Y ahora queremos soñar.
Soñar que Ella nos cubre con su manto azul.
Soñar con una comunidad parroquial llena de oratorios, que sean semillas de paz, ternura, encuentro e inclusión social.
Soñar con oratorios donde los niños, adolescentes y jóvenes también aprendan a conocer y amar a Jesús.
Soñar con que vamos a tener el coraje de enfrentar cada dificultad, sabiendo que esta obra ha sido de la Virgen desde el comienzo.
¡Ayúdanos Madre a soñar siempre!
Fuente P.Miguel Berriel

