Gaetano Piccinini, de Avezzano (L'Aquila), murió en Roma el 29 de mayo de 1972, a la edad de 68 años, 51 de profesión y 44 del sacerdocio. Está enterrado en la Iglesia del Instituto Don Orione en Avezzano.
En un libro de Aldo Buoncristiano (Roma 1918 – 2006), en las primeras páginas se habla de la Obra Don Orione y más específicamente de Don Gaetano Piccinini y de la colaboración entre ambos. Poco después de haber iniciado su encargo, Buoncristiano fue asignado, temporalmente, a la Prefectura de Roma, y en la tardía primavera de 1944, se le pidió que se ocupara de “una cierta entidad gestionada por un tal Don Valentín, que instalada entre dos palacios desde el de la juventud del Littorio hasta Monte Mario (Roma), asistía a cerca de 400 niños "a los desbandados" por la guerra”. Corrían además voces de que los niños eran maltratados. Buoncristiano se fue a Monte Mario “en bicicleta” y no recibió una buena acogida por parte de Don Valentín: le ofreció su colaboración para encontrar una solución adecuada para todos esos muchachos, pero a la mañana siguiente Don Valentín “cargó todos sus víveres en un pequeño camión y huyó hacia el norte llevando consigo a cinco niños y sus sirvientes”. Cuando Buoncristiano llegó aquella mañana a Monte Mario encontró a los muchachos en el patio, desperdigados y asustados. ¿Qué hacer? “Me acordé que había conocido al padre Don Piccinini que dirigía la Obra Don Orione (en Roma). El hombre que me había fascinado con su carisma. Pensé que podría ayudarme.
Telefoneé a la Obra Don Orione y pregunté por el Padre. Dije que era un funcionario de la prefectura y que debía exponerle el urgentísimo caso de 400 niños abandonados. Respondió que fuese rápido donde él estaba y así lo hice. Le expuse la situación. Don Piccinini decidió intervenir inmediatamente. Hizo cargar sobre un auto los primeros víveres (para la comida de esa mañana) y con dos asistentes se fue a Monte Mario. Habló a los muchachos que fueron tranquilizados por aquella voz”.Buoncristiano fue encargado de ocuparse de la “ciudad subterránea” del Soratte, junto a San Oreste y de la zona circundante. el asilo de San Oreste, gestionado por las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, las monjas de Don Orione. Ellas habían asumido el asilo municipal de San Oreste en 1927 y además de los niños se dedicaban también a la obra social y educativa a favor de la juventud femenina del pueblo, mediante el taller de cosido y bordado, el oratorio festivo y otras actividades.a las que tuvo que quitar el estipendio“Adoptada la medida, Don Piccinini telefoneó y vino a San Oreste. No podía entender que yo le dijera que no, mientras que él el año anterior había acogido mi propuesta sin pizca de dudaBuoncristiano: “Sentía con mucha fuerza entonces – y aún hoy lo siento – la amargura de no haber podido acoger algún reclamo de Don Piccinini”.
“Desde aquel día – prosigue Buoncristiano – mi presencia ya no fue necesaria en Monte Mario. Seguidamente mi testimonio fue esencial para que la Obra de Don Orione se instalase definitivamente en los palacios de la ex Gil, en los que durante cincuenta años ha desplegado su benéfica actividad”.
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