PROFESIÓN DE FE:
Tips para vivir este año jubilar.
La profesión de fe, también llamada “símbolo”, es un signo de reconocimiento propio de los bautizados; en ella se expresa el contenido central de la fe y se recogen sintéticamente las principales
verdades que un creyente acepta y de las que da testimonio en el día de su bautismo y comparte con toda la comunidad cristiana para el resto
de su vida. “Porque, si profesas con tus labios que Jesús es Señor, y crees con tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Pues con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con
los labios se profesa para alcanzar la salvación” (Rm 10,9‑10).
Este texto de san Pablo subraya cómo la proclamación del misterio de la fe exige una conversión profunda no solo de las
propias palabras, sino también y sobre todo de la propia visión de Dios, de uno mismo y del mundo.
«Si queremos trabajar hoy útilmente por el retorno del siglo hacia la luz y la civilización, por la renovación de la vida pública y privada, es necesario que la fe despierte en nosotros y nos despierte de
este sueño «que es poco más que la muerte» ¡es necesario un gran renacimiento de la fe, y eso desde el corazón de la Iglesia, nuevos y humildes discípulos de Cristo, almas vibrantes de fe, changadores de Dios, sembradores de fe!
Y debe ser una fe aplicada a la vida. Se requiere espíritu de fe, ardor de fe, ímpetu de fe; fe de amor, caridad de fe, sacrificio de fe. Debemos llenar de fe todas las arterias humanas, todos los
caminos del mundo... Todavía podremos hacerlo todo por las multitudes, podremos renovar Italia y el mundo en Cristo, si tenemos más fe, si respiramos fe, si vivimos de una fe verdaderamente cristiana, ardiente, trabajadora» (Don Orione).
La profesión de fe es el signo distintivo de los bautizados, en el que se expresan el núcleo central y las principales verdades
de nuestra fe. Por tu gracia, Señor, queremos profesar nuestra fe no sólo con palabras, sino también con nuestra vida,
testimoniando la confianza y la esperanza que ponemos en Ti: Dios uno y trino.
Concédenos vivir en comunión con toda la Iglesia, que nos transmite la fe y en la que creemos, junto con todos nuestros
hermanos y hermanas cristianos.
Te lo pedimos por Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. Amén.
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