Todo comenzó con un niño, Mario Ivaldi, que a pedido de un jovencito llamado Luis Orione, trajo a otros y reunidos en el Domo de la Catedral de Tortona, empezaron lo que después se convirtió en un oratorio, una escuela, un hogar y fue creciendo como las ramas de un árbol “una planta única con distintas ramas” de las que salieron sus ramas principales los FDP y luego las PHMC, y sus sub ramas, laicos, voluntarios, amigos, laicos consagrados ISO, laicos con un mayor compromiso MLO, todos llamados a dar vida al carisma del Fundador en las nuevas realidades sociales, culturales, económicas e históricas , ante este ejemplo viviente de caridad y amor al prójimo .
Todos sus actos nos hablan de valentía e ingenio, de diálogo con todos, del dinamismo de "hacer el bien siempre, el bien para todos, el mal nunca a nadie”, así vemos a un hombre de Dios. Un acto de fe guía y sostiene su compromiso de solidaridad y ayuda a los más débiles y desfavorecidos de la sociedad: son los favoritos de Dios: "Dios ama a todas sus criaturas, pero su Providencia no puede sino preferir a los pobres, a los afligidos, a los huérfanos, a los enfermos, El ojo de la Divina Providencia ; ya el Papa Pio X le había dicho: "Harás el signo de la cruz dos veces, y luego irás a Spalletti y te llevarás a los huérfanos" Don Orione lo resumió de esta manera: "debemos pasar de las obras de caridad a la caridad de las obras “sólo así nuestras obras de ayuda a la vida sean personales, familiares e institucionales podrán ser "faros de fe y civilización"". La Iglesia ha recibido el evangelio de la vida y es enviada a proclamar y hacer realidad esta vocación y misión, nosotros como orionitas no podemos ser indiferentes todos juntos debemos anunciar el Evangelio de la vida, celebrarlo y servirlo con diversas iniciativas.
Ante las realidades que se nos presentan en el cotidiano vivir, no podemos permanecer indiferentes como hombres, como cristianos como miembros de la familia Orionita, animados por el humanismo cristiano, que Don Orione vivió y transmitió como herencia preciosa. Debemos sentirnos desafiados por el Dios que ama la vida, el que nos impulsa a amarla y a promover como un servicio responsable, a defenderla con esperanza, a proclamar su valor y significado, especialmente a los más débiles e indefensos. Para el Orionita, el apostolado significa "dar con el pan del cuerpo, el bálsamo divino de la fe" o "llevar a los pequeños, a los pobres, al pueblo a la Iglesia y al Papa, para establecer “omnia en Christo,” y esto a través de las obras de caridad". El dolor, las miserias, los sufrimientos sanados, consolados, amados son un signo que manifiesta la presencia providente de Dios, que "creó al hombre para la vida" y quiere que sus hijos "tengan vida y la tengan en abundancia".
Debemos estar atentos a los signos de nuestros tiempos, ser dóciles al Espíritu, dejarnos moldear, ser fieles al llamado, salir del encierro, (acá estamos bien) ir al encuentro, escuchar, buscar dar soluciones, prontitud, acogida., anunciar y denunciar, cuando están en juego la dignidad de la persona, los derechos humanos, la paz, la vida por nacer, etc, la Iglesia con La Doctrina Social nos enseña a respetar la vida, a defenderla a anunciar y denunciar.
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