Don Orione oyó hablar de un lejano país llamado Argentina,
durante sus tres años salesianos (1886-1888), que coinciden con los años de las
misiones salesianas en la Patagonia, comenzadas en 1875. Por eso eran tema de
conversación y de entusiasmos misioneros en las prédicas y “buenas noches” del
propio Don Bosco y de sus inmediatos colaboradores. De ahí la metáfora usada
por el Papa San Pío X, al encomendarle a Don Orione la atención pastoral de la
“Patagonia romana”, “fuori porta San Giovanni”, es decir, apenas fuera de las
murallas que rodean la Roma antigua y medieval.
En el prólogo del libro Don Orione Latinoamérica y
Argentina subraya Don Roberto Simionato: “Estoy en tierra orionita, me dije,
¡Don Orione estuvo aquí!” Esto provocó en mí: ¡qué ganas de conocer mejor lo
que encontró y vivió en Argentina!
¿Qué Argentina encontró Don Orione? El autor Nos dice: “vamos a mirar a Don
Orione en la Argentina de aquel tiempo, para comprendernos mejor a nosotros sus
hijos espirituales.
¿Qué Argentina encontró Don Orione?
Repasando la historia argentina desde el proceso de la
independencia hasta la llegada del Fundador, documentando las dificultades de
la Iglesia en adaptarse a la nueva realidad, hasta recomponer la relación con
el Estado. El Congreso Eucarístico Internacional (1934) fue un milagro de fe,
un tiempo de madurez para la Iglesia argentina que despertó al laicado que apoyó
el proyecto de caridad de Don Orione
¿Qué le aportó Argentina a Don Orione? Porque en los
años que estuve en la Curia General oí de algún anciano una afirmación que me
dejó pensando: “Don Orione volvió distinto de Argentina” (“de América”, decían
allá). Al P. Mugnai se lo escuché más de una vez; él era particularmente sensible
a este tema por sus 20 años en África, fundando la misión. Cuando le preguntaba
en qué volvió distinto, siempre tuve una respuesta imprecisa: “No sé… más distinguido,
nos hablaba de otro modo, más convencido, no sé… distinto”.
Si sus hijos pudieron intuir que Don Orione volvió
“distinto”, aún sin saber precisar bien en qué consistía eso, quiere decir que
fue muy fuerte lo que vivió el Fundador en Argentina. Y que las palabras
radiales de despedida: “Quiero decirles a
todos y asegurarles que en Argentina he encontrado para siempre mi segunda
patria y que con la ayuda de Dios volveré a ella, vivo o muerto, porque quiero que
mis cenizas descansen en el Pequeño Cottolengo argentino de Claypole”, no
las decía simplemente para quedar bien, sino que estaba narrando una honda
experiencia.
Nadie lo podía decir mejor que el Papa Francisco: “No hay
que guardar el carisma como una botella de agua destilada, hay que hacerlo fructificar
con coraje, confrontándolo con la realidad actual, con las culturas, con la
historia, como nos enseñan los grandes misioneros de nuestros institutos”.
1 El Papa nos marca el rumbo......El P. Enzo dio estos
primeros pasos. A nosotros nos toca seguir el camino.
Don Orione decía- Sabes, Sterpi, que desde que estaba
con Don Bosco, en Turín, siempre soñé con ser misionero, surcar los mares,
evangelizar pueblos, atravesar ríos y selvas; y ahora un ángel “negro” el
Obispo de Mariana, en el interior de ese inmenso país, Brasil, me llama a
salvar almas desde su lejana tierra.
Don Orione: “Si pudiera hacer pie en Buenos Aires, en
la desembocadura y en el corazón de Argentina” “En cuanto a ir a Argentina,
¡claro que sí! Claro que iría con mucho gusto, ya que me encuentro en Latinoamérica;
y yo ya te lo insinuaba en mi carta desde el buque, que le entregué al P. De
Marchi”. Y me haría feliz poder contarle a los nuestros y al Santo Padre que ha
sido Mons. Maurilio el que nos ha abierto las puertas de Argentina. (...) “Será
necesario que la Congregación haga los máximos esfuerzos, y se implante bien,
aquí en Brasil y en Argentina; yo no pienso moverme de aquí, si antes no echo al
menos los cimientos, (...) y las columnas principales que la Divina Providencia
quiere que se levanten en estas tierras, para salvación de esta pobre juventud,
y para el bien de la Iglesia”.
Don Orione si bien cumplió su sueño de surcar los
mares, también cambio la vida de la Iglesia en ese momento donde muchos no
querían comprometerse, quizás por falta de mano de obra o como en el Chaco por
el gran calor y las condiciones precarias de vida su pedido al Visitador: “Déjeme
aquí donde nadie quiere venir”. Oh Noble Nación Argentina que avanzas por los
caminos de tu fe, tan pura y tan serena como el celeste y blanco de tu bandera:
Nación Argentina que por los caminos del progreso y la civilización vas a la
cabeza de los pueblos, junto con las naciones más dignas y avanzadas del mundo;
tú, noble Argentina que has escrito la más hermosa página de libertad de las naciones
de América del Sur, escribe también otra página, una página en grandes letras
doradas, la del triunfo de la cruzada de amor, cruzada de caridad …”.
Fuente: extractos de “Don Orione, Latinoamérica y Argentina” Enzo Giustozzi . GEO
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