martes, 7 de noviembre de 2023

MARIA ANUNCIADA PROFÉTICAMENTE JUNTO A CRISTO



1)     Del discurso del Papa del Papa Francisco, ceremonia de acogida y apertura a la JMJ (21/01/2019)

.. El ángel le preguntó si quería llevar este sueño en sus entrañas, si quería hacerlo vida, hacerlo carne. María tenía la edad de tantas de ustedes, la edad de tantas chicas como ustedes. Y María dijo: «He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Cerremos los ojos, todos, y pensemos en María; no era tonta, sabía lo que sentía su corazón, sabía lo que era el amor y respondió: “He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”. En este momentito de silencio que Jesús les dice a cada uno, a vos, a vos, a vos, a vos: “¿Te animás? ¿Querés?”. Pensá en María y contestá: “Quiero servir al Señor, que se haga en mí según tu palabra”. María se animó a decir “sí”. Se animó a darle vida al sueño de Dios. Y ésto es lo que hoy nos pregunta: ¿Querés darle carne con tus manos, con tus pies, con tu mirada, con tu corazón al sueño de Dios? ¿Querés que sea el amor del Padre el que te abra nuevos horizontes y te lleve por caminos jamás imaginados, jamás pensados, soñados o esperados que alegren y hagan cantar y bailar tu corazón?

2)    De los escritos de Don Orione[1]

Después que Mons. Bandi ordenó a su seminarista, clérigo de veintiún años,  suspender la actividad del Oratorio, en 1893, Luis Orione triste y amargado, fue consolado por la Virgen con este sueño.

“Aquella tarde, pues, me acerqué al frente de mi cuarto, me puse en la ventana a mirar abajo el Oratorio, que no sería más abierto, y a llorar y rezar, porque parecía que todo había terminado. Lloré como llora un chico, con el abandono, la inocencia y la Fe de un niño… Y recé a la Virgen y me puse yo y todo el Oratorio en sus manos… Y así, llorando y rezando y haciendo el sacrificio de todo y ofreciendo todo a la Virgen, sin darme cuenta, me adormecí…

Pero he aquí que el Señor y la Virgen quisieron darme, aquella noche, un consuelo inefable a mi espíritu… Tuve un sueño grande y santo: Vi una gran multitud de niños que estaba bajo la humilde ventana, como en una gran llanura; y un manto celeste se extendía sobre todo el Oratorio, que había sido cerrado, y sobre toda la inmensa llanura y sobre las cabezas de aquella multitud de niños.

… La Virgen se dirigió a mí, mostrándomelos. Y bajó de lo alto un canto; se escuchó, desde toda aquella masa, un dulce canto, el canto del Magnificat, que no había comenzado de toda aquella multitud de niños, sino de aquel árbol que surgía debajo de la ventana, donde yo estaba adormecido.

Y se difundió entre los niños: Cantaban todos, cada uno en su lengua, pero los varios idiomas se fundían en uno solo y admirable coro. La Virgen se unió a aquel canto… Y me desperté”

 

3) Oración de los Fieles:

 

Virgen María, Tú, desde la eternidad, fuiste predestinada Madre de Dios.

Ruega por nosotros, María

Fuiste la esperanza y la expectación de los profetas: la criatura hecha capaz de acoger el don de Dios.

Ruega por nosotros, María

Tú eres la imagen de Israel, el fruto más bello de la creación

Ruega por nosotros, María

                 



[1] DOLM Vol. I, pág. 53-54

8 NOVIEMBRE, SE EMBARCA HACIA ARGENTINA,

 Mientras Don Orione estaba en Brasil en el año 1921, recibió una carta de invitación para venir a la Argentina, pero, aunque hacía todo lo posible, no podía responder afirmativamente por el momento: los orionitas en Brasil tenían muchas necesidades y eran pocos para tantos requerimientos. En estas circunstancias volvió a comunicarse con el P. Sterpi, quien −a la cabeza de la joven congregación en Italia− le respondió con espíritu de fe que le enviaba cuatro seminaristas. Don Orione, entonces, comienza a contar las horas para seguir ayudando allí donde se lo pidiesen, pero con el paso de los días su preocupación de Padre se iba acrecentando. Sufría dolores en el corazón, pero los dolores físicos no lo frenaban. Lo que le dolía profundamente a Don Orione era el desamparo de los más frágiles, de los necesitados del encuentro con Jesús, y no poder hacer más. Estaba ansioso y preocupado, cuando recibe nuevamente la invitación desde Argentina. Su deseo de hacerse todo para todos era cada vez más grande. Pero esta vez las palabras dirigidas por monseñor Silvani a Don Orione son las justas para que, como una locomotora a toda máquina, se pusiera en marcha: “En noviembre en la Argentina es el mes de la Virgen de las flores. Aquí no hay nada para los pobres, para los últimos de la sociedad, no hay nada para los niños abandonados, para los desamparados…”. Hablarle a Don Orione de la Virgen y de los invisibles para la sociedad era irresistible.
Además, lo invitaba a predicar en la peregrinación de los italianos a Luján. Entonces respondió: “Estaré presente en la peregrinación a Luján. A los pies de la Virgen comenzará la misión de los Hijos de la Divina Providencia en Argentina; predicaré, haré todo lo que usted quiera…”. En tierra argentina se manifiesta la Providencia Así era Don Orione, arriesgado, confiado en Dios, experimentaba la ternura redentora de Jesús y se entregaba generosamente. El 8 de noviembre se embarcó en “El Deseado”. Por una recomendación hizo escala en Montevideo para poder tomar un vapor local y llegar más rápido a Buenos Aires, pero los trámites migratorios lo demoraron demasiado. Así, Don Orione no pudo llegar a tiempo a Luján, pero los santos siempre llegan a tiempo según el reloj de Dios.