Este recuerdo de Don Orione sobre su madre nos hace pensar en
nuestras propias familias y agradecer a Dios por ellas.
"Yo
era el cuarto de los hijos y mi madre me ponía la ropa de mi hermano más
grande, trece años mayor que yo, que la pobre ya había usado para mis tres
hermanos mayores; pero, esto sí, nos ha dejado un poco de dinero que, en
parte, fue a parar a los primeros huérfanos de la Divina Providencia, y nos ha
criado bien: con pedazos ...viejos nos hacía la ropa, y así, en la pobreza y
con honestidad y discreción la familia salía adelante.
Mi madre,
pobre viejita campesina, se levantaba a las tres de la mañana para trabajar;
siempre estaba haciendo algo, y se ingeniaba para todo. Era la mujer de la casa
pero hacía también los trabajos del hombre ya que nuestro padre trabajaba
lejos, en Monferrato: cortaba el pasto con la guadaña, y la afilaba ella
misma, no la llevaba al afilador. Ella misma hilaba y tejía; y mis hermanos se
repartieron todas las sábanas y la lencería que hizo mi pobre madre!
Tenía
contados hasta los cuchillos rotos, que es lo que yo he heredado. No compraba
nada a menos que fuera absolutamente necesario. Cuando murió, después de 51
años de casada, le hemos puesto el vestido de esposa que había hecho teñir
de negro. Le quedaba muy bien y era el mejor vestido que tenía. reflexiones
del P. Miguel Berriel
Hijos
míos, ven cómo hacían nuestros queridos y santos viejos? Siempre me contaba
que Jesús se había bajado del caballo para recoger un pedazo de pan..."