María,
Madre de Jesús y nuestra, nos señala
hoy su Inmaculado Corazón. Un corazón
que arde de amor divino, que rodeado de rosas
blancas nos muestra su pureza total y que atravesado
por una espada nos invita a vivir el sendero del
dolor-alegría.
CONSAGRACIÓN
"
Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser
como tu quieres que sea,
hacer lo que tu quieres que haga.
No temo, pues siempre estas conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano
en la tuya para que este siempre contigo."
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