
Don-Orione Una de las más bellas páginas de la
vida de Don Orione es su amor de padre hacia sus seminaristas armenios, quienes
fueron parte de un grupo de huérfanos del Genocidio Armenio, a quienes la
Congregación recibió y cuido en la isla de Rodas. A los años, algunos de ellos
quisieron ingresar a la Congregación, razón por la cual fueron enviados a
Italia donde conocieron a Don Orione, quien fue un padre para ellos.
A inicios del S. XX, Armenia se encontraba bajo
el poder del Imperio Otomano. Al estallar la I° Guerra Mundial, ante la
inminencia de un conflicto entre los Imperios Otomano y Ruso, el gobierno turco
miro con desconfianza y sospecha al pueblo armenio, dando comienzo a un
sistemático y deliberado aniquilamiento de la población armenia que se
encontraba en el territorio del Imperio.
El Genocidio Armenio significó el exterminio de
un millón y medio de armenios perpetuado por el gobierno de los Jóvenes Turcos,
siendo uno de los primeros genocidios de la era moderna. Fueron implementadas
sistemáticas masacres y deportaciones, las cuales consistían en marchas
forzadas bajo condiciones inhumanas las cuales causaban la muerte de los
deportados. La fecha que marca el comienzo de dicho genocidio es el 24 de Abril
de 1915, día en que las autoridades otomanas arrestaron cientos de
intelectuales y lideres armenios de Constantinopla.
Rodas y los Huérfanos Armenios
En 1924, la Orden de Malta acondiciono una casa
en la isla de Rodas, frente a la costa turca, para huérfanos provenientes del
genocidio armenio. Su idea era ofrecer el orfelinato a otra asociación o
instituto, para ello algunos miembros de la Orden hablaron con el senador
italiano Ernesto Schiapparelli, presidente de la asociación “Italica Gens”, a
quien le preguntaron quien podía hacerse cargo del orfanato. El senador sin
dudarlo les recomendó que hablen con Don Orione, quien era entonces
considerando un “santo en vida”.
En
julio de 1924, el senador Schiaparelli hablo con Don Orione pidiéndole
que se hiciese cargo del cuidado de algunos huérfanos armenios. San Luis
Orione acepto la propuesta y le pidió al P. Vittorio Gatti que hiciese
los arreglos necesarios para asumir el instituto con Ludovico Chigi,
Grand Maestre de la Orden de Malta. En Julio de 1925, Don Orione envió
sus religiosos a hacerse cargo del cuidado de los huérfanos, nombrando
al P. Camillo Bruno director de dicho instituto.
El
14 de septiembre de 1925, un grupo de cincuenta huérfanos
sobrevivientes del Genocidio Armenio fue recibido en dicho instituto y
la Congregación se ocupó de su cuidado.
Las vocaciones armenias
La
vida en dicho instituto estaba inspirada en el Sistema Educativo
Paterno Cristiano de San Luis Orione, siendo una escuela de santidad y
virtudes cristianas, donde “se vivía casi un clima de seminario”. El
ambiente cristiano que reinaba en el instituto hizo florecer ocho
vocaciones de aquel grupo de huérfanos armenios, quienes viajaron a
Italia para ingresar a la Congregación el 29 de Junio de 1928
El encuentro con Don Orione
El
3 de julio de 1928, los armenios llegaron a Roma en tren desde Brindisi
y se trasladaron a la parroquia romana de “Ognissanti” (Todos los
Santos), donde el padre Roberto Risi les dio la bienvenida y los recibió
en el colegio “San Filippo Neri”. Al día siguiente, conocieron a San
Luis Orione quien los recibió como un padre como relataba el Padre
Chamlian , quien era uno de los ocho huérfanos:
“Al
día siguiente, 4 de julio, a eso del mediodía, el seminarista Malfatti
nos llevo a la casa de la calle Sette Sale, donde Don Orione nos estaba
esperando, habiendo venido de Tortona expresamente para conocernos. Nos
dio la bienvenida como un padre que recibe a sus hijos, a quienes hace
mucho que no ve. Nosotros, según nuestra costumbre, le besamos la mano y
llevamos la misma mano a nuestra frente como signo de respeto y
reverencia. Él, luego de habernos besado en la frente a todos, nos
pregunto si habíamos tenido un buen viaje, si estábamos contentos de
estar en Italia y luego nos expreso su alegría de tener en su
congregación miembros de las iglesias orientales en nosotros, armenios.
Nos habló de la Armenia mártir y de la reciente persecución turca contra
los armenios. Luego nos invito a bajar para el almuerzo y después de
comer nos hizo cantar en nuestra lengua”
El Padre Dellalian (imagen superior),
otro huérfano de aquel grupo, recordaba su primer encuentro con Don
Orione: “En el primer encuentro que tuvimos con Don Orione, él nos
recibió con más cariño que un padre hacia sus hijos”.
El
Padre Chamlian nuevamente relatando su primer encuentro con Don Orione
decía: “A eso de las cuatro, nos encontrábamos en la recepción del
Instituto ´Divin Salvatore´. Entonces le informaron a Don Orione que los
armenios lo estaban la recepción. Apenas lo supo, subió rápidamente.
Mientras tanto nosotros fantaseábamos que clase de hombre sería Don
Orione que estaba a cargo de tantos sacerdotes y seminaristas dispersos
en diversas casas, y era superior de tanta gente.
En
aquel momento pareció un sacerdote más bien anciano, entonces el
asistente nos dice que era Don Orione. Nosotros le besamos la mano según
nuestra costumbre, y luego de haberla besado llevamos la misma mano a
nuestra frente inclinada. Don Orione, luego de preguntarnos a cada uno
el nombre, quería saber el significado de llevar la mano a nuestra
frente luego de haberla besado. Uno de nosotros le explico que con este
acto reconocemos a la persona que se le besa la mano como nuestro
superior y por tanto este acto significa la sumisión de nuestra mente a
su voluntad. Esto le gustó tanto a Don Orione que nos pidió nunca perder
esta usanza tan significativa. De hecho cuando nuestro amado superior,
Don Orione, nos presentaba algún personaje ilustre o un benefactor les
explicaba nuestro modo de besar las manos, y si alguna vez al besar la
mano nos olvidábamos el segundo acto, sea por olvido o por vergüenza de
la circunstancia, él con amor nos llamaba la atención y nos decía que no
debíamos olvidar nuestras tradiciones”.
Luego
de algunos días en Roma, el 8 de Agosto de 1928, los aspirantes
armenios fueron enviados a la Colonia Santa María en Monte Mario (Roma),
donde funcionaba un aspirantado de la Congregación.
Manteniendo las tradiciones armenias
Durante
la formación de los seminaristas armenios, Don Orione siempre tuvo un
especial cariño por ellos, como también la preocupación que ellos
mantuviesen sus tradiciones, lengua y raíces, haciendo también lo
posible para que estuviesen en contacto con otros religiosos armenios.
Por ello, el deseo de Don Orione era darles el hábito religioso al
estilo armenio como el que utilizaban los seminaristas armenios de
Propaganda Fide, explicándoles a sus aspirantes: “Quiero darles un
habito de armenios, pero armenios en nuestra congregación”. Acerca de
esto, contaba el P. Chamlian:
“Era
el 29 de febrero, cuando Don Orione nos vino a ver en la Colonia y nos
invito a ir a visitar al Director del Seminario Católico Armenio de 'Via
San Nicolò da Tolentino' cerca de Piazza Barberini. El objetivo de
dicha visita era ver si le podía dar a sus seminaristas armenios el
mismo modelo de hábito que usaban los seminaristas armenios con la faja
roja. El director del seminario era entonces un joven sacerdote de
nombre Padre Garabed Aghagianian, quien algunos años después fue
ordenado obispo y nombrado cardenal en los años ‘40 por Pio XII. Y bien,
Don Orione obtuvo plena autorización de vestirnos como los estudiantes
del seminario armenio. Las hermanas de la Colonia enseguida pusieron
manos a la obra y nos prepararon siete hábitos a medida, siete
sobrepellices con una gran capa”.
El
4 de abril de 1929, Don Orione le impuso el hábito con la faja roja a
siete seminaristas siguiendo la usanza armenia. Dijo entonces en su
homilía: “…Sea alabado Jesucristo, este no es solo un saludo cordial, un
augurio para la simple vestición de un armenio, porque es la
Providencia quien tomo estos jóvenes y los trajo desde Armenia
atravesando primero Turquía y luego Rodas hasta Roma. Esto debe hacernos
reflexionar y mucho más conmovernos, pues nos alegra el hecho que
nuestra pequeña congregación se encuentre unida aquí, en este lugar
frente al Santísimo Sacramento orientales y latinos. (…) Estos jóvenes
que ustedes ven aquí son casi todos hijos de mártires (…) Armenia, la
única nación cristiana en medio del mundo mahometano, vio muchas veces
el derramamiento de la sangre de sus hijos confirmando su fe en
Jesucristo, y es por esto, mis queridos hijos, que los ciño con una faja
roja para que llevándola se recuerden de su patria mártir, de sus
antepasados que dieron la sangre en defensa de la fe de Roma y estén
preparados también ustedes para derramarla, mostrando ser hijos dignos
de sus padres (…) Esta tarde sentimos como un alba radiante de aquello
que ocurrirá cuando en la pequeña Congregación se hablen todas las
lenguas, se celebre la Santa Misa en todos los ritos aprobados por la
Iglesias. Nosotros esta tarde hemos escuchado cantar el Padrenuestro en
idioma armenio, pero qué hermoso será cuando en nuestra Congregación se
entone el Padrenuestro en todas las lenguas!”
Al
terminar la homilía, Don Orione miró a los seminaristas armenios y les
dijo: “¡Entonen las letanías en armenio!”. Muchos religiosos presentes
aquel día recuerdan el entusiasmo de Don Orione al hablar de las
Iglesias orientales y el ecumenismo. Aquella ceremonia quedará grabada
en los corazones de los seminaristas armenios, como recordaba el P.
Chamlian: “Nuestra alegría era inmensa, incluso cuando nuestro habito
era incomodo para trabajar y correr cuando jugábamos policías y
ladrones”.
“Santo Padre, en este momento también yo soy armenio”
El 23 de junio de 1929, en ocasión de la beatificación de un mártir armenio, Der Gomidas Keumurdjian (imagen),
el Papa Pio XI ofreció una audiencia especial para los armenios de
Roma, en la cual participaría los seminaristas armenios orionitas. Al
enterarse Don Orione de esto, decidió ir con ellos. Relata el Padre
Chamlian:
“El
mes de mayo de 1929, fue la beatificación del mártir armenio Der
Gomidas Komurgian, en aquella circunstancia el Papa Pio XI concedió una
audiencia particular solo para los armenios que se encontraban en Roma.
Aquel día Don Orione estaba en Roma para participar de la beatificación
de Don Bosco y fue a la Colonia de Monte Mario a visitarnos. Cuando le
dijimos que iríamos a la audiencia del Papa concedida solamente para los
armenios de Roma, y el nos responde: “Bien, yo voy también con ustedes y
si el Papa me dice algo le diré que también yo soy armenio”. De hecho
se unió a nosotros, entró con nosotros y se sentó al lado nuestro.
El
Papa entró a la sala y dio a besar su sagrada mano a todos los armenios
que estaban a su alrededor en la sala, al llegar a Don Orione dice:
“¡Oh, esta también Don Orione!” Don Orione nos presentó al Santo Padre
como sus seminaristas y dijo: “Santo Padre, en este momento también yo
soy armenio”, entonces el Papa le contesto: “Don Orione omnibus omnia
factus y ahora se hizo también armenio…”
La comunidad armenia de Roma
Los
estudiantes del Colegio Armenio de Roma estaban sorprendidos al
escuchar que Don Orione, un sacerdote de rito romano, estuviese
interesado de los ritos orientales y que tuviese en seminaristas
armenios en su Congregación, ganándose así la estima y veneración de
toda la comunidad de religiosos armenios en Roma. Un ejemplo de dicha
estima, es el Patriarca de Cilicia de los Armenios, Su Beatitud Hemaiag
Bedros XVII Ghedighian quien conoció a Don Orione y participaba
frecuentemente de las misas celebradas por Don Orione en la casa de la
calle Sette Sale, mientras era estudiante de la Universidad Gregoriana a
principio de la década del ‘30.
El sueño de Don Orione
Uno
de los grandes deseos de Don Orione era que sus seminaristas armenios
fuesen ordenados en rito armenio, por lo que le pidió a su vicario, el
Padre Sterpi, presentar el caso a la Congregación para las Iglesias
Orientales. Él soñaba que algún día ellos pudiesen trabajar con la
comunidad armenia y transformarse en un puente de unión entra la Iglesia
de Roma y las Iglesias Orientales. Pero nunca llegó a ver su deseo
hecho realidad. De hecho los seminaristas Dellalian y Chamlian fueron
ordenados bajo rito romano y no bajo rito armenio.
Aparentemente,
el Visitador Apostólico enviado por la Santa Sede, el abad benedictino
Emanuele Caronti, desalentó dicha iniciativa dada la inminencia de la
guerra y la conclusión del 1° capitulo general de la Congregación
(Agosto de1940). Luego de algunos años, la Congregación consiguió que
los PP. Dellalian y Chamlian puedan celebrar la misa en rito armenio.
Conclusión
La
historia de los seminaristas armenios nos muestra el corazón de padre
de Don Orione, como también su amor por la Iglesia Armenia,
especialmente por sus mártires a quienes admiraba. Este amor por el
pueblo armenio se transformará en una preocupación: sus seminaristas
debían conservar las tradiciones, lengua y rito de sus seminaristas;
siendo así un ejemplo de respeto a las culturas.
De
aquel grupo de 50 niños, ocho ingresaron a la Congregación y solo dos
fueron ordenados sacerdotes. Pero todos ellos siempre conservaron un
gran amor por Don Orione, a quienes consideraban su padre.Si bien nunca
Don Orione nunca pudo ver su sueño hecho realidad, los caminos de la
Providencia son indescifrables y quien sabe algún día este sueño se
vuelva una realidad.
Padre Facundo Mela (fdp) /www.donorione.org.ar