HOY RECORDAMOS AL PADRE MARIO CABRI, QUIÉN FUE
RELIGIOSO EN BARRANQUERAS.
NOS CUENTA EL PADRE FACUNDO MELA:
P. Mario Cabri: un corazón generoso y
disponible
Permanece grabada en mi memoria la frase que
escuché el 30 de Julio de 2006, al terminar de almorzar en el Hogar Sacerdotal
del Cottolengo de Claypole: “el P. Cabri acaba de partir a la casa del Padre”.
Todos sabíamos que el P. Cabri estaba delicado de salud, pero la noticia nos
golpeo a todos, pues moría un hombre de Dios, un patriarca…
Con el
correr de los días, comenzaron a llegar recuerdos, muestras de afectos y
anécdotas sobre el querido P. Mario Cabri.
“Para los jóvenes religiosos que no hemos
alcanzado a conocer a Don Orione la imagen de ‘Don Mario’ se nos aparece, sin
duda, como la más cercana a nuestro padre fundador”. Con estas palabras definía
el P. Aníbal Quevedo la figura del P. Mario Cabri en un mensaje escrito en la
página web de la Congregación.
Mons. Rubén Di Monte, arzobispo de
Mercedes-Luján, recordaba al P. Cabri con estas palabras: “San Luís Orione
tiene que ver mucho con este Arzobispo y con Mercedes-Luján. Cuando Monseñor
Serafini concretó el sueño de un Seminario, lo comenzó en el hogar Torello.
Allí funcionó el primer año del futuro Seminario Pío XII. Uno de los primeros
confesores que tuvimos, quienes lo elegimos, fue el P. Mario Cabri que murió,
hace muy poco a los 92 años. Sacerdotes que vinieron en aquellos años muy
sacrificados y generosos”.
Don
Orione le pidió que venga a América dado algunos problemas y la “necesidad de
hijos dignos…”:
“Querido Cabri, siempre encontré en ti un
corazón muy generoso y disponible, por esto, luego de haber rezado, vengo a
pedirte un grande y generoso sacrificio.
La Congregación tiene la necesidad que tí, por
algún año, permanecieras en América, donde tengo urgente necesidad de hijos
dignos de confianza y de religiosos no solo de nombre, sino de hechos (…)
Mándame, una buena palabra donde sienta toda tu generosidad de tu corazón de
buen religioso”.
La idea original de Don Orione era que el P.
Cabri, entonces un joven sacerdote, venga por dos o tres años y luego volviese
a Italia a terminar su doctorado en la Universidad Gregoriana, dos años que se
transformarán en 66 años de entrega generosa en nuestro país.
Su ejemplo misionero labraría los corazones de
muchos jóvenes y religiosos.
Para quienes tuvimos la dicha de participar en
la ordenación sacerdotal del P. Mariano Zapico, misionero en la India,
permanece imborrable la imagen del P. Cabri caminando lentamente hacia Mariano,
para imponerle las manos y luego darle el saludo de la paz… en ese momento
todos sentimos que le pasaba el espíritu misionero, como diciendo: “ahora es tu
turno, seguí mi legado”.
A fines
de los años noventa, se discutía mucho dentro de la Congregación acerca del uso
de los teléfonos celulares, los cuales no estaban tan difundidos como ahora. Se
buscaba de discernir su utilidad, si eran un signo de status o no, si convenía
que fuese personal o comunitario, etc., etc.; en síntesis, la discusión era si
éstos iban contra el espíritu de la pobreza o no, y si eran necesarios o
superfluos.
En una reunión de comunidad, mientras se
esgrimían diferentes argumentos a favor y en contra del uso de los teléfonos
celulares, el P. Cabri, compartió con gran sencillez lo que pensaba: “Don
Orione uso el teléfono, el disco, la radio, el coche, el avión, y hoy usaría el
celular”. Una respuesta que dejo atónitos a quienes estaban presentes en esa
reunión, por la simplicidad y sabiduría de la misma.
Durante
mi tirocinio en Claypole, mientras hablábamos de las cartas de Don Orione, el
P. Cabri nos dijo que era muy importante leerlas para conocer lo que pasaba por
el corazón del Fundador. Nos decía que a pesar de haber conocido personalmente
a Don Orione, leyendo sus cartas descubría cosas nuevas del pensamiento y los
sentimientos del Fundador. “Nosotros éramos jóvenes, y había cosas que Don
Orione no nos decía. Leyendo sus cartas descubro muchos de sus sufrimientos y
problemas que vivió, cosas que nosotros en aquel tiempo no sabíamos, ni nos
dábamos cuenta”.
Por último, recuerdo que cuando éramos
seminaristas, estabamos mirando algunas imágenes de Don Orione y el P. Cabri se
nos acercó, miro las estampas y nos dijo: “Este es Don Orione, siempre
sonriendo”.
Gracias,
P. Cabri por reflejarnos la imagen de Don Orione y por ser “un corazón muy
generoso y disponible”.
P. Facundo Mela fdp
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