1) Santo Padre Francisco
Hay un estilo mariano en la actividad evangelizadora de la Iglesia. Porque cada vez que miramos a María volvemos a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño. En ella vemos que la humildad y la ternura no son virtudes de los débiles sino de los fuertes, que no necesitan maltratar a otros para sentirse importantes. Mirándola descubrimos que la misma que alababa a Dios porque «derribó de su trono a los poderosos» y «despidió vacíos a los ricos» (Lc 1,52 Lc 1,53) es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es también la que conserva cuidadosamente «todas las cosas meditándolas en su corazón» (Lc 2,19). María sabe reconocer las huellas del Espíritu de Dios en los grandes acontecimientos y también en aquellos que parecen imperceptibles. Es contemplativa del misterio de Dios en el mundo, en la historia y en la vida cotidiana de cada uno y de todos. Es la mujer orante y trabajadora en Nazaret, y también es nuestra Señora de la prontitud, la que sale de su pueblo para auxiliar a los demás «sin demora» (Lc 1,39). Esta dinámica de justicia y ternura, de contemplar y caminar hacia los demás, es lo que hace de ella un modelo eclesial para la evangelización. Le rogamos que con su oración maternal nos ayude para que la Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para todos los pueblos, y haga posible el nacimiento de un mundo nuevo. Es el Resucitado quien nos dice, con una potencia que nos llena de inmensa confianza y de firmísima esperanza: «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5)
2) De los escritos de Don Orione [1]
San Bernardino niño
Frecuentaba la escuela de aquel convento; pero todos los días llegaba tarde a su casa. La tía, con un poco de razón, porque le hacía de madre, se ponía nerviosa: ¿Por qué vienes siempre tarde a casa? “Sabes, tía, hay una Señora afuera que me quiere tanto y yo también la quiero mucho”…
San Bernardino fue siempre chistoso y hasta desde el púlpito enseñaba haciendo bromas … La tía seguía sospechando un poco, se sabe, las mujeres son un poco curiosas… Aquellas que viven más en la casa desean saber y saber… Así, todas las tardes, Bernardino le hacía chistes a la tía y prima con las cuales vivía… Y las pobrecitas, curiosas querían saber, querían conocer personalmente a esta bella señora… Todas las tardes, Bernardino acrecentaba cada vez más la curiosidad de estas buenas mujeres…
La sobrina finalmente quiere saber la verdad y saliendo de su casa se escondió donde pensaba que pasaba el primo… Éste venía muy calmo, y despacio recogía flores de los campos, por los torrentes, y hacía un lindo ramo… Después la prima vió que se acercaba a la puerta de la ciudad donde estaba pintada una imagen de la Asunción de la Virgen y que se arrodillaba a rezar. Y Bernardino rezaba y cantaba, porque era tanto el fervor que la inundaba, que no podía hacer otra cosa… También los poetas, cuando tienen el ánimo exultante, cantan y cantan, y canta el alma fervorosa y cuántos santos cantaban y se alegraban aún en el lecho de muerte…!
3) Oración:
Por tu intercesión ayúdanos a vivir como hijos tuyos y como verdaderos hermanos Ruega por nosotros, María
Haz que cada uno de nosotros sepa aceptar y respetar a los otros en su diversidad y en sus defectos
Ruega por nosotros, María
Que sepamos querernos de tal manera de tener una profunda apertura de ánimo entre nosotros
Ruega por nosotros, María