Luis
Alberto Miguel Hurtado Cruchaga, venerado por la Iglesia católica como
san Alberto Hurtado (Viña del Mar, 22 de enero de 1901-Santiago, 18 de
agosto de 1952), fue un abogado, legislador y jesuita chileno. Es
popularmente conocido por ser el fundador del Hogar de Cristo. Es
considerado el patrono de los trabajadores en Chile, de la Facultad de
Derecho de su casa de estudios (Pontificia Universidad Católica de
Chile), de la Federación de Estudiantes de Ingeniería Química de la UCA y
de la Pastoral Universitaria de Mendoza en Argentina.
Fue
beatificado por Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994 y posteriormente
canonizado por Benedicto XVI en la plaza de San Pedro (Ciudad del
Vaticano) el 23 de octubre de 2005, convirtiéndose en la segunda persona
nacida en Chile —tras santa Teresa de Los Andes— en ser elevada a los
altares.
Nació en el seno de una familia africana de origen vasco2 formada por sus padres, Alberto Hurtado Larraín y Ana Cruchaga Tocornal, y su hermano Miguel.3 Tras la muerte de su padre a manos de asaltantes, se trasladó junto a su familia a Santiago a la edad de cuatro años.
Gracias
a una beca, ingresó al Colegio San Ignacio dirigido por la Compañía de
Jesús en 1908. Inició su trabajo con los más pobres de la ciudad cuando
entró a trabajar en el patronato anexo a la Parroquia Nuestra Señora de
Andacollo.
Hurtado trabajó en la secretaría, la dirección de la biblioteca y la
caja de ahorro de los alumnos de la escuela y del Centro Obrero,4 además de en El Diario Ilustrado,
un conservador periódico santiaguino. En su conciencia social, jugó un
importante papel su director espiritual, el jesuita Fernando Vives
Solar, pionero en el tema de la responsabilidad social del católico.
En
1918 ingresó a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica
de Chile. En 1919 ingresó al Partido Conservador. Participó activamente
en política y fue nombrado prosecretario rentado del Partido Conservador
durante la elección presidencial de 1920 entre Arturo Alessandri y Luis
Barros Borgoño.5
Escribió su tesis de bachillerato en 1921 «Reglamentación del trabajo
de los niños». Elaborado en 1923, su tesis de licenciatura para optar al
título de abogado trató del «trabajo a domicilio», donde mostró la
situación y las malas condiciones en que las costureras efectuaban sus
labores.6
En 1920 ingresó al ejército en la llamada «Guerra de don Ladislao»,
ante la amenaza ficticia de un nuevo conflicto bélico con Perú. En 1923
se recibió de abogado. Sin embargo, su vocación religiosa
lo llevó a ingresar a la Compañía de Jesús el 14 de agosto de 1923. Su
instrucción la inició en el Noviciado de los jesuitas en Chillán; luego
recorrió Argentina, España y Bélgica. Fue ordenado sacerdote por el
cardenal primado de Bélgica, Jozef-Ernest Van Roey, en la ciudad de
Lovaina el 24 de agosto de 1933. Fue comisionado por el Ministerio de
Educación a que estudiara en Bélgica y Alemania, donde recibió el
doctorado en pedagogía el 10 de octubre de 1935. Regresó a Chile en
febrero de 1936.
Trabajo social
Grupo de jóvenes en un retiro con el padre Hurtado en Valparaíso (1937).
Cuando
volvió a Santiago, su trabajo se concentró en acercar la Iglesia a la
juventud y a los más pobres. Trabajó como profesor en el colegio San
Ignacio y en la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde también
contribuyó a la creación de la Facultad de Teología. El 9 de octubre de
1938, puso la primera piedra del Noviciado y la Casa de Ejercicios de
Marruecos, pueblo que en la actualidad lleva el nombre de Padre Hurtado
en su honor.
En
1941 fue nombrado asesor de la Acción católica juvenil de la
arquidiócesis de Santiago, cargo en el cual trabajaría con el obispo de
Talca, Monseñor Manuel Larraín Errázuriz,
quien fue compañero suyo en el San Ignacio. El dinamismo y entusiasmo
que le entregó a este grupo permitió que, en tres años, fuese ampliado
al resto del país y que sus integrantes aumentaran de 1500 a 12 000 y
sus centros, de 60 a 600.7
Sin embargo, la defensa de los derechos de los obreros, aun invocando
la Doctrina Social de la Iglesia y las encíclicas de los pontífices, lo
llevó a un conflicto con su amigo de juventud y obispo auxiliar de
Santiago, entonces transformado en su superior jerárquico, Monseñor Augusto Salinas Fuenzalida.
El obispo conminó a Hurtado a que renunciara a la asesoría de la Acción
católica. El «padre Hurtado», fiel al voto de obediencia, acató la
renuncia.
Su
defensa de los pobres y los trabajadores llevó a que los
sectores más acomodados y conservadores de la sociedad y de la Iglesia
lo apodaran de «cura rojo» o «cura comunista». Sin embargo, se cree que
Hurtado estuvo influenciado fuertemente por la Falange Nacional, la que
posteriormente se transformaría en el Partido Demócrata Cristiano de
Chile,
aunque el propio padre Hurtado desmintió cualquier vínculo con la
Falange. Lo cierto es que los líderes de este partido salieron de la
Acción católica, dirigida por Hurtado en aquella época
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