La denominación Pequeña Obra de la Divina
Providencia se ha de entender en un sentido colectivo, es decir que incluya a
los Hijos de la Divina Providencia (sacerdotes, hermanos, hermanos laicos,
eremitas), a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad (de vida activa,
Sacramentinas, Contemplativas de Jesús Crucificado), el Instituto Secular
Orionita y Laicos con sus variados títulos de pertenencia y reunidos en el
Movimiento Laical Orionita. Mirando los inicios de la Pequeña Obra, ¿qué
conclusiones se pudiesen sacar? Hay una carta de Don Orione a Don Sterpi, ya
citada, que nos ayuda a entender cuál fue su intencionalidad acerca de la Obra
de la Divina Providencia: “Mira que a Don Luigi (29) le he leído la finalidad
de la Compañía, explicándole que ésta sería la compañía esencial, que ha de
"tener en mano" todas las demás familias religiosas, que constituyen
la Obra de la Divina Providencia: eremitas trabajadores, adoradores, damas,
colegios, hermanas, curas, etc.” (30). Por tanto, en una primera intención Don
Orione concibió y se puso a realizar el diseño de una Obra de la Divina
Providencia formada por varios componentes religiosos y laicos, llevados en
unidad por la Compañía del Papa. Sin embargo, de hecho, renunció a que fuese
aprobada la Compañía del Papa y ya no la nombrará más. Dejó también el proyecto
de una Obra de la Divina Providencia que comprendiese orgánicamente a las
distintas “Familias religiosas”. ¿Cómo se explica esto?
No hay propiamente ningún documento que responda a
esta cuestión. Indirectamente, se deduce que cuando Don Orione se dirige al
Obispo para la aprobación del primer componente, la Compañía del Papa, pensaba
en el “núcleo esencial” de la Obra de la Divina Providencia, y vio enseguida
las dificultades de la comprensión del proyecto y su viabilidad canónica.
Después de haber intentado explicarse, Don Orione renunció al diseño tal y como
lo había concebido. Para el Derecho Canónico cada instituto aprobado goza de
autonomía jurídica y los lazos con otros Institutos autónomos sólo pueden ser
de carácter espiritual o moral, pero no orgánicos o de gobierno. Una Compañía
del Papa compuesta sólo por sacerdotes no hubiese podido interferir sobre los
eremitas o los hermanos, constituidos en institutos igualmente, y menos aún en
el futuro sobre las hermanas. Estando así las cosas, Don Orione se dedicó a
constituir en unidad orgánica al menos los componentes masculinos de la rama de
los religiosos.
Cuando el 21 de marzo de 1903 llegó el reconocimiento
canónico diocesano de la Obra de la Divina Providencia, ésta comprendía sólo a
los religiosos “distinguidos en dos clases, la de los laicos y la de los
sacerdotes” (31) y también la de los laicos que “hubieran deseado hacer los
votos, se se les hubiera concedido” (32).
A partir de aquí, Don Orione no volvió a hablar ya del
proyecto de Pequeña Obra de la Divina Providencia en sentido colectivo, tanto
más cuando a finales de 1915 (año de fundación de las Pequeñas Hermanas
Misioneras de la Caridad) existían sólo los Hijos de la Divina Providencia y
por tanto la Pequeña Obra se identificaba del todo con ellos. Jurídicamente, el
nombre de la institución quedó fijado Pequeña Obra de la Divina Providencia y
el de los miembros Hijos de la Divina Providencia.
Don Orione, también después de la fundación de la rama
religiosa femenina de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad (29 de
junio de 1915), se consideró como el Padre único y única consideró la entera
Obra originada por el mismo carisma. Una de las imágenes a la que recurre para
expresar de modo vital tal unidad fue la de única planta con muchas ramas: en
1922 presentó al obispo Silverio Pimenta la intención de constituir en Brasil
“dos ramas de la Congregación de la Divina Providencia… alimentándose del
espíritu y de la vida de la ya existente Congregación de la Divina Providencia,
como ramas de una misma planta”; constituidas en 1927 las Hermanas de la Virgen
de la Guarda, que define como “una rama de la Pequeña Obra de la Divina
Providencia”; varias veces dice que “las Hermanas son una rama de la Obra”
(33). Es interesante venir a saber que Don Orione consideró “parte integral de
la Pequeña Obra de la Divina Providencia” (34) también a algunos laicos y
bienhechores particularmente implicados, como por ejemplo el matrimonio Eugenio
y Thea Beaud.
Con el correr del tiempo y las circunstancias, la
familia orionita se desarrolló, de hecho, en el sentido concebido por Don
Orione inicialmente. Después de los Hijos de la Divina Providencia (sacerdotes,
hermanos coadjutores y hermanos eremitas), fueron constituidas en 1915 las
Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad (hermanas de vida activa, las
Sacramentinas adoradoras [1927] no videntes y – hoc erat in votis – las
Contemplativas de Jesús Crucificado [1990]). Don Orione además dio impulso y
formación a laicos que compartían el mismo espíritu de la Pequeña Obra; se
trataba de personas individuales pero también algunas en agregaciones como las
Damas de la Divina Providencia (1899), los Agregados de los que se habla en las
Constituciones de 1904 (35), los Ex alumnos (1934) y los Amigos (1940).
Sucesivamente, fue constituido el Instituto Secular Orionita (1959), mientras
los laicos, orionitas con varios títulos, están hoy coordinados en el
Movimiento Laical OrionIta (1997).
El tema de retomar el nombre colectivo, según las
primeras intenciones de Don Orione, se ha vuelto a proponer sólo en el último
decenio, juntamente con el tema de la unidad orgánica, ideal y práctica, de la
Familia Orionista. Por ejemplo, en la Moción n.11 del Capítulo General de los
Hijos de la Divina Providencia (1992) y de las Pequeñas Hermanas Misioneras de
la Caridad (1993), se dice: “Con vistas a una clara y fuerte presencia
orionista en la Iglesia – pueblo de Dio, se advierte la exigencia de una mayor
unidad y recíproco enriquecimiento carismático entre los diversos componentes
de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. Para este fin se propone
constituir una forma estable de relación y de diálogo entre los Hijos de la
Divina Providencia (y ramificaciones) – las Pequeñas Hermanas Misioneras de la
Caridad (y ramificaciones) y los laicos (varias categorías)” (36) ¡Esto es lo
que propiamente quería realizar Don Orione en los comienzos! (37)
La denominación en sentido colectivo ha empezado a ser
usada oralmente y en algunos textos escritos, como por ejemplo en la “Carta de
comunión” (38). Probablemente a la hora de retomar este término haya influido
también el crecimiento del componente laical en la Familia Orionita que en el
último decenio, ha visto el nacimiento del Movimiento Laical Orionita. Si en
las relaciones bilaterales de las dos congregaciones religiosas orionitas no
se había advertido la exigencia de un nombre colectivo común, si que se ha
visto esa necesidad al crecer el componente laical que se siente “de familia”.
Estas son notas de la historia. Al igual que la
historia hizo renunciar a Don Orione mismo del uso colectivo del nombre
inicial, pudiera ser que la misma historia, ahora, en los cambios de las
condiciones, haga posible retomar el término Pequeña Obra de la Divina
Providencia para indicar el conjunto de toda la Familia Orionita. Como quiera
que sea, se tratará de evitar el uso en contextos oficiales o jurídicos,
porque, desde 1903, ese nombre indica sólo a los Hijos de la Divina
Providencia.
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