Nació en Florencia en 1515. En medio del paganismo que
imperaba en el ambiente renacentista romano, Felipe entrega todos sus haberes a
los pobres, mientras él ayuna a pan y agua. Pasa los días en obras de caridad,
y las noches en las catacumbas de San Sebastián, entregado a la oración y a la
penitencia. Alcanza altísima oración.
Sus éxtasis duran horas y a veces se le oye clamar:
¡Basta, Señor, basta! ¡Detén el torrente de tu amor! Ante esta vida angelical
poco podían hacer los asaltos del mal. Un par de mujerzuelas acechan un día
contra su castidad. Las pupilas de fuego del Santo las hacen huir asustadas.
Con todo, le gustaba rezar así: Señor, no te fíes de
mí. Señor, ten de tu mano a Felipe, que, si no, un día, como Judas, te
traicionará. Funda una cofradía para atender a pobres y peregrinos. Visita
cárceles y hospitales. Busca sobre todo a los niños y a los jóvenes. En 1551 se
ordena sacerdote por obediencia. Desea ir a las Indias, como Javier. El P.
Ghattino 1e dice de parte de Dios: Roma será tus Indias. Y por toda Roma
derrama sus caridades, sus fervores, su alegría contagiosa, la certeza de que
hay más alegría en la virtud que en el pecado. Es proverbial su don de
lágrimas, y de hacer milagros.
Se le atribuye haber resucitado al príncipe Paulo
Máximo, para que confesase un pecado. Un éxtasis le produjo la dilatación del
corazón y la deformación de dos costillas. Una se conserva en el Oratorio de
Nápoles. Todos los Papas y Príncipes acudían a él. Fue amigo de San Carlos, San
Ignacio, San Camilo y San Félix de Cantalicio. Su obra definitiva fue la
fundación del Oratorio, para instruir y entretener a niños y jóvenes. El
Oratorio influyó mucho a través del Cardenal Baronio y otros muchos. Murió
Felipe en 1595. Era la noche del Corpus y se fue a acabar la fiesta al cielo.
Sus restos descansan en la Chiesa Nuova de Roma.
Fue canonizado por Gregorio XV el 1622 junto con cuatro santos españoles.
palabrasde Don Orione escritas desde San Remo –Italia el 12 de marzo de 1940, último día de su vida)Pareciera
que el Señor nos quiere, en cierto sentido, siempre niños y siempre
alegres y serenos. Es así, al Señor se lo ama y se lo sirve en santa
alegría, y no en tristeza; por eso San Francisco de Sales no creía en la
santidad melancólica y triste, y solía decir: “Santo triste, triste
santo”.
San Francisco de Asís, no se conformaba con tener alegría,
sino que quería la perfecta alegría. Yo conocí a Don Bosco, que estaba
siempre alegre y de buen humor, hasta cuando le quitaron la misa. Y
Santa Teresa decía: “Nada te turbe”.
Nuestros hermanos, los santos
eran así, y así tenemos que esforzarnos, vencernos, y ser también
nosotros: siempre contentos y alegres en el Señor. ¿Y cómo podríamos no
estar llenos de santa alegría si el Señor está cerca de nosotros y en
nosotros?:
Y bien, hermanos, ¿cuándo vamos a empezar a ser
mejores?" frase con la que San Felipe Neri saludaba a sus amigos.
Otras frases: Según él, " las almas alegres
entran más facilmente en las vias del Espíritu "
¿Y cómo podríamos no estar llenos de santa alegría si
el Señor está cerca de nosotros y en nosotros?
‘Escrúpulos y melancolía, lejos de la casa mía’.
Seamos mejores por amor a Dios, Dios nos ama tanto que no tenemos otra opción que la de amarlo y amándolo amar a los demás; la santidad es resultado del amor, en la vida de los santos lo podemos ver, pidamos a nuestro Amado Señor que nos haga santos porque lo amamos. Así como lo amaba San Felipe Neri y llegó a realizar tantas obras de amor.
Hagamos nuestras actividades de cada día, en el lugar
en el que Dios nos ha puesto, con amor, la santidad es un llamado de Dios y
todos podemos ser santos, Dios nos quiere santos.
San Felipe Neri, llamado el Apóstol de Roma, fue el fundador de la Congregación del Oratorio, proyección de su personal espiritualidad y creación singular dentro de las distintas corrientes espirituales del Cinquecento italiano.
Fue canonizado por la Iglesia católica unos veintisiete años después de su muerte. Su festividad se celebra el 26 de mayo.
“Yo busco las almas”, repite. Todo lo demás es
relativo. Lo esencial es llegar a Cristo a través de las obras de bien. Enemigo
declarado de toda melancolía, desconfiado de las caras serias, siempre pronto a
sonreír. Espíritu jovial, a la manera de San Felipe Neri, Don Bosco, San José
Benito Cottolengo.
¡Sirvan al Señor con alegría! ‘Escrúpulos y melancolía, fuera de la casa mía’, decía San Felipe Neri.
a ser mejores?"
frase con la que San Felipe Neri saludaba a sus amigos.
que la de amarlo y amándolo amar a los
demás; la santidad es resultado del
amor, en la vida de los santos lo
podemos ver, pidamos a nuestro Amado Señor que nos haga santos porque lo
amamos. Así como lo amaba San Felipe
Neri y llegó a realizar tantas obras de amor.
día, en el lugar en el que Dios nos ha
puesto, con amor, la santidad es un llamado de Dios y todos podemos
ser santos, Dios nos quiere santos.
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