En nombre de la Divina Providencia, he abierto
los brazos y el corazón a los sanos y a los enfermos, de toda edad, de toda
religión, y de toda nacionalidad: a todos hubiera querido dar, junto con el pan
material, el divino bálsamo de la Fe, pero especialmente a nuestros hermanos
que más sufren y están abandonados. Tantas veces he sentido a Jesucristo cerca
de mí, tantas veces he entrevisto a Jesús en los más marginados y que más
sufren.
Esta Obra es tan querida al Señor que parecería
ser la Obra de Su Corazón; ella vive en el nombre, en el espíritu y la Fe de la
Divina Providencia: el Señor no me ha mandado a los ricos sino a los pobres, a
los más pobres, y al pueblo.
Hijos míos, a esto nos llama el Señor: ¿Seremos
hombres de poca Fe?
De la Fe nazca la vida!
El Reino de Dios no consiste en palabras sino
en el poder de la Fe y la caridad en Cristo.
Despojémonos de la vieja levadura, purifiquemos
nuestra vida, revistámonos de la armadura de la Fe, y seremos bendecidos más
que los hijos de Abrahán. Cuando fuimos bautizados en Cristo, fuimos revestidos
de Cristo: ahora todos somos hijos de Dios en Jesucristo, por la Fe. Y lo
mismos bienes que esperamos, es decir la Vida eterna, los esperamos por la Fe,
por la gracia del Espíritu Santo. Seamos, pues, fuertes en la Fe y
ejercitémosla con las obras de caridad. "Estote fortes in
Fide".
Palabras de seguridad y de ternura igualmente
divinas! Perseverantes en la oración, firmes en la Fe, pequeños y humildes a
los pies de la Santa Iglesia, Madre de nuestra Fe y de nuestras almas,
esperemos tranquilos y serenos la hora de Dios. El Señor, que con su mano ha
enjugado nuestras lágrimas, convertirá en gozo todas nuestras tristezas:
tengamos Fe! Fe grande, Fe benéfica, Fe inmortal que vives y creces a los pies
de la Iglesia de Jesucristo y floreces en la caridad.
por la inmensa caridad
que has infundido en el corazón
de San Luis Orione
y por habernos dado en El
al apóstol de la caridad,
al padre de los pobres,
al bienhechor de la humanidad
dolorida y desamparada.
el amor ardiente y generoso que San Luis Orione
ha mostrado hacia Ti, la Santísima Virgen María,
la Iglesia, el Papa y todos los afligidos.
concédenos la gracia que te pedimos
para experimentar tu Divina Providencia.
(pidamos confiadamente la gracia que deseamos alcanzar)
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