“...la casa que la Divina Providencia nos ha dado en Buenos Aires...”
En junio de 1935, Don Orione tomaba posesión una casa ubicada en el centro de la Ciudad de Buenos Aires, más específicamente en Carlos Pellegrini 1441. Allí, Don Orione vivió y puso la sede de la Pequeña Obra de la Divina Providencia en Sudamérica.“La capilla de esta Casa Central de Buenos Aires fue bendecida por S.E.R. el Sr. Nuncio Apostólico, que nos conforta con su paterna bondad (...)
Esta capilla es hermosa y muy devota; la casa y la capilla se deben a la gran generosidad de la noble Sra. Damasa Saavedra, que quiso pensar en todo, ofreció así casa y capilla con todos los muebles y decoración necesarios.
Celebre la primera misa en esta nueva casa el 28 de junio, fiesta del Sagrado Corazón, y sobre el altar preside la estatua del Sagrado Corazón”.
Con el tiempo, la Casa de Carlos Pellegrini se convirtió en un “lugar de peregrinación”, para obispos, sacerdotes, religiosos y laicos, ricos, pobres, desde simples amas de casa y obreros hasta grandes empresarios, políticos, militares, diplomáticos, etc; quienes iban a buscar una palabra, un consejo de Don Orione, presenciar su misa, confesar sus faltas, pedirle una bendición, oraciones, u ofrecerle alguna ayuda. “La capilla de esta Casa Central de Buenos Aires fue bendecida por S.E.R. el Sr. Nuncio Apostólico, que nos conforta con su paterna bondad (...)
Aunque desde sus inicios, la casa fue concebida con sede de gobierno, la misma recibió a los primeros residentes del Cottolengo de Claypole: “...El ofrecimiento tiene mucha importancia: permite a Don Orione establecerse en la ciudad (...) Y también le permite recoger a los primeros huéspedes del Pequeño Cottolengo, pues el edificio de Claypole se está levantando, pero aún no está techado. De este modo los primeros se ubican en la calle Carlos Pellegrini, tanto más cuanto que la casa tiene lugar suficiente para los comienzos (...) un ex-sacerdote; un muchacho sordomudo con la madre viuda y una hermana tuberculosa; un niño de nueve años, huérfano de padre y abandonado por la madre, con el brazo izquierdo inutilizado; una viejecita francesa, quizás protestante; un viejo italiano despedido de una clínica que se queja porque está inutilizado para cualquier trabajo y no tiene nadie en el mundo; un hombre de 46 años, con la mano sin dedos...
”Aquella vieja casa, tipo “chorizo”, continuo su actividad ininterrumpida de gobierno y gestión hasta que un triste 17 de marzo de 1992, la embajada de Israel sufrió un atentado terrorista que cobro la vida de 22 personas. Si bien, no hubo víctimas, su estructura fue gravemente dañada, y con mucho dolor, debió ser demolida.
El 13 de noviembre de 1996, al cumplirse el 75º aniversario de la llegada de Don Orione a la Argentina, la Casa Provincial reabrió sus puertas. Presidió la misa y bendijo la nueva capilla Mons. Mario Bergoglio, entonces obispo auxiliar de Buenos Aires, hoy el Papa Francisco.
La arquitectura, moderna pero muy sencilla, había cambiado el aspecto de aquella casa antigua y tan llena de historia, pero su espíritu de fe y caridad seguía intacto.
Hoy, la Casa Provincial sigue siendo sede de gobierno y administración, comunidad de fe y caridad, y lo más importante, lugar de encuentro con Don Orione.
A casi un mes de su apertura, el 25 de julio, el Mons. Copello, Arzobispo de Buenos Aires (quien aún no era cardenal) bendecía a los seis primeros asistidos del Pequeño Cottolengo de Claypole Argentino en dicha casa.
28 de junio: se celebra misa en la capilla de la casa de Pellegrini.
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