El 16 de julio de 1900, en el atrio de la Iglesia de la Cruz
de los Milagros, en la ciudad de Corrientes, el doctor Rosendo de Lastra y
Gordillo, por entonces obispo de Paraná, Corrientes y Misiones, coloco la
corono a la Madre de Itatí. La misma, fue bendecida por el Papa León XIII, en
la Capilla del Vaticana.
El nombre de la Pura y Limpia Concepción de Itatí, viene de
la lengua guaraní: “ita”, roca y “ti”, blanca, o sea “piedra blanca”; debido a
los yacimientos de cal que estaban junto al arroyo Caleria.
El 23 de abril de 1918, la Virgen fue proclamada Patrona y
Protectora de la Diócesis de Corrientes; creada el 3 de febrero de 1910 por el
Papa Pío X. Hoy es reconocida como protectora de toda la región del NEA.
La pequeña localidad Itateña se halla a 73 km. de la ciudad
de Corrientes. La Ciudad surgió de una reducción indígena. Allí el 16 de Julio,
de cada año, miles de devotos de todo el país desbordan la capacidad del Templo
Mariano.
La Basílica de Nuestra Señora de Itatí, es uno de los
santuarios más importante de América.
Según la tradición, la imagen habría sido encontrada en el
curso del alto Paraná; cerca del puerto de Santa Ana, por un grupo de
aborígenes. Estos habían visto a la Virgen Inmaculada sobre una piedra, rodeada
de una luz muy brillante y acompañada de una música sobrenatural. Fray Luis
Gómez ordenó el inmediato traslado de la figura a la reducción, pero la imagen
volvió a desaparecer en dos ocasiones, retornando a su lugar cerca del río.
Los religiosos comprendieron cuál era la voluntad de la
Santa Madre, y se dispuso el traslado del asentamiento a esos parajes. En 1615
(1580 según otras fuentes) el puerto de Santa Ana quedo abandonado, y el Fray
Luis de Bolaños funda la nueva reducción a la que da el nombre de “Pueblos de
Indios de Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí”.
Con el tiempo, el lugar comenzó a conocerse simplemente como
Itatí, y el Fray Luis de Gamarra, párroco del lugar, fue el primero en dar a
conocer los milagros de la Virgen.
En la semana Santa de 1624, tiene lugar la primera transfiguración
de la Virgen, que duró varios días. Gamarra relata en un documento de la época
que “... se produjo un extraordinario cambio en su rostro, y estaba tan linda y
hermosa que jamás tal la había visto”. Las transfiguraciones se repitieron a lo
largo de los años, y en ocasiones también se oyó esa música sobrenatural de la
que habían hablado los indígenas que encontraron la imagen.
Los milagros y las curaciones son incontables,
pero quizás el más increíble y espectacular haya ocurrido en 1748. En ese año
hubo un gran malón que buscaba destruir y saquear el poblado, pero cuando los
indios llegaron a las puertas de Itatí, se abrió ante ellos una ancha y
profunda zanja que les impedía el paso. Ante este hecho se retiraron
despavoridos, y los habitantes del lugar acudieron entonces a la capilla
agradecer a su Patrona.
UN POCO DE HISTORIA
LA VIRGEN DE ITATI EN TACUAREMBO
ORIGEN
Todo comenzó en la desembocadura del arroyo Yaguarí, que en
guaraní significa arroyo de las fieras, sobre la margen izquierda
del Río Paraná, a unos seis kilómetros del actual pueblo Itatí en la provincia
argentina de Corrientes. Allí estaba ubicada la aldea precolombina de
aborígenes guaraníes llamada Yaguarí cuyo jefe era el cacique Yaguarón. En marzo de 1528 llega al lugar el Padre Francisco García
que era capellán de la tripulación de Sebastián Gaboto, quien le dio a esa
población el nombre de Santa Ana. Luego, mediante la obra evangelizadora
de los Padres Franciscanos, comenzó y se desarrolló el culto a una
imagen de la Inmaculada Concepción. La reiterada aparición de esta misma
imagen en ‘‘Itatí’’, que significa punta de piedra, hizo que los
pobladores del Yaguari se trasladaran a ese lugar.
Con los guaraníes del Yaguarí y con otras seiscientas
familias que trajo el santo mártir Roque González de Santa Cruz, Fray Luís de
Bolaños fundó el 7 de diciembre de 1615 el PUEBLO DE LOS INDIOS DE LA PURA y LIMPIA CONCEPCION DE ITATI Con los guaraníes misioneros llegó a Tacuarembó la Virgen de
Itatí. El primer testimonio que encontramos es del P. Jaime Ros: ‘‘El
General Fructuoso Rivera, llevaba en su ejército una pequeña imagen
de dicha Virgen que quedó en posesión de una humilde familia...’’
Otro testimonio es el de Ramón González: ‘‘¿Cómo vino a
Tacuarembó la Virgen de Itatí, la Virgen Misionera?. Vamos a decirlo;
después de la reconquista de los pueblos de Misiones, situados en la
margen izquierda del Río Uruguay, el General Fructuoso Rivera, al verse
obligado a retirarse de allí en cumplimiento del tratado celebrado
entre nuestro Gobierno y el Gobierno Brasileño, se trajo consigo a todas
las familias misioneras de las poblaciones conquistadas, estableciéndose
cerca de la barra del Río Cuareim, donde fundó la Colonia Bella Unión.
Producidas en el año 1832, la sublevación de la Colonia, esta fue
arrasada y sus componentes dispersos en todas direcciones. Uno de estos
componentes Doña Brígida Albano, bisabuela de Anastasia Zanit, fue quien
trajo a Tacuarembó a la Virgen de Itatí’’.Estos testimonios coinciden con lo sucedido en 1828 y que el
prof. Oscar Padrón Favre define como ‘‘el gran éxodo guaraní - misionero’’
con el que entraron al territorio Oriental entre 3000 y 8000 personas
(según distintos testimonios) de origen guaraní misionero en su gran mayoría.
“El Éxodo de varios miles de indios que abandonaron las antiguas misiones acompañando a Fructuoso Rivera y se radicaron en momentos en
que nuestro país nacía. Este acontecimiento –de características
singulares no sólo en la historia del Uruguay sino en la del propio
continente- tuvo una influencia decisiva en la vida política nacional y en la
formación de las poblaciones y la cultura de las zonas centro y norte del
país”
Se trató de la población misionera que aún habitaba los
siete pueblos de las Misiones Orientales: San Borja, San Luis, San Juan, San
Miguel, Santo angel, San Lorenzo y San Nicolás. A estos se les unió la
población de otros cuatro pueblos ubicados al occidente del Uruguay:
Yapeyú, Santo Tomé, La Cruz y Corpus. Según las investigaciones realizadas por el Prof. Ernesto
Michoelsson, en 1833 ya encontramos afincados con chacras en los alrededores
de San Fructuoso a los Guaraníes Manuel Cairé, Félix Arayé y
Lorenzo Pani. La marcha de los guaraníes durante su éxodo hacia el sur fue
como una gran ‘‘procesión presidida por los ancianos que llevaban los
santos principales’’. Entre estos Santos principales o patronos
estaba la Pura y Limpia Concepción de Itatí que fue venerada en Tacuarembó. El P. Jaime Ros dejó un valioso testimonio del culto que
recibió: ‘‘Los que peinamos canas podemos certificar que esta imagen era
popular en nuestra campaña y que era reclamada frecuentemente para ser
velada en distintos lugares, donde cubierta de cintas y circuida de
luces y flores se les hacía presidir las fiestas organizadas en su obsequio,
que terminaban generalmente en baile a la usanza prístina’’.También Ramón González fue testigo de dicho culto: “Era
costumbre antiguamente y no sé si aún subsiste que cuando la gente
moza se quería divertir se buscaba el pretexto de la Virgen de Itatí, se la
iba a buscar y se organizaba un velorio en alguno de los ranchos de los alrededores
del pueblo, en los cuales so pretexto de velar a la Virgen de
Itatí se bailaba o se jugaba a las prendas o alguna cosa por el estilo., una
vez en una casa, otra vez en otra’’. Aquí la Virgen recibió un culto al estilo guaraní: velorios
y fiestas que se prolongaron hasta 1935 donde la imagen original fue
arrebatada de Tacuarembó. POR ESTAS RAZONES LA VIRGENCITA ES LLAMADA INDIA Y GAUCHA. ¡VIRGEN DE LAS FIESTAS!
LA OBRA DON ORIONE EN TACUAREMBÓ
El 6 de marzo de 1998 llegaron a Tacuarembó dos religiosos
de la Obra
Don Orione, el Padre Miguel Berriel y el Hermano Roberto
Vera, con la misión de fundar una nueva comunidad.
El Obispo, Mons. Julio Boniono, los recibió en su casa.
Mientras elegían el lugar para la nueva fundación se pusieron en contacto con la
realidad de la Diócesis y con su historia. Fue entonces, que con muchísimo
asombro y alegría, descubrieron la hermosa historia de la presencia de
la Virgencita de Itatí en estas tierras.
Nos preguntamos por qué precisamente ellos, los Hijos de Don
Orione, se admiraron tanto al descubrir esa historia Lo que sucede es que el mismo Don Orione durante su estadía
en Argentina se hizo cargo del Santuario de la Virgen de Itatí en la
Provincia de Corrientes.
El 8 de agosto de 1935 Don Orione le escribe desde Buenos
Aires a su estrecho colaborador en Italia, Don Sterpi, comunicándole la
noticia:
‘‘Como ya te lo había contado he aceptado, por pedido del
Nuncio Apostólico, uno de los cinco Santuarios Marianos más
importantes de la Argentina, en los confines de la República frente a
Paraguay. Se trata de la Virgen de Itatí venerada desde 1600. Voy a visitarlo. Se
necesitan cuatro días para llegar, tres por tierra y uno por río. Lo
acepté enseguida con mucho gusto porque es un Santuario de María Santísima’’.
El 22 de junio de 1937 Don Orione se encuentra navegando por
el Río Paraná hacia Itatí.
El 24 del mismo mes a bordo del Vapor General Artigas
escribe: ‘‘En viaje al Chaco y a Itatí. Como pueden ver, tengo el
gusto de escribirles mientras viajo por el Paraná, para saludarlos
-quizás por última vez en mi vida - a esos hermanos queridos que
trabajan para defender y salvaguardar nuestra fe. Son los que están más
lejos de Buenos Aires, en el centro del Chaco y en Itatí, en el
límite de la Argentina, frente al Paraguay’’.
Don Orione llegó a Itatí el 27 de junio, desde entonces sus
hijos son los custodios de la Virgencita de Itatí.
Ahora entendemos por qué los religiosos de la Obra Don
Orione, que el 12 de julio de 1998 pusieron sus tiendas en Villa Ansina, se
alegraron tanto con el Providencial hallazgo. Por esta razón, como en Itatí, también en Ansina, ellos son
los custodios de esta Virgencita y de su historia. PODEMOS DECIR QUE LA
VIRGEN DE ITATÍ LOS HABÍA PRESIDIDO Y LOS ESPERABA EN ESTOS PAGOS PARA ALENTARLOS EN SU TRABAJO EN FAVOR DE LOS MÁS NECESITADOS.
EL SANTUARIO
El Santuario de la Virgen de Itatí de Villa Ansina como todo
santuario es un lugar sagrado hacia donde se encaminan muchos peregrinos.
Allí, en el “lugar cercado y sagrado”, se produce un encuentro del
peregrino con una historia en la que Dios se ha manifestado. Luego de ese
encuentro, el peregrino regresa fortalecido en su identidad ya que ha
reforzado sus lazos con una historia que le da sentido a su vida.
El Santuario se transforma así en un hito que orienta el
caminar del pueblo sobre la tierra en la que le ha tocado
Fue el suceso más notable y apoteótico desde los tiempos de
los festejos del III Centenario de la Fundación de Corrientes en 1888, y no
tendría continuidad con otro suceso de su jerarquía hasta la Consagración de
Monseñor Luís María Niella como Primer Obispo de Corrientes en 1911.
El 16 de julio de 1900, en las puertas del Santuario de la
Santísima Cruz de los Milagros de Corrientes, la Imagen Taumaturga de la Pura y
Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí, traída en barco desde su trono en
una marcha cargada de hondo sentimiento, fue solemnemente coronada por el
Obispo de Paraná Monseñor Rosendo de la Lastra y Gorillo, ante los Obispos del
país, de Paraguay y Uruguay.
El Presidente de la República, Gral. Julio Argentino Roca,
de puño y letra, envió una misiva; asistieron o enviaron representaciones
mandatarios provinciales. Apadrinó el acto el Gobernador de Corrientes y fue
Madrina Da. Josefina Hardoy de Gallino, Presidenta de la Comisión Central de
Damas.
La corona impuesta sobre las sienes de la Imagen de la
Virgen, había sido concebida por Forment Maurice como una exquisita joya al
estilo de las coronas imperiales del Renacimiento, en oro, con incrustaciones,
en sus engarces, de amatistas y topacios de gran tamaño, y dibujos afiligranados
de artística expresión.
Al momento solemne de la Coronación, ante una multitud que
llenaba el atrio del Santuario, la plaza adyacente y la manzana siguiente,
sonaron cañonazos en el puerto de la ciudad, bombas de estruendo, se soltaron
palomas y repicaron jubilosamente todas las campanas de las Iglesias de la
ciudad de Corrientes, en el preciso momento en que el Obispo de la Lastra y
Gordillo, a nombre de S.S. León XIII, colocaba sobre las sientes de la Virgen,
la corona ante el llanto incontenible de la muchedumbre emocionada asistente al
acto.
Después sobrevinieron los festejos que siguieron por varios
días y no concluyeron sino hasta el retorno final de la Imagen de la Virgen a
su trono del Santuario de Itatí, terminando así el suceso más notable y
conmovedor de una época.