Venerado Padre:
"Dios
le recompense su bondad. Las palabras de aliento que usted y las almas que en
usted abrevan son inestimablemente preciosas en el camino. ¡Tengo tanta sed de
Cristo, Padre mío, y la vida terrena me detiene demasiado por mis debilidades,
mis
vilezas, mi pobreza! Soy feliz de pensar que vendrá
pronto al Véneto; me resulta imposible escribir todo lo que vive en mí; me hace
tanto bien poder hablar, apoyándome en Dios a través suyo, de tantas cosas de
mi alma, anhelante de Dios. Sí, Padre, el dolor me visitó, pero Dios no me
quitó a mi madre que continúabien, en su lecho, admirable en su santa
serenidad. Mi alma hermana, el alma del alma mía, la amiga que conoció en Roma
conmigo, se ha dormido, en la paz de Dios, el 17 de noviembre de 1918. Luto no
familiar sino del alma; pero ¡oh! no, no luto - dolor, ni tampoco dolor. Mi
dilecta amiga partió irradiando tanta felicidad que asombró incluso al
sacerdote que estuvo con ella en sus últimas horas terrenales. Feliz, feliz,
feliz de
ella. Y yo..., yo feliz con ella. ¡Oh, qué bueno es el
Señor! ¡Qué dulce es descansar en él! ¡Cómo se toca el cielo cuando nos
sentimos envueltos en Su mirada que quema, en aquel instante, nuestra pobre
humanidad! Pero son instantes y después, después.
Oh padre, ayúdeme con su oración y regáleme una
visita. Oh, sí, nos ayudaremos. Piense que ahora tenemos una hermosa casa en el
campo que hospeda a 75 niños y no disponemos de capitales pero confiamos tanto
en la Providencia...".
Don Orione era
confidente de la familia Fagazzaro y más aún de María hija del ilustre escritor,
y mantuvo con él una correspondencia que se prolongó con proyectos acordes a
Don Orione
El 3 de
marzo de 1915, había solicitado por telegrama una cita con Don Orione, para
hablarle de su proyecto para los huérfanos; en el revés del telegrama, Don
Orione redactó el esbozo de su respuesta: "Estoy en manos del Señor y de
mis huerfanitos. Después del ocho estaré aquí pero hasta cuándo, no lo
sé...".
Don Orione
y la hija de Fogazzaro se encontraron y hablaron de los niños y también de las
cosas del alma. María había perdido al padre en 1911; en tal circunstancia, Don
Orione había tenido un primer contacto con la familia Fogazzaro, pues la hermana
del escritor lo llamó junto al lecho del moribundo.
"Iré, pero luego de pasar por Roma",
respondió, y Fogazzaro murió en paz antes del encuentro. "Pobre Fogazzaro,
era un buen cristiano", dijo Pío X al cardenal Agliardi, comentando la
desaparición del escritor.
Desde
Vicenza, el domingo de Ramos de 1915, María escribió a Don orione una carta en
que hablaba de la obra que se proponía organizar para los huérfanos, revelando,
además, el profundo acercamiento que se había producido entre ellos:
"¡Cuántas veces mi pobre alma se dirigió a la suya para alcanzar fe
y coraje! No puedo expresarle mi gratitud - bendigo al Señor por haberme dado
un consuelo espiritual tan profundo al encontrar su alma y su caridad - y,
cuando me siento débil para caminar de acuerdo con la voluntad del Señor, busco
ayuda en la luz que usted me envía. Dios lo bendiga y bendiga a todos los que
están cerca y los que están lejos, quienes deberemo convertirnos en uno con El.
"Aún
no recibí respuesta de los diversos comités y algunas dificultades burocráticas
se vislumbran en el horizonte. Cuando me siento desalentada recuerdo su fe
firme y retomo coraje: dejo todo en las manos del Señor. El ve y sabe que la
obra debe
iniciarse, si no es esa su voluntad y las ayudas financieras
no llegan, esperaremos la hora en que El lo desee.
"Le
ruego rece por mí; pida al Señor me haga buena. ¡tengo tanta necesidad de la
ayuda divina, tanta sed de aproximarme siempre más a Dios!
"Bendígame, Don Orione, y bendiga a cuantos amo. Mis saludos a
todos sus muchachos, a quienes no conozco pero que sonalmas queridas para
mí".
|p5 La correspondencia entre Don Orione y María
Fogazzaro no cesó cuando el sacerdote dejó Avezzano, sino que continuó durante
años, en especial como apertura del alma de María: sus cartas la muestran como
un espíritu vivo, brillante, temeroso y auténticamente enamorado de Dios:
fuente Vida de Don Orione
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