El primer viaje:
Don Orione “descubre” el mundo latinoamericano
(1921-1922) (18)
1) El sueño de ser misionero, surcar los mares
Hacía tiempo que Don Orione quería visitar a los
primeros misioneros que había enviado a fines de 1913, y que a partir de los
primeros días de enero de 1914 19 trabajaban en Brasil. La primera guerra
mundial (1915-1918) se lo había impedido, y había hecho difícil hasta la
correspondencia epistolar. En 1918 una seria enfermedad volvió a frustrar sus
intenciones de cruzar el océano
- Sabes,
Sterpi, que desde que estaba con Don Bosco, en Turín, siempre soñé con ser
misionero, surcar los mares, evangelizar pueblos, atravesar ríos y selvas; y
ahora un ángel “negro” el Obispo de Mariana, en el interior de ese inmenso
país, Brasil, me llama a salvar almas desde su lejana tierra
- ¡Eh,
Padre!... de chicos todos soñamos con aventuras misioneras, pero ahora ya somos
grandecitos y hay que ser prudentes y no querer dar el paso más largo que
nuestras piernas... —replicó el P. Sterpi—.
El P Sterpi, mano derecha del Fundador, que corría
detrás de Don Orione recogiendo y ordenando lo que la creatividad del Fundador
desparramaba a manos llenas (a veces le parecía hasta medio desordenado e
improvisador), sacudía la cabeza con cierto temor, porque ya preveía
iniciativas impensadas, nuevas obras, más personal Y todo eso recaería sobre
él. Se animó a agregar, con cierta osada timidez, casi en punta de pie, como
era su estilo:
- Pero
usted sabe, Padre, que, en estos años, las cosas no han andado demasiado bien
allá en Brasil. El Sr. Julio, quien se fue de la misión a los pocos meses de
llegar, en 1914, el pobre Carlos Germanò, que con votos y todo, también terminó
yéndose a lo de su hermano, y parece que ya se casó... En fin, me parece bien
que usted vaya, lleve al P. Mario Ghiglione y al P. Camilo Secco como
refuerzos, pero…
- ¡Ah,
Sterpi, Sterpi! ¿qué haría yo sin ti, sin tu prudencia, siempre alerta para dar
un toquecito de freno cuando yo aprieto mucho el acelerador? Si Dios me dijese
‘te quiero dar un continuador que sea según tu corazón’, yo le contestaría: No
hace falta, Señor, ya me lo diste en el P. Sterpi…”.
En 1921, al fin, Don Orione está listo para viajar
hacia Brasil El día antes de la partida, el 3 de agosto, le escribía a todos
los suyos:
“Hace sólo algunas horas que celebré la última Santa
Misa a los pies de Ntra. Sra. de la Divina Providencia, en la Casa de Tortona,
y ahora salgo hacia Brasil, adonde tenía pensado ir hace ya algunos años, para
encontrarme con los Hijos de la Divina Providencia que la mano del Señor ha
trasplantado allá.
Pero no puedo dejarlos, amados míos en Jesucristo, sin
dirigirles una vez más una palabra de afecto paternal, sin mandarles un último
saludo, una bendición muy especial
¡Sólo la caridad de Jesucristo salvará al mundo!
¡Debemos llenar con caridad los surcos de odio y egoísmo que dividen a los
hombres!”
El día
siguiente, 4 de agosto, Don Orione se embarca en el buque “Principe di Udine”,
llevando consigo a los sacerdotes Mario Ghiglione y Camilo Secco, lo que hace pensar que además de reforzar la
débil y problemática presencia de la congregación en Mar de Espanha, abrigaba
proyectos de apertura y crecimiento
Ese día, como de costumbre, el puerto de Génova bullía
de grandes transatlánticos, con sus altas chimeneas empenachadas de espeso humo
negro; y se oían los roncos sonidos de las sirenas a medida que los barcos iban
dejando el puerto arrastrados por minúsculos remolcadores hasta que, ya en mar
abierto, se perdían en la lejanía hacia remotos destinos
Así también el barco “Principe di Udine”, salió de
puerto y puso proa a Brasil, con sus tres misioneros a bordo
Don Orione en Brasil
El viaje fue más o menos tranquilo,
con algo de mar picado en el Golfo de León, y 17 días después, el 20 de agosto,
desembarcaban en Río de Janeiro.
El 19 de tarde llegaron a la vista
de la ciudad, enmarcada en un espléndido escenario natural que dejaba
boquiabiertos a los que lo contemplaban por primera vez
¡Miren qué belleza! —exclamó Don
Orione, apoyado en la popa, junto a sus dos acompañantes— ¡Es un encanto! ¡De
día, y más aún de noche cuando toda la ciudad está iluminada! ¡Es inmenso! 23
Y así, hasta bien entrada la noche,
los tres se quedaron gozando del magnífico espectáculo, en muda contemplación,
oración sin palabras, de alabanza al Creador de tanta belleza
A media mañana del sábado 20,
desembarcaron En tierra los esperaban el sobrino Eduino Orione y el P De Paoli
El domingo 21, Don Orione celebró la primera Misa en tierras latinoamericanas,
en un orfanato de las Hermanas de la Madre Michel 24
Permaneció unos días en Río de
Janeiro, allí visitó al Nuncio Papal, al Cardenal Alburquerque, y otras
personalidades, en tratativas referidas a una institución que albergaba a 260
menores —la “Casa de Preservação” (un reformatorio)— y en la que se interesaban
casi todas las autoridades mencionadas
Por fin, el 26 de agosto, viajan a
Mar de Espanha, una población de unos 2500 habitantes, a la que llegan en dos
días de viaje en tren
En carta a Mons. Cribellati, Obispo
surgido de la Congregación, Don Orione describe así el pueblo y la región:
“Mar de Espanha es una pequeña
ciudad de poco más de 2000 almas en el centro; es una bellísima pequeña ciudad,
con una iglesia parroquial que desde el centro elevado domina todas las casas.
También la iglesia es muy hermosa () La población está esparcida en pequeños
pueblos, y la parroquia totalizará unos 10 ó 12000 habitantes () los pueblitos
distan de nuestra parroquia de 12 a 16 kilómetros, que recorremos a caballo,
binamos 25 los domingos, y cada pueblito
tiene su capillita; tenemos 7 u 8 caballos que nos sirven para llevar los
sacramentos e ir a los pueblitos 26
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18 Del 4 al 20 de agosto de 1921, ida a Brasil; del 18 de
junio al 4 de julio de 1922, regreso a Italia.
19 El P Genesio Poli, en su libro Don
Orione e o Brasil (São Paulo, 1990), cuenta en la pág. 10: “... los primeros
misioneros... eran: el P. Carlos Dondero que era director en San Remo, el Hno.
Carlos Germanó y el Sr. Julio, despensero en el Instituto de San Remo, sin
compromisos religiosos”. Agrega que este último, luego de unos meses en la
misión se fue y nunca más se supo de él. A mediados de 1914, Don Orione envía
al P. De Paoli como refuerzo y asistente de las Hermanas de la Madre Michel.
Del Hno. Germanó, religioso con votos que también se fue; hay una carta de Don
Orione a la Madre Michel, de junio de 1914 donde lo describe como un huérfano
del terremoto, con votos religiosos, y le pide encarecidamente que trate de ir
a Mar de Espanha: “Vea si puede hablar con el más joven de los tres: Carlos
Germanò. Era un hijo mío querido, un huérfano calabrés que ahora tiene 22 años,
Religioso nuestro y ya con los santos votos De las cartas de Dondero todavía no
me queda claro que ya no esté allí. Pero si ya no estuviera, búsquemelo usted
(apenas pueda) – y muéstrele esta carta mía y entréguele lo que le doy a usted
expresamente para él” (3 de junio de 1914. Scritti 103, 21) El 14 de setiembre
del mismo año le escribe al P. Carlos Dondero: “Me entero con gran dolor que
Carlos ya no está con Uds. y le escribo que vuelva con Uds Y agrego la presente
como carta de presentación ante Uds y de aceptación de parte mía y de parte de
ustedes () (Scritti 103, 132) El 17 del mismo mes (Scritti 103, 133; cf G Poli,
Os filhos de Don Orione no Brasil, 1985) le escribe al propio Germanò: “Recibí
tu carta del 24 de agosto, ¡que me dio un profundo dolor! ¡No puedo expresar el
disgusto que siento en el corazón! Había recibido tu primera carta, (...) Mi
que rido Hijo, ¿por qué me quieres dar este dolor? Mi queridísimo Carlos, no
abandones a Don Orione, que te ha querido y te quiere más que un padre” El
joven se fue a lo de un hermano suyo que estaba en Brasil, luego se casó.
Quizás hubiera aceptado volver a Italia, como le proponía Don Orione en varias
cartas, hasta 1919; pero ya había empezado la guerra de 1914-1918.
NdE: el diálogo referido es una recreación
literaria realizada por el autor
Carta circular desde Génova, dirigida “a los
queridos Hijos de la Divina Providencia, sacerdotes, seminaristas, ermitaños,
postulantes; a las Hermanas Misioneras de la Caridad; a mis bienhechores y
bienhechoras; a los queridos huérfanos, a los ancianos internados, a los ciegos
y a todos los jóvenes que se educan en las casas e institutos de la Providencia
del Señor” (Scritti 62, 12) Quien pasará
años después a Argentina, donde falleció, el 10 de enero de 1958, y está
enterrado en el cementerio del Cottolengo de Claypole
23 Cf. Carta al
P. Sterpi del 18 de agosto, en navegación hacia Río de Janeiro (Scritti 14, 82
ss)
24 Puede decirse que la Madre Michel (que ya había
viajado a Brasil por primera vez en 1901) fue decisiva en la apertura de Don
Orione a Brasil: “Y usted, Reverendísimo Padre, ¿cuándo vendrá a América?”
(carta de 1904). Luego será Don Orione quien invite a la Madre Michel y sus
religiosas a Argentina, hacia 1927.
25 NdE: La palabra “binar” indica que se celebra
en el día una segunda Misa o más, por las necesidades del Pueblo de Dios
26 Carta desde Mar de Espanha, del 28 de
septiembre de 1921 (Scritti 28, 113)