En latín se denomina Interregnum Papal y a diferencia del caso del fallecimiento del máximo exponente de la Iglesia, los cardenales presidentes de las congregaciones de la curia romana y el Cardenal Secretario de Estado no dejan automáticamente sus cargos. Transcurridos 20 días, a lo sumo, se reúne un cónclave para la elección de un nuevo sumo Pontífice. Mientras, el escudo del actual Papa (el de la izquierda) se sustituye.
A las 20:00 horas locales (16:00 de Chile), es la hora fijada para que se haga efectiva la renuncia, se abrirá el periodo llamado de "sede vacante", es decir de trono vacante, a partir del cual dejarán sus funciones todos los jefes de los dicasterios (los 'ministerios') de la Curia Romana, el gobierno de la Iglesia. El viernes, el Vaticano imprimirá un sello especial utilizado durante la sede vacante.
La sede vacante, en el caso del Papa, está regulada en la Primera Parte de la Constitución Apostólica de Juan Pablo II Universi Dominici Gregis (1996). Benedicto XVI especificó y aclaró algunas normas de esta Constitución el 22 de febrero de 2013.
Una vez en Sede Vacante, comenzarán las congregaciones de cardenales y durante las mismas tendrán que decidir la fecha. La primera, precisó Lombardi, se celebrará, como muy pronto, el 1 de marzo, pocas horas después de que sea firme la renuncia de Benedicto XVI.
¿Quién gobierna el Vaticano durante la Sede Vacante?
Cuando fallece o renuncia un Papa, comienza el periodo de Sede Vacante y todas las instituciones del Vaticano se detienen hasta la elección del nuevo Papa. Ese periodo está regulado por una Constitución apostólica que también define los únicos cargos que permanecen vigentes.
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CARDENAL TARCISIO BERTONE |
El camarlengo, durante la Sede Vacante, también actúa como jefe de Estado en funciones de la Ciudad del Vaticano. Sin embargo, durante este tiempo, no es responsable del gobierno espiritual de la Iglesia Católica Romana. La Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, encarga esa tarea al Colegio cardenalicio; a pesar de ello, el poder de gobierno que se les otorga es muy limitado, siendo sólo lo suficiente como para permitir que las instituciones de la Iglesia sigan funcionando y realicen algunas funciones básicas, esto, sin tomar decisiones definitivas o nombramientos, facultades o poderes cuyas funciones solo se reservan al Papa. El camarlengo, sin embargo, debe permanecer en el ejercicio de su cargo durante la sede vacante, a diferencia del resto de la Curia romana.