Recordar nuestros orígenes, es un volver a la fuente que
nos invita a renovar esa pasión orionita por hacer el bien. Y nos llama a
acercarnos a Don Orione, para conocer su corazón y comprender el sueño y la
misión que nos dejó. Entonces, ¿que sucedió luego de la respuesta del P.
Sterpi?
“Cuando llegó la respuesta, Don Orione ya estaba en
Argentina y escribía: «abriré aquí dos casas. En una hay 700 huérfanos... que
en marzo serán 1.000». Era la Colonia de Don Orione junto a su “hermano y
amigo” Don Sterpi
Los orionitas de hoy estamos llamados a estar en cada
lugar donde hace falta la caricia de la caridad que reconforta, comprende, da
la bienvenida; caricia que incluye y que camina al lado. Marcos Paz y la otra
casa era Victoria, que Don Orione ya había aceptado, con el programa de abrir
junto a la Iglesia, una casa de formación para las nuevas vocaciones: «En
Victoria abrimos la casa de formación para Argentina» escribirá” (ver libro
“Esperando contra toda esperanza, pág. 21).
Sí, eso pasó luego del pedido del P. Sterpi,
angustiado por las grandes necesidades en Italia. Don Orione llegó a la
Argentina y siguieron abriéndose casas y dándose nuevos pasos. Escuchemos al
mismo Don Orione, que en una de sus cartas nos comparte lo que sentía su
corazón:
“Carta inédita escrita desde Brasil, entre su 1ª y 2ª
estadía en Argentina y dirigida a Mons. Simón Grassi (Obispo de Tortona)
+ ¡Almas y Almas!
Mar de Espanha, 1º de enero de 1922
A mi querido y venerado Obispo y padre en Jesucristo (…).
Me estoy preparando para abrir la casa en San Pablo, y después, con la ayuda de
nuestro Señor, regresaré a la Argentina… cuatro o, como máximo, en cinco días
de mar y estaré allí. Son pasos que los míos en Italia no los comprenden, y
otros de allí junto con ellos tampoco los entienden, yo mismo no entiendo lo
que estoy haciendo y lo que me está sucediendo aquí. Trato de rezar, y rezo más
con el deseo y con el afecto del corazón, que como se reza normalmente. Luego,
cada tanto, levantó los ojos a Nuestro Señor o a alguna imagen de la Santísima
Virgen, y trato de desconfiar de mí y confiar en el Señor.
¡Veo y siento bien toda mi debilidad y de la pequeña
Congregación, pero si nos arrojamos en Dios y lo buscamos a Él y a las almas,
siento que Él no nos dejará postrados, sino que nos levantará en su corazón,
cuando verá que nosotros, para amarlo y servirlo, quedaremos reducidos hasta no
poder más! […]
Pero a su Excelencia, como Obispo y como padre de mi alma…
puedo decirle que algunas veces, después de haber rezado y de haberme
abandonado en los brazos de la Divina Providencia, siento como una mano que
parece conducirme… ¡me parece que es la Santísima Virgen que me conduce, con
amor, con amor, con amor!, que yo no sé cómo expresar. Y entonces tengo una
gran paz en mi que me consuela. […] Entonces diré que muchas cosas también yo
las entiendo poco, pero pienso que trabajo en el campo de la Divina
Providencia, y por cuenta de Ella, y trato de avanzar en el Señor… y así voy
adelante sin buscar otra cosa… […] ¡Y me
arrojo en Nuestro Señor Jesucristo crucificado, y deseo perderme en su corazón!
(Scritti 45, 176- 178 (en: Lanza, 39-40).
Esta carta es un tesoro para los orionitas, nos ayuda a
descubrir el significado de lo que celebraremos el año próximo. Entonces
brindaremos porque nuestro Padre se jugó por nosotros y se dejó conducir por la
Providencia, porque la Virgen lo trajo a nuestra casa.
Y celebraremos cómo Dios “dispone todo para el bien de
los que lo aman” (Rom 8, 28). Daremos gracias por el regalo maravilloso que
recibimos: el carisma de Don Orione. Un dar gracias que nos llama a
comprometernos y a entregarnos como Él nos enseñó:
“Me parece que nuestro Señor Jesucristo me está
llamando a un alto nivel de caridad, por lo que en algunas ocasiones el Señor
oprime mi corazón y entonces necesito que llore o ría de gran caridad y corra.
Es algo que no puede expresarse bien, pero es un fuego grande y suave que tiene
necesidad de extenderse y de encender toda la tierra” (Don Orione. Carta al P.
Carlos Perosi del 4 de abril de 1897. Scritti 115, 142 s., en: Lo Spirito di
Don Orione I, 27-28).
Ese llamado que él sentía, hoy se actualiza y resuena en
nuestros corazones: hace falta que nosotros demos ese paso de confianza y amor
hacia nuevas misiones, nuevos desafíos. Sabemos que no será fácil, pero la Providencia
y nuestra Madre nos siguen acompañando. Don Orione no descansa, sigue avivando
el fuego de la caridad en sus hijos.
Cada vez falta menos para que comencemos a celebrar
los 100 años de la llegada de Don Orione a la Argentina, en el marco de su
primer viaje a Latinoamérica. Es un buen momento para preguntarnos que llevó a
Don Orione a dar ese paso de amor, que solo un corazón misionero sabe dar.
Por Prof. Fernanda Coronel,
Grupo de Estudios Orionitas (GEO)
No hay comentarios:
Publicar un comentario