Hoy 20 de mayo el Cottolengo de Itatí, cumple 56 años de su apertura.
En el año 1950 se bendijo la piedra fundamental y en junio de 1965 empezaron los trabajos de cimiento y
ABRIÓ SUS PUERTAS EL 20 DE MAYO DE 1968.
Bajo la protección de la Madre de Dios, el Pequeño
Cottolengo de Itatí ha venido señalando desde su fundación, el 20 de mayo de
1968, importantes progresos en el beneficio de los desamparados que franquean
sus puertas, siempre abiertas.
Se encuentra en la manzana adyacente a la plaza, con su
acceso por la calle Obispo Niella, pero el edificio ocupa además todo el frente
de la avenida 25 de Mayo y un sector de la calle Roque González de Santa Cruz.
En el año 1950 fue bendecida la piedra fundamental del
edificio. Cristalizaba así un ferviente anhelo de la Pequeña Obra de la Divina
Providencia, de hacer surgir en la inmediata vecindad del Santuario de la
Santísima Virgen de Itatí, una obra de gran contenido social que se ocupara de
atender y brindar fraternal asilo a los pobres y enfermos más desamparados de
esta zona de nuestro territorio.
Larga pero sin desfallecimientos, fue la espera soportada
hasta que la obra comenzó a tener visos de realidad. Fue en el mes de junio de
1965, cuando se inició la construcción de los cimientos del edificio.
Fue inaugurado el 20 de mayo de 1968, para recibir con amor
a los primeros necesitados.
Desde su fundación, la Institución ha hecho importantes
progresos en beneficios de los desamparados que franquean sus puertas, siempre
abiertas.
El 22 de mayo de 1984 se fundó el Instituto Especial “Don
Orione”, por iniciativa del padre Carlos Mora, siendo su primera directora la
señora Graciela Roch de Genghammer.
AL SERVICIO DE LOS POBRES Y DESAMPARADOS
La imagen de Nuestra señora de Itatí sobre la cúpula del
Santuario puede ser vista desde el patio interior del Pequeño Cottolengo Don
Orione, dándoles la razón a aquella sentencia de nuestro “Martín Fierro” cuando
dice que “quien a buen árbol se arrima, buena sombra cobija”.
Bajo la protección de la Madre de Dios, la obra del
Cottolengo de Itatí significa para quienes trasponen sus puertas siempre
abiertas, la posibilidad de recibir amor y atención para alcanzar el máximo de
progreso como personas, como hijos del Padre de la Vida.
En su obra diaria, el Cottolengo atiende a una comunidad de
residentes –hombres y mujeres- con discapacidades que van desde el retraso
mental de grado moderado hasta aquellas más severas que implican trastornos en
el desarrollo de la personalidad con problemas motrices y sensoriales.
En su mayor parte se trata de personas abandonadas o
provenientes de familias con escasos recursos económicos.
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