Barranqueras vivirá este 30 de abril la Dedicación del Templo y Consagración del Altar del Santuario de la Parroquia Inmaculada Concepción en el Aniversario N°85 de su creación.
Bajo el lema: “Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar” Salmo 84, 5, el Santuario de la Parroquia Inmaculada Concepción festeja su creación con la Dedicación del Templo y Consagración del Altar, con una Solemne Misa presidida por Monseñor Ramón Alfredo Dus, Arzobispo de Resistencia, este sábado 30 de abril a las 20 horas,

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¿Qué se vivirá ese día?, ¿Por qué es tan importante para la comunidad?
Nuestro Arzobispo Ramón Alfredo Dus “dedicará” el Templo de nuestro Santuario y “consagrará” el Altar. Este evento ocurre una sola vez en la vida de una Comunidad y la fecha coincide con el 85º aniversario de la creación de nuestra Parroquia.
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¿Qué es la dedicación de una Iglesia?
Es la ceremonia con la que se consagra para siempre una Iglesia en honor a Dios, a su Hijo Jesucristo, y a la Santísima Virgen María. Cuando un templo es consagrado, queda destinado de manera exclusiva y permanente para la celebración del culto Divino.
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¿Qué nos dice la Sagrada Escritura?
“Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar” (Salmo 84, 5). La “Casa” del Señor es el Santuario, el templo donde los cristianos nos reunimos como hermanos para compartir nuestra fe, alimentarnos con la Palabra de Dios, celebrar la Eucaristía y los demás Sacramentos.
¿Qué Signos Litúrgicos importantes vamos a presenciar ese día?
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Reliquias de los Santos
Dentro del nuevo altar se colocan reliquias de algunos Santos, porque ellos están especialmente unidos a Cristo e interceden por todos los fieles. Serán introducidas reliquias de San Luis Orione, San Juan Bosco, Santa María Dominga Mazzarello y Santa Josefina Bakhita.
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Plegaria del Obispo
En nombre de toda la Comunidad, nuestro Arzobispo elevará una solemne plegaria pidiendo a Dios la gracia de que el Santuario sea siempre un lugar dedicado a la oración y a la celebración de los Sacramentos que nutren al Pueblo de Dios en su camino de fe.
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Unción del Altar y las paredes
Se derrama Santo Crisma sobre la superficie del nuevo altar y se ungen con ese mismo óleo las 4 cruces de las columnas del Santuario. Con ello se indica que el templo está dedicado de manera exclusiva y perpetua a la Celebración Eucarística y demás acciones litúrgicas.
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Iluminación del Santuario
Se encienden los cirios y las luces del templo, porque la luz de Cristo resucitado resplandece de manera especial en la Iglesia y en la vida de todos los bautizados, llamados a iluminar el mundo con el testimonio de su fe
En que consiste la dedicación del Templo y Altar del Santuario
El rito de la Dedicación de Iglesias y de Altares es una de las más solemnes acciones litúrgicas. El lugar donde la comunidad cristiana se reúne para escuchar la Palabra de Dios, rezar y, principalmente, para celebrar los sagrados misterios, y donde se reserva el Santísimo Sacramento de la Eucaristía, es imagen peculiar del templo espiritual edificado con piedras vivas.
La Dedicación de la Iglesia es un día de fiesta, que no puede pasar desapercibido, sino que debe marcar un hito importante en la vida eclesial. El rito sigue los pasos de los tres sacramentos de la iniciación cristiana, reforzando el simbolismo de la iglesia como representación de la comunidad y de cada uno de los fieles, templo del Espíritu Santo, que se reúnen en ella:
- La aspersión en recuerdo del Bautismo.
La aspersión: en clara analogía con el Bautismo en virtud del cual somos hijos de Dios, el altar y la iglesia son rociados con agua bendita. Mediante el canto de las letanías, la oración se dirige a Dios Padre y se pide intercesión de la Virgen María y de todos los santos. Se dice también una peculiar y solemne oración de dedicación, en la que se expresa la voluntad de dedicar para siempre la iglesia al Señor y se pide su bendición. Con esta oración comienza propiamente el rito de la dedicación. Símbolo de Cristo
- La unción del altar y de los muros de la iglesia, por la Confirmación.
Los ritos de la unción, incensación, revestimiento e iluminación del altar expresan con signos visibles algo de aquella invisible obra que realiza Dios por medio de la Iglesia, que celebra los sagrados misterios, sobre todo el de la Eucaristía. Por la unción del Crisma, el altar se convierte en símbolo de Cristo, que es y se llama por excelencia el “Ungido”, que ofreció en el altar de su cuerpo el sacrificio de su vida para la salvación de todos los hombres. Los muros, símbolo de los fieles como “piedras vivas”, son ungidos con el Santo Crisma, significando que se dedica la iglesia plena y perpetuamente para el culto cristiano. Se hacen doce unciones, según la tradición litúrgica, con las que se significa que la iglesia es una imagen de la santa ciudad de Jerusalén, cimentada sobre las columnas de los Apóstoles del Cordero. (Apoc. 21,14).
- La cremación del incienso sobre el altar, revestimiento e iluminación de éste, por la Eucaristía.
Se quema incienso sobre el altar para significar que el sacrificio de Cristo, que se perpetúa allí sacramentalmente, sube a Dios como suave perfume y también para expresar que las oraciones de las fieles, propiciatorias y agradecidas, llegan hasta el trono de Dios (Apoc. 8, 3-4). La incensación de la nave de la iglesia significa que por la dedicación se convierte en casa de oración; pero se inciensa primero al pueblo de Dios, que él es el templo vivo en el que cada uno de los fieles es un altar espiritual.
El revestimiento del altar
El revestimiento del altar con manteles blancos y su iluminación con cirios indica que el altar cristiano es para del sacrificio eucarístico y al mismo tiempo la mesa del Señor, alrededor de la cual los sacerdotes y los fieles celebran la Eucaristía, el memorial de la muerte y resurrección de Cristo y comen la Cena del Señor. Por eso el altar, como mesa del Banquete sacrificial, se viste y se adorna festivamente.
La iluminación del altar
La iluminación del altar, seguida de la iluminación de la iglesia, recuerda que Dios es “la luz para iluminar a las naciones” (Lc. 2,32), con cuya claridad resplandece la iglesia y por ella toda la familia humana.
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