La iglesia se preocupa en
muchas ocasiones por el núcleo familiar, cree firmemente que la familia es el
espacio privilegiado para la formación de la conciencia humana y de la
espiritualidad cristiana. Y el lugar para la evangelización de los fieles, pues
la verdadera cristiandad se concretiza en el ambiente familiar. Nuestro padre
fundador nos dejó preciosos ejemplos sobre la formación de la familia.
Nuestros esfuerzos deben ser
encauzados para que la familia continúe siendo la referencia de la vida social.
Creemos que los valores
cristianos son formados y propagados dentro de la familia, desde los primeros
años de la infancia, hasta su declive natural, como nos enseña el papa
Benedicto XVI.
Don Orione recuerda; “Mi madre
me vistió -yo era el cuarto hijo- con las ropas de mi hermano, 13 años mayor, y
al no tener recursos, hizo pasar de uno para otro hijo, de los tres que me precedían:
aun así, nos dejó unos ahorrillos que fueron en parte destinados para provecho
de los primeros huérfanos de la Divina Providencia. Ella nos dio una buena
educación. No había retal que no supiese aprovechar para hacernos ropa, y la
familia prosperaba en una pobreza honesta y discreta…Esto significa que mi
madre, pobre campesina, se levantaba a las tres de la madrugada y comenzaba a
trabajar mucho, hacía a veces de madre con los hijos, también de hombre, pues
nuestro padre estaba lejos, trabajando en Monferrato.
Mi padre era un hombre que
considero “de lo mejor del mundo”, uno de esos liberales formados en Ratazzi. (Un
corazón de oro, una bondad excepcional, los viejos de Pontecurone lo dicen a
una sola voz). Permitía que mi madre (una santa) fuese a la iglesia cuando
quisiera, y me llevase con ella. Después de Dios, es a ella a quién debo mi
vocación. Pues bien, con mi entrada en el seminario, también el se hizo
católico practicante” Desde el inicio, Don Orione pensó en la pequeña Obra de
la Divina Providencia como “una planta única con diversas ramas”, “corriente de
aguas vivas que se reparten por distintos canales” como “una familia unida en
Cristo". Juntos, religiosos/as, laicos/as, viven y difunden la riqueza
carismática transmitida por Don Orione a través de una reciprocidad de dones
dentro de la familia orionita. Los religiosos, “guías expertos de vida
espiritual”, son llamados a “cultivar en los laicos el talento más precioso: el
espíritu”. Los laicos “que escogieron compartir el carisma orionita viviendo en
el mundo, son invitados a ser celosos y generosos para ofrecer a la Pequeña
Obra de la Divina Providencia, una preciosa contribución de su secularidad y su
servicio específico". Para una presentación pública de la Familia Orionita
(FDP,PHMC, ISO, MLO),reconocen en el superior general en comunión con la misma,
en cuanto sucesor de Don Orione, el punto de referencia del carisma del
fundador. En nuestros tiempos modernos, los desafíos para el tema de la familia
humana y cristiana son innumerables. Mantenemos siempre los propósitos e ideales
de la familia cristiana preconizada a lo largo de los siglos, en la sociedad
cristiana y occidental. En las últimas décadas, algunos elementos que eran
bastante raros se volvieron mucho más comunes e incluso en algunos ambientes,
preponderantes.
Así, percibimos que la
estructura familiar tiene nuevas realidades, con grandes variaciones. Debemos
partir siempre, para evangelizar, de la realidad concreta que vivimos entre nuestros
fieles en las comunidades parroquiales, en las misiones y en las obras.
La familia humana y cristiana
exige una evangelización integrada en los conceptos contemporáneos, envolviendo
los valores cristianos y conceptos culturales de los nuevos tiempos.