Totalmente
dedicado a trabajar por la restauración del catolicismo en su tierra
natal, obispo electo en Ginebra, fue un verdadero pastor del clero y de sus
fieles para instruirlos en la fe con sus escritos y trabajos ofreciendo a todos
un buen ejemplo. Don Orione citaba a menudo sus palabras en el campo de la
educación. Él decía: "En una palabra: no infligir castigos, salvo que se
vean obligados, y tanto el rigor templado de amor,se consigue más con amor que
con el miedo; ser amado en Jesucristo y "hacerlo todo por amor y nada por
la fuerza", como
“Un santo
triste, es un triste santo”, decía San Francisco de Sales. Cuando estamos de
mal humor, estamos enojados, y todo nos resulta molesto; y el demonio, que
insinúa la tristeza con apariencia de piedad, orden, disciplina, rectitud,
etc., tiende sus lazos.
Es gran daño abatirnos por nuestros defectos y los
defectos de los demás.
¡Seamos humildes, sí, pero nada de abatirnos,
nunca!Vivamos, en cambio, llenos de filial confianza en la bondad del Señor
Francisco de Sales "(Ver. Lett. I 378)
