La CARIDAD como fuente y dinámica de la vitalidad espiritual, comunitaria y apostólica. Es “sólo la caridad la que vivifica, edifica y unifica en Jesucristo y en la Iglesia” (Scritti 59,215; 61,153). Por lo tanto, es en la caridad donde se juega nuestra santidad y nuestro apostolado, la felicidad personal, el futuro de la Congregación, el bien de tantas almas.
“Don Orione
vivió de un modo lúcido y apasionado el mandato de la Iglesia de vivir el amor
para hacer entrar en el mundo la luz de Dios (cfr. Deus caritas est, 39) ...,
convencido que la caridad abre los ojos a la fe y enciende los corazones de
amor hacia Dios”, Benedicto XVI exhortó: “continúen, queridos Hijos de la
Divina Providencia, sobre este camino carismático iniciado por él. “Las obras de
caridad, sea como actos personales, sea como servicios a las personas débiles
ofrecidos en grandes instituciones, nunca pueden reducirse a un gesto
filantrópico, sino que deben permanecer siempre expresiones tangibles del amor
providente de Dios. Para hacer esto – recuerda Don Orione – es necesario
‘empaparse de la caridad suavísima de Nuestro Señor' (Scritti 70, 231) mediante
una vida espiritual auténtica y santa”
El fuego de la caridad de Dios que inflamó a Don Orione es nuestra herencia más valiosa. “Que el nuestro, sea un espíritu grande de humildad, de fe, de caridad: que toda nuestra vida esté entretejida de oración, de piedad activa, de sacrificio que haga el bien a las almas. ¡Solo con la caridad de Jesucristo se salvará el mundo! Debemos llenar de caridad los surcos que dividen a los hombres repletos de odio y de egoísmo. Que reine entre ustedes, o mis queridos hijos, aquella caridad grande, suavísima y sobrenatural que siempre hizo de todos ustedes un solo corazón y una sola alma” (L I, 282) .
Para esto debemos nutrirnos de las fuentes de la caridad o sea las fuentes del carisma, o sea a los lugares propios del Fundador y de algunos Fundadores ligados a Don Orione “a la causa de Cristo y de la Iglesia no se la sirve sino con una gran caridad de vida y de obras” (Lettere I 181). Esta es la fuente no solo del carisma orionita, sino de nuestra vida consagrada y de la misión, teniendo en cuenta las relaciones comunitarias, los ministerios de la caridad, la caridad de las vocaciones, las nuevas fronteras de la caridad.
Extracto de proyecto Cpitulo XIII FDP