SANTA
JOSEFINA BAKHITA

Religiosa
sudanesa nacionalizada italiana.
Nació
alrededor del año 1869 en la región sudanesa occidental de Darfur; pertenecía
al prestigioso pueblo Daju. Su bien respetado y próspero padre era hermano del
jefe del pueblo. Estaba rodeada por una familia cariñosa de tres hermanos y
tres hermanas.
Entre los
siete y nueve años, fue secuestrada por los comerciantes árabes de esclavos, y cruelmente
obligada a caminar descalza unos 960 kilómetros (600 millas) hasta El Obeid. Fue
vendida y comprada dos veces antes de llegar allí. En el transcurso de doce
años (1877-1889) fue revendida nuevamente tres veces más. Se dice que el trauma
de su secuestro le hizo olvidar su propio nombre, adoptado el que le impusieran
sus captores: "Bakhita", que en árabe significa
"afortunada" y que le habían puesto a modo de burla por su situación
de sobreviviente.
Con 13 años
de edad, y tras haber intentado escapar de su cuarto verdugo en varias ocasiones,
la joven fue puesta a la venta una vez más. Ésta fue su quinta y última colocación.
Afortunadamente, el comprador fue un comerciante italiano que también era agente
consular: Calixto Legnani. Con él como amo, por primera vez el trato que
recibía era humanitario y cordial.
En 1884, las
circunstancias políticas hicieron que los europeos tuvieran que salir de la región
y Legnani volvió a Italia. Bakhita consiguió viajar con él y con un amigo del
Cónsul, llamado Augusto Michieli. Al llegar a Génova, la esposa de Micheli
consiguió que Bakhita se quedase a su servicio y, un par de años después, cuando
nació la hija del matrimonio, Bakhita se convirtió en su niñera y amiga. Años
más tarde, Turina, la esposa de Michieli, decidió confiar su hija a las Monjas
Canossianas del Instituto de los Catecúmenos de Venecia y que Bakhita permaneciera
con ella como su nodriza. Fue en el Instituto que descubrió a Dios y pudo dar
nombre a lo que desde niña sentía en su corazón. En sus memorias escribió:
“viendo el sol, la luna y las estrellas, decía dentro de mí: ¿Quién será el
dueño de estas bellas cosas? Y sentía grandes deseos de verle, de conocerle y
de rendirle homenaje”. Bakhita supo entonces que Dios había permanecido con ella
y le había dado fuerzas para soportar la esclavitud.
Después de
algunos meses de catecumenado, y tras haber obtenido la libertad según la ley, el
9 de enero de 1890 fue bautizada con el nombre de «Josefina Margarita
"Afortunada"».El mismo día también recibió el sacramento de la confirmación
y la santa comunión, del arzobispo Giuseppe Sarto, el cardenal de Venecia y
futuro papa Pío X.
El 8 de
diciembre de 1896, ingresó para la formación en la vida religiosa con las
Hermanas Canossianas, dónde permaneció hasta los 38 años de edad en que
-durante el día de la Inmaculada Concepción- se consagró para siempre a Dios, a
quien ella llamaba con dulce expresión: “mi Patrón”.
Durante los
42 años que permaneció en Schio, Bakhita hizo las labores de cocinera, sacristana
y portera. Su gentileza, voz calmada y sempiterna sonrisa se hicieron famosas en
Vicenza y sus habitantes comenzaron a llamarla "Sor Moretta", que
significa “hermanita morena”. Su especial carisma y su fama de santidad se fueron
haciendo notar entre las miembros de la congregación.
Llegó la
vejez, su salud se debilitó con una enfermedad larga y dolorosa que la postró
en una silla de ruedas. A pesar de sus limitaciones, continuó viajando y dando
testimonio de fe, bondad y esperanza. A quienes le preguntaban cómo estaba,
respondía sonriendo: “Como quiere mi Patrón”.
Falleció el 8
de febrero de 1947 y sus últimas palabras fueron «¡Madonna! ¡Madonna!».
Las
peticiones para su canonización comenzaron de inmediato, y el proceso inició oficialmente
con el Papa San Juan XXIII en 1959, sólo doce años después de su muerte. El 1 de diciembre de 1978, el Papa San Juan Pablo
II la declaró venerable, el primer paso hacia la canonización.
El 17 de mayo
de 1992 Bakhita fue declarada beata por el Papa San Juan Pablo II.
El 1 de
octubre de 2000 fue canonizada como Santa Josefina Bakhita por el mismo Papa.
La memoria
litúrgica de Santa Josefina Bakhita se celebra cada 8 de febrero
SAN JUAN BOSCO
Sacerdote y educador italiano, Fundador de la Orden
Salesiana. Juan Melchor Bosco Ochienna, nació en una finca
situada en las colinas de Becchi, en los Alpes
italianos, el 16 de agosto de 1815 en el seno de una familia pobre
y humilde dependientes de la agricultura. Sus padres eran
Francisco Bosco y Margarita Occhiena, y sus dos
hermanos se llamaban José y Antonio. Cuando tenía dos
años, fallece su padre, dejando a Margarita a cargo de criar a los tres niños
por sí misma.Desde muy joven él y sus hermanos experimentaron las dificultades
de la pobreza.
Margarita una mujer de valor y fe enseñó a los niños
que el trabajo era un privilegio por lo que asumieron algunas responsabilidades
y llevarían a cabo tareas como cortar y recoger leña, y trabajar en los campos.
Estos son algunos de los sacrificios que tenían que hacerse para así poder
mantener el hogar y la granja.
Cuando tenía solo nueve años, Juan tuvo un sueño
profético que marcó toda su vida: él sería pastor y guía de los niños y jóvenes
más necesitados.
Desde aquel sueño sabía que su destino estaba en el
sacerdocio y se dedicaría a ayudar a los jóvenes pobres. Para cumplir su sueño,
tuvo que salir de casa y caminar durante horas para asistir a la escuela de la
ciudad y recibir educación.
Se ordena sacerdote el 5 de junio de 1841. Su sueño se
hace realidad y decide dedicarse de lleno a los jóvenes más necesitados.
En 1844 fundó el Oratorio de San Francisco de Sales,
cuya sede se fijó dos años después en una casa de la periferia.
En 1859 Don Bosco fundó oficialmente la Congregación
Salesiana, -que había tenido varios intentos de concretarse desde 1854-
inspirada en San Francisco de Sales.
En 1872 cofundó, junto con María Dominga Mazzarello,
el Instituto de las "Hijas de María Auxiliadora", una congregación
que haría un trabajo similar al que Don Bosco realizaba con los jóvenes, pero
con mujeres.
Don Bosco muere el día 31 de enero de 1888. Durante su
propio velatorio, ocurre el que sería su primer milagro, teniendo como
protagonista al joven Luis Orione, a quien durante una confesión le habría
expresado "Nosotros seremos siempre amigos".
Fue beatificado por el Papa Pío XI el 2 de junio de
1929 y declarado santo por el mismo pontífice el 1 de abril de 1934. Juan Pablo
II le confirió el título de “Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes”. La memoria
litúrgica de San Juan Bosco se celebra cada 31 de enero.
SANTA MARIA DOMINGA MAZZARELLO
Religiosa italiana, cofundadora del Instituto de las
"Hijas de María Auxiliadora" - Salesianas.
María Dominga Mazzarello, conocida entre sus
contemporáneos como «Maín», nació el 9 de mayo de 1837 en Mornese (norte de Italia).
Era una chica sencilla, amable, fuerte, y muy
trabajadora. Además de ayudar a su madre en las tareas de casa y a cuidar de
sus hermanos (era la mayor de 9), trabajaba con su padre en la viña y tenía
tiempo para ayudar a otras familias del pueblo, ser catequista de su parroquia
y hacer grupos festivos con las niñas y jóvenes de su pueblo.
Se abrió a la fe acompañada por sus padres y por su
sabio director espiritual don Domingo Pestarino.
Con 15 años se inscribió en la Asociación de las Hijas
de María Inmaculada y se abrió al apostolado de las chicas del pueblo.
La grave enfermedad del tifus contraída a los 23 años
tuvo en ella una fuerte resonancia espiritual: la experiencia de la fragilidad
física, que por una parte la llevó a un abandono más profundo en Dios, y por
otra la impulsó a abrir un taller de costura para enseñar a las muchachas el
trabajo, la oración y el amor a Dios.
María, todavía convaleciente de la enfermedad, tuvo la
visión de un colegio con numerosas niñas y jóvenes y oyó la voz de la Virgen
María, que le decía: “A tí te las confío”, confiándole esa misión.
María Mazzarello desplegó su misión entre las chicas
más necesitadas de la zona de Monferrato. Junto con otras amigas, les enseñaban
a leer, a escribir, a coser, al tiempo que les proporcionaban agradables y
alegres recreos, explicándolen la buena noticia del Evangelio.
Contemporánea a Don Bosco, su ideal era dar
posibilidades a las chicas para que pudiesen ser protagonistas de su
crecimiento, en tiempos en que la sociedad no facilitaba a las jóvenes el acceso
a la educación.
Gracias a la intensa participación en los sacramentos
y bajo la sabia e iluminadora guía de Don Pestarino hizo grandes progresos en
la vida espiritual.
Con ocasión de la visita de Don Bosco a Mornese, el 7
de octubre de 1864, dijo: "Don Bosco es un santo, yo lo siento".
El 5 de agosto de 1872, Don Bosco la escogió para
iniciar el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora. Como Superiora se
mostró hábil formadora y maestra de vida espiritual.
Tenía el carisma de la alegría serena, irradiando gozo
e implicando a otras jóvenes en el empeño de dedicarse a la educación de la
mujer.
El Instituto nacía para dar respuesta a las
necesidades de las chicas en plena Revolución Industrial. Don Bosco quiso que
fuese “monumento vivo de gratitud a María Auxiliadora” de quien al final de su
vida pudo decir: “Ella lo ha hecho todo”.
El Instituto se desarrolló rápidamente. A su muerte
dejó a sus Hijas una tradición educativa empapada de valores evangélicos: la
búsqueda de Dios conocido a través de una
catequesis iluminada y un amor ardiente, la
responsabilidad en el trabajo, la lealtad y la humildad, la austeridad de vida
y la gozosa entrega de sí. Madre Mazzarello falleció en Nizza Monferrato el 14
de mayo de 1881.
Fue beatificada el 20 de noviembre de 1938 y
canonizada el 24 de junio de 1951.
Sus restos se veneran en la Basílica de Mª Auxiliadora
en Turín. Su fiesta se celebra el 13 de mayo
SAN LUIS ORIONE
Una breve reseña sobre nuestro SANTO
Sacerdote italiano, Fundador de la Congregación
religiosa "Pequeña Obra de la Divina Providencia".
Juan Luis Orione nació en Pontecurone, diócesis de
Tortona, el 23 de junio de 1872, y bautizado al día siguiente durante la fiesta
de San Juan Bautista.
Proveniente de una familia muy humilde y trabajadora,
desde pequeño se sintió atraído por las cosas de Dios. Rezaba y le pedía a la
Santísima Virgen que lo ayudara a cumplir su sueño de ser sacerdote.
A los 13 años fue recibido en el convento franciscano de
Voghera (Pavía) que abandonó después de un año por motivos de salud.
De 1886 a 1889 fue alumno de San Juan Bosco en el
Oratorio de Valdocco de Turín. El 16 de octubre de 1889 entró en el seminario
de Tortona. Siendo todavía un joven clérigo, se dedicó a vivir la solidaridad
con el prójimo en la Sociedad de Mutuo Socorro San Marciano y en la Conferencia
de San Vicente.
El 3 de julio de 1892, abrió en Tortona el primer
Oratorio para cuidar la educación cristiana de los jóvenes. Al año siguiente,
el 15 de octubre de 1893, Luis Orione, un clérigo de 21 años, abrió un colegio
para chicos pobres en el barrio San Bernardino.
El 13 de abril de 1895, Luis Orione fue ordenado
sacerdote y, al mismo tiempo, el Obispo impuso el hábito clerical a seis
alumnos de su colegio. En poco tiempo, Don Orione abrió nuevas casas en Mornico
Losana (Pavía), en Noto (Sicilia), en San Remo, en Roma.
Don Orione se inspira en las obras de San José Benito
Cottolengo y de San Juan Bosco para llevar adelante su congregación.
Alrededor del joven Fundador crecieron clérigos y sacerdotes
que formaron el primer núcleo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia.
En 1899 inició la rama de los ermitaños de la Divina
Providencia. El Obispo de Tortona, Mons. Igino Bandi, con Decreto del 21 de
marzo de 1903, reconoció canónicamente a los Hijos de la Divina Providencia
(sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitaños), congregación religiosa
masculina de la Pequeña Obra de la Divina providencia, dedicada a «colaborar
para llevar a los pequeños, los pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante
las obras de caridad», profesando un IV voto de especial «fidelidad al Papa».
Animado por una gran pasión por la iglesia y por la
salvación de las almas, se interesó activamente por los problemas emergentes en
aquel tiempo, como la libertad y la unidad de la Iglesia, la «cuestión romana»,
el modernismo, el socialismo, la cristianización de las masas obreras.
Socorrió heroicamente a las poblaciones damnificadas
por los terremotos de Reggio y de Messina (1908) y por el de Marsica (1915).
Por deseo de Pío X fue Vicario General de la diócesis
de Messina durante tres años. A los veinte años de la fundación de los Hijos de
la Divina Providencia, como en «una única planta con muchas ramas», el 29 de
junio de 1915 dio inicio a la Congregación de las
Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, animadas por
el mismo carisma fundacional y, en el 1927, las Hermanas adoratrices
Sacramentinas no videntes, a las que se añadirán después las Contemplativas de
Jesús Crucificado.
Organizó a los laicos en las asociaciones de las
«Damas de la Divina Providencia», los «Ex Alumnos» y los «Amigos», de lo cual
después tomará cuerpo el Instituto Secular Orionino y el Movimiento Laical Orionino.
Después de la primera guerra mundial (1914-1918) se
multiplicaron las escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras caritativas y
asistenciales. Entre las obras más características, creó los «Pequeños
Cottolengos», para los que sufren y los abandonados, surgidos en la periferia
de las grandes ciudades como «nuevos púlpitos» desde los que hablar de Cristo y
de la Iglesia, «faros de fe y de humanidad».
El celo misionero de Don Orione, que ya se había
manifestado con el envío a Brasil en 1913 de sus primeros religiosos, se
extendió después a Argentina y Uruguay (1921), Inglaterra (1935) y Albania
(1936). En 1921-1922 y en 1934-1937, él mismo realizó dos viajes a América
Latina, Argentina, Brasil y Uruguay, llegando hasta Chile.
Gozó de la estima personal de los Papas y de las autoridades
de la Santa Sede, que le confiaron numerosos y delicados encargos para resolver
problemas y curar heridas tanto dentro de la Iglesia como en las relaciones con
el mundo civil. Fue predicador, confesor y organizador infatigable de
peregrinaciones, misiones, procesiones, «belenes vivientes» y otras
manifestaciones populares de la fe.
Muy devoto de la Virgen, promovió su devoción por todos
los medios y, con el trabajo manual de sus clérigos, construyó los santuarios
de la Virgen de la Guardia en Tortona y de la Virgen de Caravaggio en Fumo de
Corvino.
En el invierno de 1940, intentando aliviar los
problemas de corazón y pulmones que sufría, fue a la casa de San Remo, aunque,
como decía, «no es entre las palmeras donde deseo vivir y morir, sino entre los
pobres que son Jesucristo».
Después de tan sólo tres días, rodeado del afecto de
sus hermanos, Don Orione falleció el 12 de marzo de 1940, suspirando «Jesús,
Jesús, Voy».
Su cuerpo, intacto en el momento de la primera exhumación
en 1965, fue colocado en un lugar de honor en el santuario de la Virgen de la
Guardia de Tortona, después de que, el 26 de octubre de 1980, fuera beatificado
por el Papa Juan Pablo II. El 29 de agosto durante el jubileo del año 2000, el
corazón incorrupto de Don Orione llega en un relicario para quedarse
definitivamente en el Santuario del Cottolengo de Claypole, en Buenos Aires,
Argentina; tierra a la que consideró su "segunda Patria". Así se
cumplió su propia profecía en la que expresó antes de su última partida a
Italia: "Vivo o Muerto volveré a la Argentina."
Fue canonizado el 16 de mayo del año 2004 por el Papa
Juan Pablo II.
Su memoria litúrgica es el 12 de marzo.