1) Nos dice el Papa Francisco
La actitud de María de Nazaret nos muestra que el ser está antes del hacer, y que es necesario dejar hacer a Dios para ser verdaderamente como Él nos quiere. Es Él quien hace en nosotros muchas maravillas. María fue receptiva, pero no pasiva. Como, a nivel físico, recibió el poder del Espíritu Santo para luego dar carne y sangre al Hijo de Dios que se formó en ella, así, a nivel espiritual, acogió la gracia y correspondió a la misma con la fe. Por ello san Agustín afirma que la Virgen «concibió primero en su corazón que en su seno» (Discursos, 215, 4). Concibió primero la fe y luego al Señor. Este misterio de la acogida de la gracia, que en María, por un privilegio único, no contaba con el obstáculo del pecado, es una posibilidad para todos. San Pablo, en efecto, inicia su Carta a los Efesios con estas palabras de alabanza: «Bendito sea Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en los cielos» (1, 3). Como Isabel saludó a María llamándola «bendita tú entre las mujeres» (Lc 1, 42), así también nosotros hemos sido desde siempre «bendecidos», es decir amados, y por ello «elegidos antes de la creación del mundo para que fuésemos santos e intachables» (Ef 1, 4). María fue pre-servada, mientras que nosotros fuimos salvados gracias al Bautismo y a la fe. Todos, tanto ella como nosotros, por medio de Cristo, «para alabanza de la gloria de su gracia» (v. 6), esa gracia de la cual la Inmaculada fue colmada en plenitud..
LA LEYENDA DE FRAY AVE MARÍA
2) De los escritos de Don Orione [1]
El mejor elogio de Fray Ave María escrito por Don Orione es la conocida reelaboración de la leyenda medieval de Fray Ave María, escrita en mayo de 1923.
Y siguiendo a Jesús con su cruz, y alegremente amando a Cristo en la cruz, nuestro valeroso ciego de guerra supo esconderse tanto que fue el más pequeño de todos, y te parecía que sólo supiese decir: Ave María!
¡Ave María! En el coro; ¡Ave María! Por la colina que conduce a la gruta de San Alberto; siempre: Ave María! Y así adecuando su vida a la de Cristo, terminó sus días tempranamente. Era un ocaso y vino a morir. Quiso ser llevado a la primitiva pequeña capilla de Santa María; quiso ser extendido allí sobre la desnuda tierra, a los pies de las pinturas, bellísimas, de la Madre de Dios; cruzados los brazos, abrió los labios en una sonrisa luminosa. Evidentemente era la Virgen, celeste y piadosa, que desde el paraíso lo venía a llevar. Fray Ave María aparecía transfigurado. Él la llamó, la saludó también; su último respiro fue: Ave María!
Terminadas las exequias fue llevado al cementerio, a mano, por los cofrades entre lágrimas; al cementerio; allí, junto a la ermita, donde él transitaba y donde las hierbas y hasta las piedras florecían y los pájaros cantaban a su gloria. Pasaron los días y los eremitas de la Divina Providencia se reunieron a rezar sobre la tumba de Fray Ave María. Vinieron y vieron, ¡maravilla! Sobre la tumba del hermano, un lirio cándido abría el cáliz perfumado; y alrededor de la corona, en letras de oro, estaba escrito: Ave María! Quisieron arrancar la flor para llevarla a la Virgen, pero estaba fuerte; excavaron y vieron que las raíces estaban puestas en la boca de Fray Ave María y llegaban hasta el corazón.
Pero he aquí que, sobre sus cabezas, un aletear del viento y el pasar suave de una conocida voz que se elevaba al cielo, repitiendo: Ave María!
¡Ave María! ¡Gloria de una nueva aurora! El cielo estaba todo cubierto de estrellas y las estrellas que florecían en el cielo eran muchas, las dulces, queridas “Ave María”
3) Oración :
Virgen María, te agradecemos. Tú has escuchado la palabra de Dios y te convertiste en Madre de Dios
Ruega por nosotros, María
Has abrazado con todas las fuerzas y sin excitación la voluntad salvífica de Dios.
Ruega por nosotros, María
Tú fuiste consagrada totalmente a la persona y a la obra de tu Hijo. Ruega por nosotros, María.