejante a la del vicioso Sacerdote Florencio. Viendo que, entonces, era inútil esperar, he creído que debía seguir el ejemplo de San Benito, que abandonó Subiaco, y se retiró a Montecassino. Por lo que desaparecí silenciosamente de Tortona, aprovechando la ocasión del Congreso Eucarístico. Y, dejando la Congregación en buenas manos, puse mi causa en las manos de Dios[1].

El horizonte de sentido existencial aparece cuando en mi rostro están los rostros de quienes son los destinatarios de mi existencia, llamado y vocación. Cuando en mi rostro están tallados los rostros de mis hermanos del Pequeño Cottolengo, de los hogares, de las escuelas y misiones en las que vivimos entregando nuestras vidas. Porque no peregrinamos a lugares: peregrinamos a los hermanos y hermanas y en ellos peregrinamos al Otro, que es Dios.

Y así como la novedad del Reino se pone de manifiesto en el amor a los pobres y en su liberación, esta caridad es la confesión de fe más profunda de la presencia salvífica de Cristo en la historia. En esta perspectiva entendemos la intensidad heroica con la que Don Orione vivió su pasión apostólica en favor de los hombres. Su ardor, por hacer que todos sean alcanzados por este amor de Jesús, lo llevó a pedirle la gracia de alcanzar a los más alejados; los excluidos; los que son considerados por el mundo como desperdicios: y Luis Orione peregrinó a los otros, abrazando la condición de Jesús; tallando en su rostro el sufrimiento de sus hermanos en su propio corazón: Orione, L., a E. Caronti, 01.08.1936, Summ., § 563; se conserva también de esta carta una minuta, donde se agrega en este párrafo: «[...] en buenas manos, las de Don Sterpi, me refugié». Idem, a E. Caronti, 01.08.1936, mi., ADO, Scr., 19,91-92; con otra carta al mismo destinatario, fechada el 19 de agosto, explicita la causa de la calumnia: «En cuanto al hecho doloroso que me afecta y que, en un primer momento pensé que hubiera provocado la visita suya, es cosa un poco extensa para contar. No quisiera resultar demasiado prolijo [...] Un día llega el correo, y Don Sterpi no estaba en casa; [...] leo. En un primer momento no entendía de qué se trataba. La cosa me parecía extraña. Después caí en la cuenta. Él [Mons. Bacciarini] enviaba a Don Sterpi el testimonio jurado de un Párroco suyo, el de Melide (no era Don Bornaghi) el cual contaba que supo tener en su casa a dos sacerdotes de la Diócesis de Tortona, de los cuales uno era Arciprete, y que había escuchado que Don Orione , cuando estuvo en Messina en calidad de Vicario General, después del terremoto habría frecuentado un prostíbulo, y que se encontró su nombre en los registros de la casa [...]» Orione, L, a E. Caronti, 19.08.1936, Summ., § 564. Scritti

69, 320. Don Orione tuvo también algunos problemas por esto de pensar y hablar de modo humilde de  sí  mismo  y  de  la  Congregación.  Había  quienes  miraban  más  el  orden  que  la  sustancia.

Sabemos  que  el Visitador apostólico, el abad Emanuele Caronti, fue enviado en 1934 “para poner orden” en la Congregación.

Don  Orione,  refiere  a  Don  Sterpi:  “Esta  mañana  él [el  Visitador] fue  llamado  por  los  Religiosos [la Congregación de la  Santa Sede] Por un artículo aparecido en el Corriere della Domenica, donde se dice que yo mismo llamo a nuestra Congregación  «un  gran lio». Me ha preguntado si es cierto. Le he respondido que si,  y  que  se  lo  digo  especialmente  a  los  Obispos  de  la  Iglesia  para  que  no  se dejen  embaucar  por  mí,  y  a nuestros sacerdotes y clérigos para que no se llenen de soberbia si la Divina Providencia se sirve de nuestros trapos para hacer un poco el bien, no porque queramos  hacer las cosas mas o menos”;

carta del 12.1.1939,

Scritti  19, 309. 1 Scritti 45, 60.


sábado, 29 de julio de 2023

SAN PEDRO CRISÓLOGO





Pedro, llamado Crisólogo (que significa 'palabra de oro'), (380 o 406-450) sacerdote italiano, arzobispo de Rávena (433-450), santo, Padre de la Iglesia y proclamado Doctor de la Iglesia por el papa Benedicto XIII en 1729. Nació en la ciudad de Imola, en la Emilia, en una fecha indeterminada, entre 380 y 406. Su padre había sido obispo de su ciudad y, tras su muerte, fue bautizado y educado por el nuevo obispo, Cornelio de Imola. Su educación concluye con su ordenación como diácono hacia el 430

Murió en su ciudad natal, en Imola, cercana a Rávena, en 450, y su fama de santidad se fijó al poco tiempo, siendo reconocidas sus virtudes por el propio papa León I.

San Pedro Crisólogo, conocido como el hombre de las palabras de oro, atrajo innumerables multitudes a la fe con hermosas y profundas homilías

San Pedro Crisólogo es el doctor decimotercero en una serie cronológica de los Doctores de la Iglesia y uno de los primeros en ser honrado en el ciclo litúrgico anual. Al igual que sus colegas predecesores en la gran academia de Médicos, se esforzó con cada aliento de su vida y con su magnífica habilidad de oratoria, en afianzar y preservar el Sagrado Depósito de la Fe. Tan grande fue su elocuencia en la transmisión de la fe en toda su belleza y sencillez que se le recuerda, a pesar de que algunos de sus sermones han sobrevivido a los anales de la historia, como "el Doctor en Homilías", el "hombre de las palabras de oro".

Fiesta: 30 de julio

Martirologio romano: San Pedro, llamado Crisólogo, obispo de Rávena y Doctor de la Iglesia, que siendo el portador del nombre del bendito Apóstol, sostuvo su ministerio con tal maestría y dedicación, que atrajo a innumerables multitudes a la fe con la red de su doctrina celestial, saciándolas con la dulzura de su elocuencia divina. Su tránsito tuvo al Reino de los Cielos tuvo lugar el 31 de julio de 451, en Imola en Romaña. Fue sepultado en la iglesia de San Casiano.

Biografía de San Pedro Crisólogo


P. MARIO CABRI UN CORAZÓN GENEROSO Y DISPONIBLE 30 julio

P. Mario Cabri: un corazón generoso y disponible

Permanece grabada en mi memoria la frase que escuché el 30 de Julio de 2006, al terminar de almorzar en el Hogar Sacerdotal del Cottolengo de Claypole: “el P. Cabri acaba de partir a la casa del Padre”. Todos sabíamos que el P. Cabri estaba delicado de salud, pero la noticia nos golpeo a todos, pues moría un hombre de Dios, un patriarca…

 Con el correr de los días, comenzaron a llegar recuerdos, muestras de afectos y anécdotas sobre el querido P. Mario Cabri.
Para los jóvenes religiosos que no hemos alcanzado a conocer a Don Orione la imagen de ‘Don Mario’ se nos aparece, sin duda, como la más cercana a nuestro padre fundador. Con estas palabras definía el P. Aníbal Quevedo la figura del P. Mario Cabri en un mensaje escrito en la página web de la Congregación.
Mons. Rubén Di Monte, arzobispo de Mercedes-Luján, recordaba al P. Cabri con estas palabras: San Luís Orione tiene que ver mucho con este Arzobispo y con Mercedes-Luján. Cuando Monseñor Serafini concretó el sueño de un Seminario, lo comenzó en el hogar Torello. Allí funcionó el primer año del futuro Seminario Pío XII. Uno de los primeros confesores que tuvimos, quienes lo elegimos, fue el P. Mario Cabri que murió, hace muy poco a los 92 años. Sacerdotes que vinieron en aquellos años muy sacrificados y generosos

 Don Orione le pidió que venga a América dado algunos problemas y la necesidad de hijos dignos…”:
Querido Cabri, siempre encontré en ti un corazón muy generoso y disponible, por esto, luego de haber rezado, vengo a pedirte un grande y generoso sacrificio.
La Congregación tiene la necesidad que tú, por algún año, permanecieras en América, donde tengo urgente necesidad de hijos dignos de confianza y de religiosos no solo de nombre, sino de hechos (…) Mándame, una buena palabra donde sienta toda tu generosidad de tu corazón de buen religioso”.[1]

Misioneros orionitas en el "Neptunia", Abril de 1940

La idea original de Don Orione era que el P. Cabri, entonces un joven sacerdote, venga por dos o tres años y luego volviese a Italia a terminar su doctorado en la Universidad Gregoriana, dos años que se transformarán en 66 años de entrega generosa en nuestro país.
Su ejemplo misionero labraría los corazones de muchos jóvenes y religiosos.
Para quienes tuvimos la dicha de participar en la ordenación sacerdotal del P. Mariano Zapico, misionero en la India, permanece imborrable la imagen del P. Cabri caminando lentamente hacia Mariano, para imponerle las manos y luego darle el saludo de la paz… en ese momento todos sentimos que le pasaba el espíritu misionero, como diciendo: “ahora es tu turno, seguí mi legado”.  

 A fines de los años noventa, se discutía mucho dentro de la Congregación acerca del uso de los teléfonos celulares, los cuales no estaban tan difundidos como ahora. Se buscaba de discernir su utilidad, si eran un signo de status o no, si convenía que fuese personal o comunitario, etc., etc.; en síntesis, la discusión era si éstos iban contra el espíritu de la pobreza o no, y si eran necesarios o superfluos.
En una reunión de comunidad, mientras se esgrimían diferentes argumentos a favor y en contra del uso de los teléfonos celulares, el P. Cabri, compartió con gran sencillez lo que pensaba: “Don Orione uso el teléfono, el disco, la radio, el coche, el avión, y hoy usaría el celular”. Una respuesta que dejo atónitos a quienes estaban presentes en esa reunión, por la simplicidad y sabiduría de la misma.

  Durante mi tirocinio en Claypole, mientras hablábamos de las cartas de Don Orione, el P. Cabri nos dijo que era muy importante leerlas para conocer lo que pasaba por el corazón del Fundador. Nos decía que a pesar de haber conocido personalmente a Don Orione, leyendo sus cartas descubría cosas nuevas del pensamiento y los sentimientos del Fundador. “Nosotros éramos jóvenes, y había cosas que Don Orione no nos decía. Leyendo sus cartas descubro muchos de sus sufrimientos y problemas que vivió, cosas que nosotros en aquel tiempo no sabíamos, ni nos dábamos cuenta”.
Por último, recuerdo que cuando éramos seminaristas, estabamos mirando algunas imágenes de Don Orione y el P. Cabri se nos acercó, miro las estampas y nos dijo: “Este es Don Orione, siempre sonriendo”.
 Gracias, P. Cabri por reflejarnos la imagen de Don Orione y por ser “un corazón muy generoso y disponible”.

P. Facundo Mela fdp
Payatas (Filipinas), 3 de junio de 2012
Solemnidad de la Santisima Trinidad

martes, 25 de julio de 2023

FIESTA DE SANTA ANA Y SAN JOAQUIN




1904: Primera fiesta solemne de Santa Ana en la iglesia de Sant'Anna dei Palafrenieri, en el Vaticano, recientemente confiada a la Congregación Orionina.
También está presente y está celebrando  Don Orione quien, al día siguiente, le escribe a Don Gaspare Goggi: "Ayer hubo muchas confesiones para la fiesta de Santa Ana. El Santo Padre envió a su secretario, el señor Pescini, para que me ayudara. luego apareció él mismo en la ventana ".

Anna y Joaquin son los padres de la Virgen María. Algunas noticias sobre ellos, de tradición, se han extendido a lo largo de los siglos. ¿Sabían que esa hija sería la madre de Jesús y sus abuelos? ¿Sabían que era una hija de Dios amada y privilegiada, "inmaculada", que también se conserva del pecado original para ser una Madre digna del Hijo de Dios?
Por supuesto, su hija es esa niña a quien le dieron el nombre de María, que significa "amada por Dios".
La simpatía y la devoción de los cristianos por los "abuelos" de Jesús pronto se extendieron. Su adoración es muy popular tanto en Oriente como en Occidente.
Especialmente el culto de Santa Ana ha despertado en la gente la devoción y la imaginación. Cuántas iglesias dedicadas a ella. También Sant’Anna dei Palafrenieri confiada  a Don Orione desde 1904 hasta 1929.
Desde que María trajo la esperanza del mundo a su matriz, el manto de Santa Ana es verde y se invoca para las praderas y las flores de primavera; ya que mantuvo a María como una joya en un ataúd, es la patrona de los orfebres y toneleros, de los mineros y carpinteros. Mientras educaba a la Santísima Virgen en las tareas domésticas, para limpiar la casa, para coser, para tejer, ella es la patrona de tejedores, sastres, fabricantes y comerciantes de lienzos. Es ante todo la santa patrona de las madres de familia, viudas y trabajadoras, se la invoca en las partes difíciles y en contra de la esterilidad marital.
El "Protoevangelio de Juan" también narra que Joaquin, el esposo de Anna, era un hombre piadoso y muy rico y que vivía cerca de Jerusalén. Joaquin y Anna eran esposos que realmente se amaban, pero no tenían hijos y, dada su edad, ya no tendrían ninguno. Afligidos por la "desgracia" de no tener hijos, tal como eran, oraron mucho al Señor y fueron escuchados. Anna dio a luz a María, o "amada por el Señor". Los padres piadosos, agradecidos a Dios por el regalo recibido, la pequeña María, educada con amor, que fue llevada al Templo de Jerusalén a la edad de tres años, para ser consagrada al servicio del templo mismo, según la promesa hecha por ambos, cuando imploraron la gracia de un niño
Artistas de todos los tiempos han representado a Anna con Joaquin y la pequeña María.
Jesús dice en el Evangelio "De los frutos conocerás la planta". Del fruto, María, la Inmaculada desde la concepción, la que se convirtió en el tabernáculo viviente del hombre hecho por Dios, tenemos buenas razones para deducir la santidad de sus padres, Anna y Joaquin.

lunes, 24 de julio de 2023

25 de JULIO, CARTA AL PADRE ENRIQUE CONTARDI

 

Parroquia de Pres. Roque Sáenz Peña


(Chaco Argentino)


¡Almas y Almas!


25 de Julio de 1937
P. FACUNDO MELA

Muy querido P. José Opessi
 Su carta escrita hace tiempo ya, la he recibido, no en Buenos Aires, sino en el gran Chaco (se lee chacco) donde me encuentro desde el 1° de marzo. Es un territorio inmenso y la única parroquia era Resistencia capital del Chaco y solo el 1° de marzo fue creada la de Roque Sáenz Peña, segunda capital que dista de la primera seis horas de tren. El primer y único obispo del Chaco y Formosa (otro territorio) fue nombrado hace un año y medio atrás. Fue en sus comienzos lugar de misión de los Franciscanos, que por falta de personal, y dado el gran desarrollo poblacional, se retiraron a otros centros. Esta parroquia se extiende hasta 300 kilómetros, en algunos puntos. De esta distancia y de 200 a 150 km, vienen hasta aquí por bautismos y otras cosas; me invitan también a ir por algunos días a los centros más poblados, que no ven un misionero desde hace 6, 8 ó 10 años. Pero no puedo aceptar: aquí estoy solo, y vienen de todas partes, y a toda hora, sabiendo que aquí me encuentro fijo. Una anciana de 78 años, vino acompañada de su hijo, recorriendo 200 Km.: 100 a caballo y el resto con el tren. Deseaba hacer, como ella mismo me dijo, su segunda y última comunión. Con estas distancias cada casa tiene su cementerio; o sea que sepultan a sus propios muertos cerca de sus casas.
Es difícil encontrar aquí gente que esté casada por la Iglesia; o sea con el sacramento del matrimonio: únicamente aquellos que provienen de afuera están casados. Existe solo el matrimonio civil y el concubinato, que es lo mismo. Pero ¡ante Dios! Pobre gente, ¡qué culpa tienen si no veían un sacerdote; y si lo veían, era solo de paso! Y ¡cuántos sin bautismo! La Confesión y la Comunión, casi no se conocen. De todo esto puede imaginar el arduo trabajo que me ha tocado ahora que ya me siento viejo.
A doscientos kilómetros de aquí, están los aborígenes; pero un poco civilizados. En estos días, obligados por el hambre, se acercan a pedir limosna debido a la gran sequía y a la plaga de langostas que han destruido las cosechas. Ahora debo estudiar su lengua, para entenderlos y hacerme entender. Le envío una foto con un grupo de ellos. Estamos haciendo un camión capilla; para llevar a cabo misiones en los centros más poblados, apenas me envíen otro sacerdote. Entre tanto hago lo que puedo. Enseño el catecismo todos los días; mañana y tarde, a los chicos y a los grandes y cada mes hay numerosas primeras Comuniones.
Para preparar a los adultos a la primera Comunión, haga novenas predicadas a la tarde y de esta manera vienen numerosas personas. Para atraer muchos jóvenes, hice un campo de deportes con variedad de juegos y he formado una hermosa Compañía de Exploradores. En la ciudad tengo 15.000 habitantes y otro tanto en las colonias [de la zona rural]. Y soy el primer párroco de toda esta gente; y de un párroco ¡que nunca ha tenido vocación de párroco! Ud. ¿Por qué no viene a ayudarme? ¡Figúrese si yo voy a poder ir para San José a predicar para las misiones! Y sin embargo iría de buena gana a visitar a mis siempre queridos compañeros. No los puedo olvidar, aun si me hayan hecho sufrir un poco por sus resistencias a la Gracia: se iban los días de fiesta a dar vueltas por ahí.


El 6 de agosto parte nuestro querido Superior Don Orione de regreso a Italia; de él tendrá noticias abundantes. Vino a visitarme aquí y ha visto lo que es el Chaco.
Saludo y bendigo todos, todos. Hágalos rezar por el buen éxito de esta gran misión. A Ud. y a los cohermanos de allí y de Roma, cordiales saludos.

El Señor nos bendiga
P. Enrique Contardi O.D.P

viernes, 14 de julio de 2023

RECORDAMOS A DON UMBERTO ORLANDO ZANATTA





Falleció el 15 de julio de 2009 a las 5 pm, en el Piccolo Cottolengo de Claypole, a los 89 años, 72 de profesión religiosa y 63 de sacerdocio.

    Nació en Visnadello (Treviso, Italia) el 9 de enero de 1920. Hizo su noviciado en Villa Moffa, donde llegó el 11 de agosto de 1935 acompañado por Don Sterpi y se fue nuevamente el 13 de octubre de 1936 para continuar sus estudios en Roma; Fue ordenado sacerdote en 1946.

     La Congregación le debe mucho a este Hermano que ha dedicado toda su larga vida a Dios, a Don Orione y a la Congregación.

      Era un hombre de sentido común, prudente, discreto y concreto, un religioso bueno y fiel. En Italia es recordado sobre todo por sus años en Palermo y Roma - Monte Mario; en Argentina desde hacia 25 años se dedicó a cultivar y transmitir los estudios y la historia de Don Orione; En toda la Congregación, la gratitud se mantiene durante los 12 años en que fue Consejero y General Bursar, desde 1969 hasta 1981.

      De la vida de este querido hermano viene el estímulo a la perseverancia, considerando lo hermoso que es estar en la casa del Señor a lo largo de los días, hasta el final. Los límites que inevitablemente acompañan a la vida se desvanecen como la niebla en el sol, aceptando estar expuestos al amor de Dios.

          La Congregación de Don Orione ora por él y le da las gracias al Señor por el don de su vida. El bien que ha hecho por todos nosotros sigue siendo un precioso legado y un compromiso para continuar con la fidelidad que renueva.

          Deo gratias!

Don flavio peloso

Superior General

  sac. umberto orlando ZANATTA

Falleció pacíficamente el 15 de julio de 2009 en el Piccolo Cottolengo de Claypole (Argentina), a los 89 años, 72 de profesión religiosa y 63 de sacerdocio. Perteneció a la provincia religiosa "Nuestra Señora de la Guardia" (Buenos Aires).

Umberto fue el cuarto hijo de la gran familia de Vittorio y María Zanatta. Salió a la luz el 9 de enero de 1920 en Visnadello di Spresiano (Treviso). Fue bautizado el 18 del mismo mes y confirmado en 1927 por el obispo Mons. Longhin.

Durante el catecismo elemental y parroquial, pronto expresó su vocación y su deseo de convertirse en sacerdote, por lo que el pastor, después de las prácticas necesarias, le dio la bienvenida el 15 de octubre de 1931 por Don Giuseppe Curetti, en el seminario Orionino en Campocroce di Mirano ( Venecia). Después de los dos primeros gimnasios, terminó el curso en Voghera y en Montebello (Pavia) en 1935.

Recibió el hábito religioso del mismo Don Orione, el 8 de septiembre de 1933 ingresó al noviciado en Villa Moffa, completándolo con los primeros votos religiosos en manos de Don Sterpi, el 7 de octubre de 1936. Después de la primera filosofía en el "Paterno" de Tortona, en 1937 fue enviado al Colegio "San Giorgio" en Novi Ligure (Alessandria), asistente y maestra, que estudiaba al mismo tiempo y obtuvo una maestría en 1943. Las incomodidades de la guerra lo vieron desplazado a Rosano di Casalnoceto por teología, completado Con el último año en Tortona (1943-44).

En el santuario "Madonna delle grazie" de Casei Gerola (Pavia) profesó a perpetuidad el 8 de septiembre de 1944 frente a Don Sterpi, que luego recibió en el santuario Madonna della Guardia en Tortona el diaconado (16 de marzo de 1946), y fue ordenado sacerdote el 7 de julio. Más tarde por el obispo Egisto Domenico Melchiori.

Más allá de los estudios eclesiásticos, Umberto mejoró su preparación humana y cultural al asistir a las Facultades de Magisterio de la Universidad de Turín ('44-47) y de Roma ('48-'50), así como al Instituto Pontificio de Música Sacra en Roma ( '50 -'52), obteniendo la licencia en canto gregoriano.

Sus primeros sacerdotes y apostólicos los ofrecieron a los jóvenes del Pequeño Cottolengo y al oratorio de Milán, donde también colaboró ​​en la secretaría provincial (46-48), trasladándose a Roma en la Curia general de Via Sette Sale, como secretario de Don Gaetano. Piccinini ('48 -'50). De 1950 a 1955 fue secretario provincial de la provincia romana, primero con Don Di Pietro (en S. Filippo Neri), y luego con Don Musso en Monte Mario. Nombrado tesorero del Centro Mutilatini, se dedicó al bien de todos hasta la designación, en 1958, como director de "Villaggio del Fanciullo" en Palermo, donde se sacrificó sin salvar hasta 1964, para volver a dirigir el Centro Mutilatini en Via della. Camilluccia, hasta el Capítulo General de 1969 que lo eligió como Tesorero General de la Congregación. Él estuvo ocupado en esta oficina durante dos seis años.

Obtuvo de los superiores el permiso para trabajar en Argentina, donde ya vivían sus padres, que los recibieron en 1949 como inmigrantes con la familia, se embarcó en 1982 y al llegar recibió la dirección de la casa y la comunidad de Carlos Pellegrini en Buenos Aires, haciendo un esfuerzo por reorganizar el archivo histórico, pero sobre todo dando a conocer la vida, el espíritu y los escritos del Fundador en el idioma local. Durante su estancia en esta casa hizo el Cuarto Voto de fidelidad al Papa: fue el 28 de agosto de 1983

De 1994 a 2000 estuvo en Córdoba, colaborando como consejero y pastor asistente. Continuó colaborando en los archivos y estudios provinciales sobre Don Orione y su trabajo, aceptando y ofreciendo al Señor una prohibición médica para nuevos viajes aéreos al extranjero. En 2004, sintiéndose más débil y necesitado, fue trasladado al pabellón sacerdotal del Cottolengo de Claypole, encontrando asistencia humana y espiritual adecuada, en el espíritu familiar tan querido por Don Orione, cuya canonización disfrutó mucho.

Muchos lo recuerdan amable, jovial, sincero, trabajador y buen organizador. Amante del bel canto y la liturgia, así como las relaciones interpersonales como herramienta para hacer el bien a los necesitados.

El funeral tuvo lugar al día siguiente en el santuario de San Luigi Orione en Claypole, al que asistieron muchos religiosos, sacerdotes, amigos y benefactores, quienes lo acompañaron a su entierro en el cementerio de la Congregación en Claypole.

 

Actas y comunicaciones de la Curia General.