El retiro comenzó con una celebración en la que rememoramos nuestro bautismo y nuestra misión dentro de la Iglesia y, más específicamente, dentro de la Familia Orionita.
Las oraciones de las mañanas estuvieron a cargo de la comunidad mendocina, quienes a través de canciones, lecturas y power point nos acercaron a conocer un poco más la relación entre la oración y la fe.
La comunidad de Córdoba se encargó de preparar la Santa Misa por la Iglesia, en la cual nos invitaba a llenarnos de Dios aceptando que, por ser seres humanos, somos imperfectos.
Los tucumanos nos hicieron vivir un momento de reflexión y profundización del amor que Don Orione tenía hacia la Eucaristía, a través de una Adoración Eucarística invitándonos a descansar en los brazos de Jesús Eucaristía como tantas veces lo hizo nuestro Padre Fundador. Esta misma comunidad nos invitó a rezar por nuestra patria en una Celebración en la que se pedía por todos y cada uno de los que conformamos el país para que, a través de la fuerza que nos da el Espíritu, construyamos un país lleno de paz, amor y libertad.
La comunidad anfitriona, a través del Rosario Iluminado, nos ayudó a meditar los misterios luminosos del Santo Rosario con las palabras de Don Orione.
La misa de clausura de este Retiro se hizo en la parroquia “San Juan Evangelista”, en ella recordamos a nuestra Madre de Itatí, y pusimos bajo sus pies, a través de signos que nos identificaban como comunidad, nuestras vidas, para que las haga semejantes a la de ella. Luego compartimos el almuerzo en el Colegio Boneo; durante él la comunidad de Tucumán se ofreció para ser la anfitriona del Retiro el próximo año, la fecha sería el fin de semana largo de octubre.
Queremos agradecer a todas las comunidades que participaron de estos hermosos días de profundización y reflexión sobre la fe y el carisma, a los organizadores y al grupo juvenil de la parroquia de Rosario que se encargaron de todo el servicio
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