Antonio Lanza nació en Mestrino (Padua, Italia), el 12 de noviembre de 1918.
El mismo P. Antonio recuerda emocionado su primer encuentro con Don Orione, el 7 de diciembre de 1931, cuando el Fundador visitó las casas de la región del Véneto.
Quedó fascinado de su personalidad y de su mirada. Desde esos días, su vida fue toda para el Señor, con Don Orione, de quien recibió el santo hábito en Tortona, el 29 de agosto de 1932.
Hizo el noviciado en 1935, con el P. Julio Cremaschi. Profesó sus primeros votos en manos del venerable P. Carlos Sterpi. Fue ordenado sacerdote el 18 de septiembre de 1943.
Estudió teología en la Universidad Gregoriana (Roma). Luego se graduó en letras, en la Universidad de Turín (1951). Fue docente en Villa Moffa de Bra (1946-1952). Enseñó en el Instituto “San Filippo” de Roma (1952-1959), en el Instituto “Dante” de Tortona (1959-1964) y en el Instituto “San Giorgio” de Novi Ligure (1964-1969). En estos tres centros de estudios se desempeñó también como Rector.
Participó del IVº al VIIIº Capítulo General de la Congregación. En el año 1969 pasó a la Curia General (Roma), como Consejero General, Secretario y Procurador, hasta 1981.
Luego se desempeñó como archivista, dedicándose a los escritos y al estudio de Don Orione. Escribió numerosos
artículos e investigaciones sobre diversos aspectos de la espiritualidad y misión del Fundador. Se caracterizó por su admirable constancia en la formación de los novicios, seminaristas y religiosas en formación. Por razones de salud, a partir del 2004 residió en la Comunidad de Monte Mario (Roma).
Murió allí, el 18 de agosto de 2012, a 93 años de edad, 77 años de Profesión Religiosa y 68 años de Sacerdocio.
Transmitir a Don Orione fue su interés principal a lo largo de toda su vida. Muy valioso para todos es y será su aporte, de manera especial, por el gran trabajo de reordenamiento, catalogación y estudio de los escritos de Don Orione.
El P. Lanza, si bien tuvo contacto personal con Don Orione, afirmaba que lo había conocido mejor estudiándolo. Él nos recuerda hoy que, aunque estemos lejanos de los heroicos “tiempos de Don Orione”, no nos encontramos en desventaja.
* Cf. Piccola Opera della Divina Provvidenza, Atti e Comunicazioni della
Curia Generale (Don Orione), 238 (2012), 178-179.
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